En cualquier contexto, el uso de la lengua, por parte del sujeto, nunca es al azar. En todo acto comunicativo hay una intención, un propósito que genera el comunicar. Ese propósito del sujeto, al comunicar, a veces es evidente, a simple vista y, otras veces, es subyacente, oculto. Todo va a depender de la intencionalidad determinada del sujeto que comunica, en un contexto y en un tiempo determinado.

En ese comunicar, como acto de puesta en vigencia de una necesidad existencial del sujeto, aparecen los llamados actos de habla. Hago esta breve aclaración para puntualizar que en el acto comunicativo, el acto locutorio, es lo que expresamos o lo que decimos; el acto ilocutorio es la intencionalidad de eso que decimos y el acto perlocutorio es el efecto o resultado que produce lo que decimos al público meta o al receptor.

En la obra "Análisis del discurso nacionalista desde la perspectiva de la perlocución lingüística en la prensa dominicana" (2018), de la doctora Cándida Díaz, se proyecta un determinado análisis hemerocrítico de las distintas posiciones publicadas por distintos enunciadores, desde los periódicos "Listín Diario", "Diario Libre" y el periódico "Hoy", publicadas durante los meses de septiembre y octubre del año 2013, como resultado de la aprobación y difusión de la Sentencia 168-13 del Tribunal Constitucional, lo que originó que, desde diferentes esferas de opinión, periodistas, articulistas, editorialistas y diferentes pensadores, expusieron su posición, respecto a la regularización de inmigrantes ilegales nacidos y registrados desde el 1929, hasta el año 2007, respondiendo al derecho constitucional de la libre expresión del pensamiento, vigente en una sociedad que se precia de ser democrática, dentro de un Estado de derechos, como el nuestro, aún con sus falencias institucionales.

Dada la posición geopolítica de nuestro país y nuestra condición de compartir una misma isla con el hermano país de Haití, los inmigrantes indocumentados más afectados, fueron los haitianos. Para su estudio, esta autora se auxilia de las teorías de diferentes lingüistas y comunicológos, estudiosos o analistas del Discurso, como Te un A. van Dijk , sobre todo en sus obras "Ciencia del texto"(1983) y "Racismo y análisis crítico de los medios" (1997); además, se apoya en las teorías de investigadores nacionales del discurso, como el Dr. Manuel Matos Moquete, recién Premio nacional de Literatura 2019, y su obra "La Cultura de la lengua" (2016), así como en Noam Chomsky y su obra "Estructuras sintácticas" (1997), como una forma de consolidar el soporte argumentativo de su estudio perlocutorio-lingüístico de caso o su análisis estructural y/o coyuntural de informaciones periodísticas cobtextualizadas.

Este trabajo nos induce a que las academias, en este caso, nuestra academia desde sus diferentes espacios de investigación, se preocupen más por el rumbo de nuestra lengua, por en ella que se establece nuestra ideología y la posición que, de manera consciente e inconsciente, fijan nuestros enunciadores de manera cotidiana, moldeando en los lectores, espectadores o sujetos-escuchas, posiciones o tomás de partido ante la vida que van definiendo nuestras vertientes o líneas discursisvas que, al final, redefinen una imagen o una simbología de aquellos valores culturales y lingüísticos que constituyen nuestro corpus identitario, como Estado o como nación.

Tanto los editoriales publicados sobre la referida sentencia 168-13 del Tribunal Constitucional, así como los artículos y las noticias publicadas, son enunciaciones discursisvas portadoras de posiciones ideológicas que representan intereses de clases y, a partir de esos intereses, se pregonan juicios, actos comunicativos que comprometen la responsabilidad personal, grupal o social del sujeto actuaste. Esto explica que se trata de un estudio de posiciones de pensamiento ante una determinada realidad tangible o intangible, desde el uso de la lengua.

Estudios como este, los cuales son muy pocos en este país, comprometen a nuestras instituciones a no simplemente escuchar u oir lo que enuncia el sujeto, sino que se debe investigar todo cuanto provenga del sujeto, teniendo en cuenta no sólo lo que dice, sino otros valores lingüísticos y no lingüísticos (extralingüísticos) que ponen en evidencias, sentidos discursivo que nada más pueden ser puestos en evidencia, a partir de un estudio discursivo contextualizado, en este caso, de discursos escritos.

Ahí reside la importancia de este tipo de estudios, en aperturar nuevas vertientes investigativas dentro de la comunicación, sobre todo en nuestras estancadas escuelas de comunicación social, muchas de ellas alejadas del actual y moderno periodismo digital y analítico, basado en el dominio de la tecnología, respondiendo a las exigencias del mundo global.

El valor de esta obra, además, se centra en la necesidad de extender un llamado al Estado dominicano, en lo referente a la actualización del rediseño curricular en la carrera de Comunicación Social desde el Ministerio de Educación Superior, Ciencia y Tecnología (MEScyT) y al Gobierno, en particular, en lo referente asumir la lengua, nuestra lengua materna, como un referente insustuible de nuestra identidad, sin importar los intereses o particularidades de géneros, porque en todo acto de lengua hay una acción de poder, hay una posición ideológica o una posición política.

Esta obra, además, representa una expresión de la ineludibles necesidades que no sólo están imbricadas en los vínculos del sujeto, la sociedad, la prensa y la lengua, sino en la manifestación obligatoria de crear un Instituto de Investigación Comunicacional, en la escuela de comunicación de la UASD, como Universidad estatal, como una forma de ir consolidando en nuestra realidad nacional, nuestro derecho a la libre expresión del pensamiento, como sociedad democrática, nuestra defensa a la no manipulación desde los medios de comunicación y el derecho y el deber de defender nuestra lengua y desde ella, nuestros valores identitarios, sin poses de patrioteros.