“Otro mundo es posible si somos capaces de animar una nueva solidaridad, sin exclusiones, que incluya a todos bajo la común bandera de salvar la vida y la libertad”. (* Fragmentos de las palabras del presidente de la Asamblea Nacional del Poder Popular, Ricardo Alarcón, en la presentación del libro Propagandas Silenciosas, efectuado en el Teatro Carlos Marx el 10 de febrero del 2002.)

Tuve el privilegio de recibir un ejemplar de manos de Ignacio Ramonet, editado de manera especial para el IV Congreso de la Federación Latinoamericana de Periodista -FELAP, en el marco del Encuentro Iberoamericano de Jefes de Estados y de Gobiernos celebrado en 1999 en la Habana. La Propaganda Silenciosa, libro magnífico puesto a circular tres años después en Cuba y Prologado por Ricardo Alarcón.

“Persuasiones Clandestinas”, es uno de los grandes temas abordado por Ignacio Ramonet, en este texto, del cual voy citar el siguiente fragmento, dice: “De ahí la importancia de la persuasión clandestina y de la propaganda secreta, ya que a largo plazo para cualquier imperio que desee perdurar el gran desafío reside en domesticar las almas, hacerlas dóciles y luego esclavizarlas(pag.11)”. El imperio danilista de la mentira se ha sostenido a lo largo y ancho de este debate de ley de partidos y de régimen electoral en estos tres pilares de fuerzas necrófilas: domesticar, adocenar y esclavizar. Los reformistas han sido domesticados en un chantaje de legitimidad muy bien montado, los PRD migueletos, adocenados en categorías de zombis, hundidos en un nivel de mediocridad e imbecilidad lastimoso y deplorable. Y los congresistas tránsfugas, aquellos cuyo norte es la desvergüenza y el negocio indignantes, son esclavizados por aquel viejo axioma de que “todo deudor es esclavo de su acreedor (proverbios 22:7)”

Esta instrumentalización del espíritu de independencia con que se ha subyugado senadores y diputados, a la hora de asumir su obligación y responsabilidad de sostener con sus acciones e integridad moral el compromiso contraído de ser leales a quienes le eligieron y representan, ha sido destruido y humillado en el Congreso de la República Dominicana. Todo el espectáculo de zigzagueo, extensión de legislatura y falsedad de un hipotético consenso nacido de la fuerza irracional anarquista del danilismo en la llamada comisión especial de la Cámara de Diputados, no hace más que asestar un golpe a la verdadera democracia y la convivencia civilizada de cualquier sociedad y, en particular a la dominicana.  Es una falsía pretender probar con los números extorsionados alcanzados el pasado jueves y viernes, mayoría. No tienen mayoría, tienen la fuerza corrompida que da el poder para imponer un número y un propósito avasallante inconstitucional, antijurídico y por demás, nada democrático.

Simone Weil, la filósofa francesa, amante de la vida, definía la fuerza de la siguiente manera: “Como la capacidad de convertir un hombre en cadáver, la capacidad de privarlo de su libertad o   humillarlo. Para él (el necrófilo amante de la fuerza), continúa diciendo Simone, la mayor hazaña del hombre no es dar vida, sino destruirla; el uso de la fuerza no es una acción transitoria que le imponen las circunstancias, es un modo de vida (El corazón del Hombre, Erich Fromm, pag39)”

Más allá de Odebrecht, del asesinato de Juniol Ramírez, de la OMSA, del fraude en el Concurso del Ministerio Público y la PGR, de las relaciones con China y la ruptura con Taiwán, de Punta Catalina y la Marcha Verde, de la traición que dice Nicolás Maduro o el fracaso del Plan Migratorio, hay más allá.

Edith Febles, Ricardo Nieves  y Altagracia Salazar son víctimas de ese más allá de la perpetuidad danilista. También lo son empresarios, políticos, intelectuales; pero, no se pueden ignorar y dejar de lado, además, aquellas plumas del periodismo de opinión silenciadas por el ostracismo mediático. No podemos dejar sin citar otras víctimas, los olvidados críticos de las academias tachados y desacreditados; hasta allí llega, también, el brazo largo de la reelección y el danilismo, para dañar personas y cortar carreras.

Y lo serán, también, victimas del más allá danilistas todas aquellas personas   que hacen uso de un derecho esencial del hombre, que cito a continuación para concluir este trabajo, tomado del libro de Erich Fromm “el Corazón del Hombre: “La libertad no es otra cosa que la capacidad para seguir la voz de la razón, de la salud, del bienestar, de la conciencia, contra las voces de las pasiones”.