El discurso representa el ámbito expresivo y comunicativo desde el cual se manifiesta el sujeto social-sujeto hablante. La experiencia del hablar, integra los elementos de una dinámica social que activa los valores de vida de lo cotidiano. El pronunciamiento del sujeto social se reconoce en lo que vive y habla, es decir, en aquello que puede experimentar desde el lenguaje, la socialización y su hechura material-L, esto es, el discurso oral y el escrito. En la muestra de registros de habla publicada hace algunos años en el Boletín Calasanz, No. 53, año 6, mayo, 1998, Santo Domingo, pp. 5-6, mostramos una dinámica verbal activada y representada por jóvenes dominicanos cuyas edades oscilan entre 16-18 años y sus espacios de vida han sido y son diversos.

Para estos jóvenes, hablar en libertad es un derecho y muchos de ellos activan niveles expresivos del idiolecto, del sociolecto y el tecnolecto, interfiriendo la normativa gramatical llamada vigente. El tipo oral informa y presenta elementos, aspectos de habla en esos registros ya citados de manifestaciones de habla en situación, lo que quiere decir que el sujeto hablante está determinado por una situación de discurso.

En tanto el régimen de la lengua apunta a definiciones y experiencias que se refieren a la norma y al sistema, el derecho a hablar violenta dicho régimen manifiesto en base a tipos verbales expresivos que se instituyen en expresiones cotidianas llamadas también expresiones lingüísticas libres o actos de habla. Estos registros permiten, en situación, la acción del sujeto-hablante.

Basta con leer estos registros para observar el espesor verbal de los mismos, las actitudes del hablante en contextos diversos , el registro metafórico, la expresión verbal indirecta, el contexto paralingüístico, las fonéticas masculinas y femeninas, la razón de ser o el significado de la expresión verbal.

En este sentido podemos advertir que la oralidad es el discurso de la apertura, pero también la base del habla-hablar, en tanto la misma construye desde el sujeto lingüístico un mundo social, la diferencia expresiva y el marco de libertad de la lengua. De hecho, el habla materializa el lenguaje verbal y el mismo se instituye desde el sujeto hablante.

El registro de habla es un registro plenamente discursivo, esto es, una experiencia de contacto o intercontacto verbal que activa el sistema lingüístico; la forma sonora y abierta del hablar se instituye en cadenas de emisión, actos de emisión, constantes y variables de la emisión verbal, como se puede ver en los materiales que hoy presentamos. El hablante se manifiesta en su derecho a hablar, a usar la lengua en contexto, a valorar su propio uso mediante cadenas enunciativas legitimadas por un uso cada vez más libre y creciente.

El habla-hablar, entonces, es relación social, intralingüística, translingüística y perceoto-lingüística, lo que quiere decir que el uso y las prácticas verbales son los que desarrollan el discurso representativo del hablante en situaciones lingüísticas y discursivas que además, y fundamentalmente, son situaciones sociales tal y como lo sugiere T. A. Van Dijk 1980, 1983. 1989.

El registro de habla se produce como parte de un proceso que integra lengua-sociedad-cultura-comportamiento. Hablar significa actuar, comportarse, manifestarse en un sistema determinado. En nuestro caso, el español de Santo Domingo o de la República Dominicana, es no solamente un sistema, sino, un modo de manifestación verbal socializado por la comunidad cultural o país llamado República Dominicana. Todo esto tiene su base como estudio en el antecedente que proporcionó Pedro Henríquez Ureña en El español en Santo Domingo (1940).

Pero el habla no es solamente el modo de hablar, sino también sus condiciones manifestativas y sus formas expresivas dinamizadas en situaciones específicas de emisión verbal. El discurso del hablante forma parte de los demás discursos sociales. Las particularidades de dichos discursos promueven contenidos, formas verbales, matices, tonos, intensidades, acciones y modos inteligentes de comunicar y traducir lo social. Cuando el hablante habla construye la realidad social y a la vez subjetiviza el acto mismo de hablar, como a continuación mostramos en los diferentes registros de habla que hoy seleccionamos de la muestra mencionada.

