Les tengo un articulo invitado para esta semana. Lo escribí para la revista mensual Habitat y lo remití el 18 de julio.

Trata el tema de las construcciones ilegales y justamente como colapsó una edificación en proceso constructivo, en el ensanche Ozama, hace algunas semanas, pues el tema se mantiene con vigencia de peligrosidad latente porque por boca del presidente del CODIA se supo de inmediato que hay miles de construcciones ilegales y me arriesgo a decir que son millones, ya construidas, en todo el territorio nacional.

Es mas, si se sumaran las legales pero mal construidas, las cifras fueran astronómicas… Porque hay mayores problemas legalmente permitidos que ilegalmente dejados construir y lo sabemos muy bien quienes hemos estado en estas lides desde hace algún tiempo. Y lo peor es el gradop de ilegalidad que los sucesivos gobiernos han transmitido a las construcciones públicas.

Nos quejábamos en el 2003 de que ningún organismo estatal supuestamente responsable, buscó culpabilidad en el desastre evidenciado en lo constructivo, por el seísmo que destruyó parcialmente algunas escuelas públicas, solo escuelas públicas, lo cual hizo sospechosa la ocurrencia, pero no para las autoridades.

En RD el delito urbano no está "tipificado" como dicen los doctos abogados, por eso a los gobiernos, en sus turnos, les llueven propuestas economicistas, de esas que solo dejan dinero a minorias empresariales que actúan como circuitos de poder privado y estatal en donde todos son socios, que son recaudadoras para fines ya sabidos, principalmente electoralistas, verdaderas alcancias, pero que no aportan si no más problemas aunque se anuncien como solucionadoras de otros, que los dejan potenciarse para justificarse.

El Estado un verdadero doctorado en esto y múltiples maestrías. No hay que ir tan lejos.

Lo preocupante es que las universidades y las entidades e instituciones que se suponen tienen conocimientos de estas cosas, no dicen nunca nada. Todo es risitas o silencio.

Es que he visto e incluso asistido a actividades donde si se trata algún tema que pudiera vincularse a mas profundas reflexiones, eso se evita y no se discute, se festina o tangencialmente se saca de agenda por prisas o pruritos e hipocresías hereditarias.

El ICOMOS por ejemplo, con el tema de las casas coloniales derrumbándose (aunque fuese una sola y apenas parcialmente, pero el tema es cíclico), celebró su cumpleaños (el 37) y el del Cardenal (sus 75) con un Seminario (el anual) dedicado al Arte Sacro. Y es que son varias las universidades con escuelas de arquitectura que pudieran arrojar luz sobre el tema de la ilegalidad en la construcción, la mala calidad de los materiales, la pésima mano de obra sin especialización, los malos diseños, las malas distribuciones de interiores, la oscuridad y falta de ventilación natural, en fin que "hay tela por donde cortar", como se suele decir.

Es mas saque a relucir el tema haitiano en un adorable congreso taller de largo fin de semana, auspiciado por una universidad privada y desarrollado en un enclave de ensueño, y se levantó un avispero por vía estudiantil puesto que ignoran el peso específico que tienen nuestros vecinos en el desarrollo o sostenimiento del turismo a nivel nacional (territorial), y que conste que ese era el tema central sostenibilidad o sostentabilidad… Les dejo con el articulo invitado, ya viejo pero no tanto…

La ilegalidad en las narices…

La diferencia de dos ilegalidades podría ser su marco de actuación. Y en materia urbana, tanto es ilegal construir fuera de los parámetros preestablecidos, municipales y estatales, regidos ambos por marcos legales correspondientes, como lo es por igual hacer arquitectura sin cumplir con ellos.

La diferencia entre construcción y arquitectura radica en su intención estética. Ambas, para ser ilegales, necesitan de complicidades y, absurdamente, la consiguen en la municipalidad y en lasinstancias estatales.

Las Alcaldías y las oficinas de los organismos de gobierno, corrompidas y permisibles, no intervienen ni interfieren en las ejecutorias ilegales.

Recién el Presidente de la República ha reconocido el grado de corrupción existente en todos los estamentos gubernamentales pasando, en su silencio, de una ficción discursiva de lo que para él, a duros esfuerzos, apenas es algo percepcional, a una acción semántica de la cruda realidad como si despertara del jet lag prolongado y fatigoso.

Así queda claro que la deriva por la que campea la cuestión pública tiene culpables que no son los evidentes y que todo lo urbano le es propio situado a la vista de quienes quieran ver y mirar. Es por esto que sin quizás, las fronteras de la ilegalidad son visibles y se fortalecen con desparpajo consolidando antros y tugurios donde quiera que haya un hueco urbano… los farallones no son una excepción.

Entre las avenidas Italia y Abraham Lincoln se sitúa uno de esos bolsones de ilegalidad ahijado del "derecho adquirido" y amparado por el uso abusivo de su ocupación ancestral y la irresponsabilidad que no los echó a tiempo del lugar, para que ahora sea un enclave de ilegalidada, a metros de distancia de la flamante Alcaldía del Distrito Nacional y la otrora pomposa Feria que en diciembre tendrá 56 años.

Pero que estuviera desde los años setenta del siglo pasado y se mimetizara en intentos de camuflaje urbano, no fuera nada, pero que creciera y desbordara sin que los controles estatales y municipales actuaran ya es otra cosa. La consolidación de "los manguitos" y su metástasis en derroche de ilegalidad rampante, no tienen comparación con nada de lo que ocurre subliminalmente a diario en la capital dominicana.

Y esto ocurre en el desborde escénico de un telón de fondo que lo aporta el manoseado tinglado del Centro de los Héroes y la intentada calafatear, de un solo lado (oeste), avenida Comandante Enrique Jiménez Moya, en su mimetismo por alcanzar identidad propia, antes de subir para ser Sir Winston Churchill.

Allí, a ambos lados de la cinta de asfalto llena de protuberancias de hormigón que van regando los camiones mezcladores, la ilegalidad sigue creciendo, ahora en altura, y las ambiguas "autoridades" estatales y municipales, no ven ni miran nada. Quizás queda, por algún resquicio, un poco de vergüenza aunque sea ajena…

Hasta aqui el articulo que estuvo acompañado de fotografías, para ubicar al lector. En estas columnas estriadas no podemos hacer uso del apoyo gráfico, pero para que usted se ubique mejor, la queja, denuncia y tema gira en torno a una edificación que fue creciendo en la esquina de la José Contreras con Winston Churchill y Jiménez Moya, acera noroeste, al lado de la panadería SUM, multipiso y mutiuso con "apartamentos habitacionales" y comercios (salones de belleza y barbería, entre otras cosas). De que tienen derecho, lo tienen, pero de que son ilegales lo son y eso lo permitieron tanto el Ayuntamiento como Obras Públicas (quién sabe quienes son propietarios???)