El ejercicio de la libertad de elegir es un derecho de naturaleza transversal y aplica al universo de los productos ofertados en el mercado, sean estos tangibles o intangibles. En esta última categoría se enmarca la música y una amplia variedad de bienes culturales.
Por ello ha causado tanto impacto en muchos sectores del país, la amenaza a este derecho que encierra el propuesto proyecto de Ley del diputado Manuel Jiménez que busca proteger, estimular, preservar e impulsar la difusión de la música dominicana.
Se hace cuesta arriba aceptar que, de manera compulsiva, el auditorio de los medios de comunicación radiales y televisivos sea compelido a escuchar determinado tipo de música
A contrapelo de la sana intención que pueda animar a los promotores de la referida Ley, es innegable que en esta Era de la Información y el Conocimiento se hace cuesta arriba aceptar que, de manera compulsiva, el auditorio de los medios de comunicación radiales y televisivos sea compelido a escuchar determinado tipo de música.
Esa posibilidad queda plasmada en el artículo 32 de la referida Ley al establecer que “las plantas de radio, televisión u otros medios, que destinen su programación a la música, deberán incluir no menos del 50% a la emisión de obras de autores, compositores, cantantes o interpretes dominicanos.”
Este esfuerzo, que debiera ser abordado en un marco de mayor amplitud conceptual, denota una vez más la propensión que tenemos a la recurrencia en el enfrentamiento de problemas cuya solución ha sido tratado con anterioridad y dejado, sin embargo, en el olvido.
Tal el caso del Código de la Comunicación, precedido por los anteproyectos Ley de Libre Expresión y Medios de Comunicación y Ley General de Espectáculos Públicos, dos de las cinco propuestas entregadas al Poder Ejecutivo por la Comisión Especial para reformular la ley 6132, creada mediante el decreto 04-07 por el pasado Gobierno.