En efecto, podemos observar en estos registros actitudes sociales, verbales, psicológicas, educativas, ambientales y económicas entre otras. El hablante no sólo se manifiesta, sino que subjetiviza su propio acto, su emisión verbal, haciendo del mismo un modo-L particular. Los diversos modos de decir, denominados por la pragmática lingüística actual “actos de habla” pronuncian, además, contenidos socioverbales que revelan una condición experimental del hablar dominicano. En este sentido, la lengua-hablar es un depósito y una fuente de cultura; pues a través de la misma se producen los diferentes actos y modos de vivir a través de la lengua hablada.

Estos registros se imponen en un contexto cultural: el contexto de lo dominicano. Cada registro representa una condición manifestativa de habla, esto es, un modo social de hablar. La socialización a través del habla y la interacción contextualizada en regiones, barrios, pueblos, espacios periféricos, provincias, secciones y otros puntos territoriales, constituyen todo un campo accional y pragmático donde se concretizan y construyen actos de habla y espacios de significación, necesarios para todo tipo de socialización. Es allí donde nace, crece, se reproduce y traduce la diversidad como identidad lingüística y comunicativa.

El registro de habla (RH) conforma también un conocimiento directo y contextualizado, pero también una experiencia discursiva (ED), que traduce una cultura regional y local. De ahí que las secuencias siguientes definan un mundo social urbano y periférico donde el barrio y las hablas sobresalen como suma de realidades y alteridades.

Registros de Habla y Experiencia (s) discursiva (s)

 

RH-ED1

Hola mi amor qué lo que

Na, papi, viéndote en salú pa mi solita

Tú sabe que sí mami; toy solo pa ti, pero ven pa’ ca’ y

dame lo mío…

… no te desepere, chulo, que eso viene.

Cambiando el sobject jevito, ¿qué vamo a hace eta noche?

¿pa dónde tú me va a llevá mi amor?

¿y pa dónde tú quiere i?

Bueno, ricura, tengo un party tonight…

Pero where

 

RH-ED2

Oh, en su casa y van a tá la gente de nosotros.

Tá to, mami; eso baja duro; así voy a da una bailaíta bien´…

Nítido contigo, mami chula.

Ta bien Rafi; love you I’11 miss you

Love you too mi amor C’U later

 

La mezcla sociolectal y dialectal donde se abre el intercontacto inglés-español, asegura y moviliza un diálogo constituido por actos de habla circunstanciales.

 

RH-ED3

Dímelo Eddy; qué lo que.

Na, tranquilo

¿Van a tocá eta noche?

Sí.

¿Qué van a tocá?

“Avillado”, “Infierno Tirano”, “Sombra bajo el sol negro”,

¿Y qué otras bandas? ¿No van a tocar nada?

Sí, vamo a tocá y bailá Sepultura y Pantera.

¿Quién ma va a tocá eta noche?

Cryosis, Legión y otro grupo má

¡Ah, bueno!

Y tú, ¿ta cogiendo lucha verdugo?

Sí, toy cogiendo clase de barrio y calor

Ah po tú te va a pone duro

Vamos a ve si yo doy pa eto

Me toca a mí, hablamo despué.

Tá to!

 

Tanto la secuencia, así como la constitución de un diálogo que recoge la problemática del barrio, pueblo, línea urbana de poder, logra también que sus núcleos de comunicación y habla social se reconozcan como travesía, registro y acción comunitaria o comunal.

 

 

RH-ED4

Dímelo, rata ¿qué lo que?

Aquí, tranqui.

¿En qué tú tá?

Na, viendo tele, ¿y tú en que tá?

En na, tipo; bucando qué hacé. Dime una cosa, ¿qué tú va hacé eta noche?

.Oh, y qué se yo. ¿Qué hay de movida? La de allí te tira, gevo. Tate atento, pa que no rebale…

No sé, pero eso se buca. Na má hay que preguntarle, llámala y despué llámame pa ve qué te dijo.

Ok.