A través de rumores, difundiendo versiones apócrifas, usando a gente que se suponía en la oposición y aparece operando para Leonel, el leonelismo propala el acumulo, la falsedad, la mentira de que el PRM y Luis Abinader habrían pactado la aprobación de la Ley de Partidos con el presidente Danilo Medina, “para imponer las primarias abiertas en todos los partidos y la reelección del Presidente”, dizque.
Si quedaba alguna duda de que el mismo Leonel está detrás de esta campaña, el sábado en Listín Diario el señor Ricardo Pérez Fernández se hizo eco de esos acumulos, falsedades y mentiras y hoy, el amigo Franklin Almeyda también vuelve sobre sobre el tema en su artículo “El PRM debe romper ese compromiso”, publicado en El Caribe, procurando vender la idea de que efectivamente el tal acuerdo existe.
Ni Franklin ni el señor Pérez Fernández aportan el más mínimo dato a tan peregrino rumor, pese a que el rigor intelectual que se les supone los obliga a justificar sus afirmaciones con datos de la realidad. Veamos lo que realmente se ve y lo que no se ve en los motivos leonelistas.
En el debate sobre la Ley de Partidos ese grupo ha dado varios bandazos. Primero se sumaron a la posición de Luis y el PRM en favor de que las primarias fueran cerradas o con el padrón de los partidos, tal como la Dirección Ejecutiva del PRM aprobó en fecha 24 de abril de 2017, es decir, hacen hoy 1 año, 2 meses y 1 día.
Tras el debate jurídico y político ponderar que incluir en la Ley que las primarias sean “abiertas” o “cerradas” viola la Constitución, el leonelismo abandonó su posición original y migró al criterio que proponen la JCE y el Bloque de Partidos de Oposición de que se deje a los partidos escoger la forma de elección de sus candidaturas.
Esa posición la ha externado el ex presidente en diferentes medios y de manera concreta lo dijo al llegar de un reciente viaje al exterior, como puede verse en el link https://www.youtube.com/watch?v=fv7I-G34adU
Pero ocurre que ahora Leonel vuelve y cambia de opinión y defiende, otra vez, las primarias cerradas, según declaró sábado Rubén Maldonado, uno de sus hombres fundamentales.
El último reducto en que se quieren apoyar es en la coletilla “según ha sido incluido en los estatutos de los partidos”. Pero hasta un analfabeto en temas legales, como yo, sabe que los estatutos de los partidos no están por encima de lo que disponen la ley y la Constitución.
¿Por qué Leonel da tantos bandazos en lo relativo al tipo de primarias o forma de elección de los candidatos, y trata de defenderse propalando mentiras?
Evidentemente ha reparado en que si la Ley deja a los partidos la libertad de escoger la forma de elegir a sus candidatos, el presidente Medina lo va a reventar con el uso de los recursos estatales, como ya le hizo él en 2007 para arrebatarle a Danilo la nominación presidencial morada de 2008.
Y para evitar esa posibilidad, que nos parece real para Danilo imponerle a Leonel el precandidato gobiernista que mejor pinte en las encuestas, Leonel se ha inventado dos supuestos: El infundio del pacto Luis-Danilo, y la versión de que al imponer las “abiertas” al interior del PLD, Danilo haría un “plebiscito nacional” para apalancar un proyecto reeleccionista.
Ambos supuestos son hijos del miedo que le tiene Leonel a Danilo, pues así como es falsa la versión del pacto, lo es la idea de que el Presidente pueda inventar con una reforma constitucional y muchos menos con un proyecto reeleccionista.
Este país se está cayendo a pedazos y en muchos aspectos exhibe grandes vacíos de autoridad, con unas “fuerzas vivas” y oposición que ya le pararon el coche al Presidente, con lo de las primarias “abiertas”. Si alguien no ha planteado el adelanto de las elecciones, es porque eso podría producir un descarrilamiento de la precaria institucionalidad que tenemos.
Cuando Danilo impuso la reforma constitucional en 2015 cabalgaba en una aprobación de alrededor del 80%. Desde la reelección 2020 su popularidad se ha derrumbado, mientras el modelo de gobierno del PLD, el de Danilo y el de Leonel, se agotó, como advierte Luis Abinader, quedando sin respuestas para resolver en temas como la inseguridad, la salud, seguridad social y educación de calidad, el alto costo de la vida y el desempleo.
Ese panorama de deficiencias gubernamentales generan niveles de desesperanza social que conforme revelan recientes investigaciones ha subido a más del 70% la cantidad de dominicanos dispuestos a irse del país.
La última encuesta Gallup-Hoy encontró, entre otros rechazos a la marca PLD, que el morado es el partido con mayor rechazo en el electorado, y es hoy comidilla entre los encuestadores que asciende vertiginosamente el número de dominicanos que piensa el PLD es derrotable.
Hay quienes creen que Leonel inventa el acumulo, la falsedad y la mentira del pacto Luis-Danilo y mete el cuco de la imposible reelección por estar aterrado creyendo que Danilo le ha estrechado el cerco con la puesta en jaque a Diandino Peña, Félix Bautista y Víctor Díaz Rúa, sus sostenedores económicos, acusándolos o insinuando que son unos corruptos del diablo.
Pero no es esa la raíz del miedo. Leonel está en pánico por saber que en la degeneración que cayó el PLD bajo su liderato y presidencia, muchos dirigentes y activistas se venden por prebendas y beneficios que reparten los morados al mando en Palacio, y que así como él le hizo a Danilo cuando alegó que “me venció el Estado”, teme que el ahora presidente lo haría apurar la misma medicina.
Pero ese no es el problema de la Ley sino el de Leonel y el PLD. Como advertía recientemente Alfredo Pacheco, el Congreso no puede legislar para lo que quiera la facción de un partido, ni –digo yo- para exorcizarle los fantasmas y miedos que tienen temblando a Leonel por su responsabilidad de llevar a gran parte del peledeísmo que se vende al mejor postor, convirtiendo su filosofía y prácticas en “un boschismo al revés”, como advirtió en feliz concepto alguien que imagino ahora será su ex seguidor.
Interpretando a la mayoría de los partidos y prácticamente a toda la sociedad civil, Luis Abinader ha planteado que ciertamente hay que destrabar el tranque en que Danilo y Leonel han llevado a la Ley de Partidos y del Régimen Electoral.
Lo democrático y lo justo y lo constitucional es que la ley incluya el derecho de los partidos a escoger la forma de elección de sus candidatos.
Si en el PLD esa aprobación genera problemas, allá ellos. Si Danilo le impone las “abiertas” a Leonel en ese partido, quizás aparezca algún leonelista bragado que eleve un recurso de inconstitucional ante esa eventual imposición.
Pero eso es asunto de ellos, yo prefiero no verme entre morados, ¡Dios me libre!, y mejor en eso no me meto.