Fui uno de los primeros que escribió artículos para decir que Leonel Fernández estaba sepultado políticamente.
Creo que tuve razón por un tiempo, pero la situación ha cambiado dramáticamente y el presidente del Partido de la Liberación Dominicana (PLD) se puede convertir en el primer factor determinante de quién gana las elecciones presidenciales y quién obtiene mayoría en el Congreso Nacional.
¿Cómo es esto? … se preguntará más de uno.
Muy sencillo: Existe el convencimiento en la oposición dispersa de que la clave para vencer la reelección es forzar una segunda vuelta y luego articular un frente anti-reeleccionista, que es la tesis original de Melvin Mañón, ampliamente divulgada en sus artículos.
La última vez que saludé brevemente a Leonel fue en el año 2005 –hace diez años que no lo veo- cuando acudió a un almuerzo del Grupo de Comunicaciones Corripio y entonces yo era jefe de redacción del diario Hoy. Así que no tengo un intercambio directo con él, por lo que mis opiniones no son conclusiones de sus ideas y mucho menos lo comprometen.
Pero si Leonel piensa en su futuro político –y hay indicios claros de que es así- debe saber que con cuatro años más de danilismo sus activos políticos se terminan de arruinar y el presidente Danilo Medina se reelegiría con tan solo “atender el clamor del pueblo” y modificar la infantil Constitución dominicana.
No tengo motivos para dudar que si bien Leonel no hará público su deseo de que Danilo vaya a una segunda vuelta, el centro de su cerebro debe estar maquinando cómo llegar a esa encrucijada para que sea él (Leonel) y no otro el que decida quién será el próximo Presidente de la República y en ese escenario negociar una cuota de poder.
Es su tabla de salvación en el centro de un océano tormentoso. Si quiere sobrevivir políticamente para buscar la Presidencia en 2020, Leonel tiene que forzar una segunda vuelta y ahí negociar, sea con Danilo o con el otro puntero. No tiene de otra.
Naturalmente, Danilo tiene que luchar por ganar en primera vuelta y como político que es hará todo lo que esté a su alcance, incluyendo el uso de todo el Estado que dirige y le responde, para evitar el peligroso escenario de la segunda vuelta con todas sus consecuencias.
Yo se que eso es lo que le conviene. Lo que no se es si será capaz de hacerlo porque en su último discurso al país el pasado 25 de mayo de 2015, Leonel habló fuerte, reclamó derechos democráticos y defendió la Constitución vigente entonces, pero luego se rindió sin combate y sus senadores y diputados aprobaron la modificación que habilitó la repostulación del presidente Medina. Su mutismo absoluto posterior no muestra que sea un gladiador.
Es evidente que los intereses de la oposición dispersa y los de Leonel coinciden en la necesidad de detener la reelección. Cualquier opinión suya o de sus cercanos colaboradores en sentido contrario sería pura actuación teatral, ajena a toda sinceridad real, aunque si forma parte de una estrategia, sería muy buena táctica. Leonel no apoyará a Danilo a cambio de nada para él y Danilo no parece dispuesto a darle algo.
La fuerza electoral propia de Leonel podría expresarse en votos a través de la Fuerza Nacional Progresista (FNP) que se fue del gobierno por su defensa, e incluso mediante el tambaleante y bien atendido en sus gobiernos Partido Reformista Social Cristiano (PRSC), organizaciones políticas que pueden obtener diputados y hasta senadores si les llega aunque sea discretamente el “oxígeno” de Fernández.
No descarto que Leonel cree una maquinaria para trasvasar votos presidenciales suyos a la FNP y legislativos solo a los diputados y senadores peledeístas que no lo traicionaron, dejando de votar a los danilistas, y por supuesto, al propio Danilo.
No le estoy recomendando que lo haga porque yo no soy su asesor político; estoy oteando en la realidad de lo posible y lo digo para que nadie se sorprenda cuando los números nos vengan encima.
Si con el auxilio muy discreto de Leonel, Pelegrín Castillo, candidato presidencial de la FNP, obtiene 300,000 votos y diez diputados, mientras que los reformistas capturan algún senador, alcaldes y 30 diputados, la segunda vuelta es un hecho porque Luis Abinader, Guillermo Moreno y Minou Tavárez, entre otros candidatos presidenciales, también van a obtener una porción importante del electorado.
Si Danilo no gana en la primera vuelta, lo que se desatará en el país será una verdadera carrera por ver, de los dos punteros, quien le ofrece a Leonel medio gobierno, ningún enjuiciamiento y el blindaje de la Constitución para él esperar como una fiera herida que llegue el 2020 para buscar la Presidencia por ocho años más consecutivos y apelar al recurso del desparpajo continuista que le acaba de enseñar Danilo y su grupo.
Mi problema más serio es que en todos estos recovecos solo hay intereses personales y grupales, ni nacionales ni populares.
Hasta que el pueblo dominicano siga siendo una manada de come-salami, bebe ron y tumba polvos, veremos a este país hundido en la politiquería barata y en la degradación moral más asquerosa.
Yo, que no tengo complejo de ser el cuarto padre de la patria, solo espero con ojos abiertos para ver quién me convida a algo grande y serio para aportar mi brazo por el verdadero pueblo dominicano. Sin pedir nada a cambio.