En la tradición lingüística neofuncionalista (Coseriu 1977a; 1977b;1977c; 1997d; 1977f; 1977g; 1973; 1975; 1976) la relación lengua-habla-hablar constituye un problema de concepción, relación y fundamento, a la vez que un soporte de explicación referido al sujeto hablante. Para los fines de una lingüística del habla-hablar, lo oral se define como un tipo libre de expresión verbal que involucra todo proyecto epistemológico útil a la reflexión acerca de la ciencia del lenguaje y sobre todo de la práctica social de la lengua como dinámica verbal y sociocomunicativa.
Es así como la oralidad se explica en la dinámica verbal donde los patrones son los de la lengua-sistema y de la lengua-cultura heredados, comprendidos, reformulados o entendidos en su dinámica particular. El origen mismo de las lenguas románicas marca la oralidad lingüística y literaria como conjunto de expresiones colectivas e individuales que instituyen una conciencia lingüística, social e individual, tal como ya lo ha demostrado Menéndez Pidal, 1959(1991).
El acto verbal permite las relaciones entre sujetos sociales e instancias de comunicación que tienen su base en las particularidades siguientes:
R/ sujeto-lengua sociedad
R/ sujeto-historia/lengua
R/ sujeto-cultura/lenguaje
R/ sujeto-sociedad-forma de lenguaje
R/ sujeto-situación de comunicación
R/ sujeto-sonido-sentido del lenguaje
R/ sujeto-forma interior/forma exterior del lenguaje
R/ sujeto-objeto en la ciencia del lenguaje
R/ signos verbales, orales y escritos
R/ actos intencionales/actos verbales
R/ motivos-expresiones orales
R/ Actos locutoriales-formulación de expresión
R/ Sujeto-contexto
R/ Lengua-oralidad-tradición
R/ Historia-lengua-actos individuales
R Unidades significativas-fraseo oral
Las particularidades relacionales y cardinales socioculturales son indicadoras de un proceso formativo que se establece en situaciones de comunicación oral como las siguientes:
Situación I: Contexto oral de implicación; relaciones dialógicas de implicación y sugerencias; experiencia dialógica sobre la cardinal habla-hablar:
A-¿…que yo…?
B-Sí, sí…
B-¡Te juro que así fue!
A-No recuerdo muy bien, pero…
B-pues, yo sí, yo para entonces…
A-Sí, muy bien que salía de la casa cuando…
B-…apareció…él, él, el muchacho…
A-¡Oh!
B-Suerte que tu padre se había marchado.
A-¡Bueno!
B-Basta y sobra con lo que sabes
A-No me preocupa mucho
B-Pero, ¿entendiste todo?
A-¡Pues claro!
B-¡Menos mal!
A-…Y luego…
Situación II: Oralidad urbana actualizada en actos ilocutorios que verbalizan una situación de habla idiolectal y sociolectal:
- Debí creerlo, pero no me ha sido posible.
- Ya debo ir creyendo el cuentecito
- ¡Muchacho!
- ¡Tuvo full!
- Tranqui
- Me lo trago, men…
- Solito que…
- Solito que bueno, mira, mira…
- Ya trompea bueno
- Ya no fumo, ya no bebo
- Pana, mi panal, panelito
- ¡tigreeeeeeee!
- No vamo pa’maloma!
- Yo si sé
- Ya tomo pa que diga
- So-so-bra men
- ¿Cuándo cae?
- ¡Así, así, bien!
- Ya lo ve, ya lo ve!
- asugenita pa’ti
Situación III: Oralidad poética en el sistema rítmico tradicional. El ritmo coplero impone las modulaciones verbales de una oralidad poética tradicional.
Ba-lum-bá
Cue-va
Ilue-va
suena-hiela
canto y llanto
así va
balum-bá
lluvia
ciudad blanca
tez
hez
cuando
llanto
santo
me mira
y tira
recoge
y coge
la vida en vida
torna
y retorna
La relación lengua-oralidad tiene sus expresiones y funciones-l en los diferentes niveles de forma-habla social que se expresan en las situaciones expresivas I, II, III, siendo así que en el primer tipo de oralidad asistimos a un contexto de implicación dialógica de sugerencias que expresa la subjetividad-movimiento del hablar. El segundo tipo ilustra la dinámica idiolectal-sociolectal en el marco de actos de habla híbrido, y donde la delocutividad o fenómeno crítico del hablar traduce la intención mediante el acto verbal directo. La tercera situación acumula el resorte poético y rítmico del lenguaje tradicional, donde rima y ritmo coproducen la significación como sentido-sonido.
La combinación de semas co-textuales y contextuales tiene su determinación en el hablar y el sistema, pero además, conduce a un entendimiento de los modos de comunicación y de las alternativas de relaciones verbales y poéticas. Conduce esta explicación a un contacto con y desde la oralidad entendida como sentido directo del habla, tal como se reconoce dicha noción en las situaciones I, II, III de los ejemplos anteriores.
Oralidad y lengua constituyen oposiciones que motivan en la actualidad una lingüística del hablar en el sentido de la lingüística románica de tipo neofuncionalista fundamentada por el lingüista rumano-alemán Eugenio Coseriu (1977). Basta con entender que el campo de la oralidad-L permite como fenómeno variadas transformaciones en los diversos regímenes verbales de los hablantes.
El hablante configura su mundo en los planos variados de los actos verbales o actos de habla. Se sitúa el hablante en un marco definicional donde lo verbal se establece como dinámica lingüística y psico-comunicativa. Los vectores de la comunicación oral permiten, además, un tipo de libertad en el sujeto social que “eficientiza” su modo de comunicar y significar en un contexto L determinado. La oralidad es la forma individual del lenguaje, lo que no niega la oposición saussureana Lengua-habla.
Explicar la relación lengua-oralidad en base a textos orales y a transformaciones lingüísticas y discursivas, remite a una problemática productiva de la comunicación verbal, donde lo oral es el mecanismo básico de transmisión de sentido. Lo oral es una forma de sentido y una forma de comunicación.