INTRODUCCIÓN

1-Tratamiento Metodológico

Los enfoques pluridimensionales que hoy en día nos proposionan los estudios científicos, me permiten elegir este tratamiento pragmático-discursivo y ontológico para mi estudio, dejando a los especialistas de la neurociencia y de la psicolingüística, cualquier otro tipo de análisis sobre el lenguaje y el pensamiento.

Para entender el funcionamiento del lenguaje, su dimensión y su naturaleza en la dinámica vital, funcional y cotidiana del sujeto, es imprescindible vincularlo siempre con el pensamiento, con la lengua y con el habla. Ya que son INDISOCIABLES, desde cualquier estudio funcional-comunicativo, aunque ambos conceptos nos remiten a realidades y contextos diferentes distintos y distintivos, agrego yo. (GONZÁLEZ TAPIA, C. Pp. 13/14. 2007) .

Aquí nos referimos al lenguaje como facultad o capacidad ÚNICAMENTE humana que permite que los sujetos puedan asumir el aprendizaje y el dominio de su lengua materna y de otras lenguas.

Aunque reconozco que es un tema espinoso, el hecho de que el sujeto, desde esa potencialidad o capacidad humana del lenguaje, pueda asumir su lengua, me permite plantear que, al hacer suya la lengua, el sujeto asume el conocimiento y el dominio de la realidad, de la cultura y su entorno vivencial y de nuestra realidad, para transformarla, para bien o para mal de su propia existencia como humano, desde su racionalidad, en su condición de sujeto pensante.

Para los que hemos asumido el estudio de la lingüística, como ciencia desde la cual se estudia le lengua, el lenguaje es ÚNICO, es UNIVERSAL, es igualitario en todos los seres humanos. Desde esa facultad propia del sujeto, es que aprendemos de manera natural a hablar, por lo menos, nuestra lengua materna, dentro de las circunstancia contextuales en que nos ha tocado existir.

Si bien es cierto que todos aprendemos a hablar nuestra lengua materna, no todos aprendemos a escribirla y a menos a leerla, ya que estas acciones humanas requieren de condiciones contextuales especiales que remiten a la posibilidad de habilitar al sujeto para esos otros dominios. Es aquí donde entra la escolaridad, la familia, el medio ambiente, la condición y la económica, cultural y educativa de los sujetos, en convivir, como sujetos sociales.

El lenguaje, como capacidad o como facultad que le es inherente a los humanos, es ABSTRACTO, ni se habla, ni se escribe, contrario a la lengua que se habla y que se escribe (GONZÁLEZ TAPIA, C. Pp. 14-15).
Como dirían los estudiosos de la neurociencia, el lenguaje es uno solo. Es una capacidad cerebral que es igual en todos los seres humanos. Es por esa capacidad humana que los sujetos estamos habilitados para hablar y escribir cualquier lengua en el mundo.

Cualquier diferencia que quisiéramos enarbolar entre el lenguaje, la lengua y el habla, tendrá vigencia desde un enfoque conceptual, porque desde su tratamiento funcional, son INDISOCIABLES, indivisibles, inseparables, una no es sin la otra. Mantienen un vínculo de reciprocidad operativa y/o funcional. Lo que el sujeto habla o comunica (en señales, gestos, colores u olores, etc.), pronuncia y escribe es la lengua, y lo hace mediante esa facultad o capacidad humana llamada lenguaje.

Es por el lenguaje que, como sujetos pensante, racionales, imaginativos, creativos, críticos y autocríticas que asumimos la lengua.

La lengua, desde el lenguaje, es el único saber que se adquiere para aprender, dominar, transformar, enseñar y/o compartir otros saberes.