Sigo pensando que es un ensayo peligroso para la débil  institucionalidad del país el plan de cambiar un artículo de la Constitución para permitir que una persona permanezca en el poder. En lo particular, no tengo nada en contra del presidente Danilo Medina, su gobierno ha hecho muchas cosas buenas: Su gestión está bien valorada por la población, pero me opongo a una “reforma constitucional”. Es que de materializarse sería una pena que Medina se sume al “exclusivo club” al que pertenece el expresidente Hipólito Mejía, por ambos haber hecho las dos reformas más chapuceras en la historia dominicana.

En el 2002 Mejía, después de haber dicho que no buscaría la reelección como 40 veces, encabezó una reforma únicamente de dos artículos: El que permitió su repostulación y la eliminación de los colegios electorales cerrados. Medina también ha dicho muchas veces que no buscaría la reelección. ¿Pisoteará sus propias palabras?

Lo más sensato es que de forma natural el candidato presidencial del Partido de la Liberación Dominicana (PLD) sea el expresidente Leonel Fernández  o cualquiera de los demás precandidatos. Y Medina que no dañe su carrera política y respete la Constitución (el pueblo lo eligió por cuatro años), teniendo entonces la puerta abierta para regresar al poder en el 2020.

Una reforma constitucional sería una involución con consecuencias inimaginables para el país y el propio mandatario.  Debemos avanzar hacía el fortalecimiento institucional, las leyes y la Carta Magna son el alma de la Nación.

De las 38 reformas a la Constitución, 32 han sido para permitir a los gobernantes de turno perpetrarse en el poder y los alegatos, desde 1844 hasta hoy, son los mismos: “Cuatro años es muy poco”; “es el pueblo que lo pide…” La historia se repite y se repite. De la misma forma, se deteriora la institucionalidad y la credibilidad en los partidos políticos.

Siempre es bueno citar el ejemplo de los Estados Unidos, primera nación independiente del continente, y tiene la Constitución más vieja y la que menos se ha modificado. Y las enmiendas que se le hacen es para enriquecer el texto constitucional: Respetar los Derechos Humanos o ir adaptándose conforme la sociedad se desarrolla.

Para citar algunos ejemplos: En 1870 se permitió votar a los antiguos negros esclavos; 1920 el voto de las mujeres; 1951 limitó el mandato presidencial a dos períodos consecutivos; en 1971 se redujo la edad para votar de los 21 a 18 años. A ningún gobernante  norteamericano, por popular que haya sido, se le ha ocurrido reformar la Constitución para él y su grupo seguir en el poder.

En el caso que nos concierne, creo que los seguidores de Medina están haciendo un ensayo tanteando la opinión pública y ver la reacción con el tema de la reelección. Hay un grupo importante dentro del PLD, el gobierno (los reeleccionistas) que están impulsando el binomio de Reinaldo Pared Pérez y la actual vicepresidenta de la República Margarita Cedeño de Fernández.

Plantean que ante la eventual imposibilidad de Leonel presentarse al torneo electoral  y las reacciones negativas a una reforma constitucional, Reinaldo-Margarita es una salida; y que Pared Pérez (secretario general del PLD) tiene la simpatía de los seguidores de Danilo y se entiende muy bien con los leonelistas. Ven esta combinación como una salida al tranque por los fuertes enfrentamientos entre el presidente Medina y Leonel.

Yo creo que es más saludable para la institucionalidad que se presente cualquier candidato a que se perturbe el país con una reforma que matará el surgimiento de nuevos líderes políticos. ¿Cómo sabremos que un dirigente joven será un excelente  legislador o buen presidente de la República sino se le da la oportunidad? Esta pregunta va a todos los partidos.