A pocos días de transcurridas las elecciones generales del 16 d mayo de 2016 escribí para Areíto y Acento una suerte de balance de los referidos comicios en donde analizaba el futuro inmediato del expresidente Leonel Fernández vis a vis de su confrontación con Danilo Medina por el control del poder del Estado.

De esa confrontación, televisada como todo espectáculo que precie de tal en esta era de la cultura light y del reino de lo efímero, el señor Fernández salió muy averiado y quizá pensó varias veces en la famosa frase de Medina en 2007 cuando dijo: “El Estado me venció”, pero el hombre, con coraza de peje tinglar, se repuso y vino desde atrás, como en el béisbol, y conquistó palmo a palmo, en una estrategia signada por el más profundo secreto, la presidencia de la República en 2012. Pero su poder fue dual, o sea que se vio forzado a negociar y dejar medio gobierno, incluida la Vicepresidencia de la República, en manos de Fernández.

Leonel Fernández

Los resultados no se hicieron esperar, mediados por el secretismo de quien sabe que el otro juego con duras armas medievales, manopla incluida. Para sorpresa de los que viven despistados, el primer golpe danilista fue tomar el control del Comité Político y del Comité Central, poco a poco y sin dolor, como dice la canción popular. La demostración de ese nuevo poder en manos de Danilo Medina se evidenció en la confrontación con Fernández, que ya llevo, dicha, cuando apareció en el país y en la televisión el gran Quirino Ernesto Paulino Castillo, quien echó sobre Fernández toda la lava del Vesubio en el año 79 después de Cristo. La operación del ex convicto y condenado por narcotráfico en los Estados Unidos se descubrió en todos sus detalles poco tiempo después.

Pues bien, en aquel artículo de marras decía yo que a partir del 16 de mayo, fecha en que se supo que Medina había sido reelecto con un 62 por ciento de los sufragios, Leonel y Margarita Cedeño de Fernández podrían despedirse de sus aspiraciones electorales para el 2020, pues con todo el control político que Medina concentró en su poder con la compra de legisladores y candidatos municipales, más el Comité Político y el Comité Central en sus manos, y todas las altas cortes en sus manos a partir del 16 de agosto próximo, el panorama para los esposos Fernández era de cuidados intensivos.

Y lo evidencia lo que apenas acaba de comenzar, es decir, un sainete del mismo caletre que el de Quirino Ernesto Paulino Castillo, con la exhumación al cabo de tres años de un expediente de los aviones Súper Tucanos comprados a la empresa Embraer de Brasil, y sobre el que corrió mucha tinta, pero que ya todo el mundo había olvidado, como se olvidan los actos de corrupción que el poder de Estado sepulta sin fecha fija. Pero fijaos, sin fecha fija, pues cuando ese poder de Estado necesita aplastar a alguien, resucitan todos los expedientes archivados. Y eso toma tiempo, el reclutamiento de abogados ladinos, el aceitaje de los sujetos que cobran diferentes nominillas y dinero por debajo de la mesa. Y ahora, el drama está aceitado, pero no habrá muertos.

Danilo Medina

La prisión del exsecretario de las Fuerzas Armadas, general retirado Pedro Rafael Peña Antonio, y del excoronel retirado Carlos Picini y de los empresarios Daniel Aquino  Méndez y Daniel Aquino Hernández, padre e hijo, sindicados por la Procuradora que persigue los delitos de corrupción en el país como parte integrante del equipo que recibió más de 3 millones de dólares como pago de soborno, no es más que un engañabobos o un tente en pie hasta que después de la jura de Medina, el señor Fernández abandone sus aspiraciones y se deje de estar moviendo la coctelera para el 2020.

Cuando el señor Fernández baje la cabeza y se quede en silencio en torno a la operación de los Súper Tucanos, que no se necesitaban en las Fuerzas Armadas por no estar en guerra contra Haití, entonces el Poder, después de mucha aireación en los medios de comunicación social, en las redes sociales y una vez satisfechos los que, desde los Estados Unidos, la Organización Mundial del Comercio y los fiscales del Brasil, gritan falta de transparencia e inequidad en el concurso de compra, o sea, falsa competencia, dejará en paz, libres para su casa, a los prevenidos Peña Antonio, Picini y los Aquino.

Esta operación diseñada por el danilismo necesita una legitimación al vapor, ya que los comicios se presentación como en cámara lenta, como si los resultados hubiesen sido metidos en PDF en la computadora matriz de la Junta Central Electoral para que fueran los que el tlatoani Medina quería que fuesen, ya que donde los leonelistas tenían las de ganar, los dinalistas les votaron en contra, y viceversa. Eso explica los sorpresivos triunfos de legisladores, alcaldes y regidores que no tenían posibilidades.

Para la reelección del 2020, el tlatoani Medina necesita aplastar al señor Fernández, pero sin eliminarle, pues le necesita como comparsa, y sobre todo porque el inquilino de Palacio sabe que ahí está Margarita Cedeño de Fernández, por si acaso el avión se cae.

De modo que el sainete de los Súper Tucanos va como espectáculo mediático, y al igual que el de Paco Escribano, Cero invasión, llegado el momento y cumplido el designio del Poder, le bajarán el telón cuando en el país todos duerman en silencio el sueño de la narcosis, así mismo se apagará el show y el señor Fernández no será frito en alquitrán y ni colgada su cabeza como escarmiento en la puerta de Lemba.

El tlatoani Medina se beberá su batida de poder absoluto con K y el mensaje a todos los peledeístas del país político es que con el poder no se juega, si copio falsamente la obra de Alfred de Musset, On ne badine pas avec l’amour. Y al otro día cada quien será cada cual y en mi barrio se acabó la fiesta. Pero a fe te digo, Sancho, que vendrán de aquí al 2020 otros espectáculos.