Las declaraciones de Faride Raful -diputada por el Partido Revolucionario Moderno (PRM)-, acerca de la lectura de la Biblia en las escuelas, han generado el típico revuelo de las sociedades ignorantes y temerosas, marcadas por el alto nivel de influencia que la religión ejerce sobre los Estados que las cobijan. Si muchos de los curas, obispos, sacerdotes, cardenales… se han pasado la vida leyéndola, analizándola e interpretándola, y sólo les ha servido para mentir, procrear hijos (infringiendo el celibato, que tiene su origen en la misma Biblia) y mantenerlos en el anonimato, violar niñas y niños, convivir con monjas, apoyar golpes de Estado y respaldar irrestrictamente los peores gobiernos y las más salvajes dictaduras, ¿en qué ayudaría un invento judío -para sojuzgar a los pueblos- a escolares formados en una sociedad avasallada por el "tigueraje", educados por la mediocridad y la incapacidad e influenciados por la depravación de sus gobernantes?

La diputada Raful cometió un error, y ese error es el mismo que seguirán cometiendo los perremeístas por el resto de sus vidas. Los seguidores de Luis Abinader e Hipólito Mejía, salvo extrañas excepciones, no han aportado evidencias de cambio en lo pertinente al ejercicio de la práctica política; en lo relativo a la integridad personal, tampoco han dado muestras de avances significativos. Los perremeístas siguen siendo los mismos perredeístas: sólo han cambiado la "R" por "M". Por ser de esta manera es que la Sra. Raful ha abordado tema tan delicado sin que la dirección de su partido supiera o reflexionara acerca de su divulgación. El comportamiento no es nuevo: ha sido histórico en quienes llevaron al profesor Juan Bosch a abandonar el Partido Revolucionario Dominicano (PRD) para fundar el Partido de la Liberación Dominicana (PLD). ¿La diferencia? Salir de un partido cuyas características fundamentales son el irrespeto a sus propias reglas y el protagonismo individual y crear otro en el que los organismos, y no las personas, son responsables de analizar, deliberar y llevar a la práctica manifestaciones de carácter político.

Mientras los 'perredemeístas' sigan actuando de la misma manera, el país continuará subyugado por el Comité Político de un partido que asimiló las enseñanzas de Juan Bosch para castrar al pueblo, no para servirlo. El ejemplo más significativo acaba de materializarlo Leonel Fernández, presidente del PLD (con aspiraciones de gobernar nuevamente el país), con una publicación que, aunque presumimos no salió directamente de su pluma, debe adjudicársele por lo que encierra y porque es la forma particular en la que actúa un hombre que vive para sustanciar su megalomanía: «"La Biblia" Es el camino de vida duradera para todas las generaciones de la tierra, y su enseñanza nos brinda un camino de luz imperecedero. La aplicación de las Sagradas Escrituras nos iluminará el camino a seguir, y nunca nos dejara extraviados en ningunos de los trayectos que afrontemos a diario… Leer un pasaje diario de las Sagradas Escrituras nos hara un bien incalculable y en el futuro veremos los resultados no solo de nosotros sino tambien de nuestros descendientes, para los cuales Dios ha hecho una promesa hasta mil generaciones si guardamos y respetamos sus divinos mandatos» (sic). Con el tema religioso copando los medios, el abogado Fernández apela al oscurantismo para sacar ventaja política; ha sido su acostumbrado proceder en el ejercicio de toda una vida sin escrúpulos.

Las palabras de Faride Raful, aunque sensatas y justas, no podrán encontrar respaldo en la cúpula del Partido Revolucionario Moderno (PRM), y no lo encontrarán porque Luis Abinader, el único candidato potable de esa organización, no debe hacerlo; si se embarca en esa tarea enfrentaría una gran colectividad ignorante -creyente incondicional- a la que precisamente ha apelado el más grande de los oportunistas e indolentes que ha parido la nación. Leonel Fernández sabe que alabando a Dios (aunque no crea en Él) y citando pasajes de la Biblia conquistará las almas enquistadas en ese núcleo de la población, aún habiendo saqueado el erario y convertido en estercolero una sociedad de por sí deformada. "Nadie llega al padre sino es a través del hijo", fueron las expresiones que emitiera Omar Fernández en un acto -celebrado en Nueva York- de apoyo a la candidatura de su padre. No son propias del emisor; corresponden a la malévola mente de un arribista, presumido y maniático que no concibe vivir fuera del poder.

Los peledeístas, que aprendieron a sacarle beneficio a todo lo malo -mientras Faride Raful hablaba de "la libertad de los ciudadanos a escoger sus ideales, creencias y religión sin menospreciar la Biblia ni favorecer religión alguna"; mientras apelaba a que "el Estado se haga garante de la coexistencia pacífica fundamentada en el respeto de todas las religiones, sin discriminación y sin exclusiones"; mientras mostraba disposición para "velar por los intereses de todos los dominicanos"; mientras, coincidiendo con el papa Francisco, sentenciaba que "el Estado debe funcionar al margen de órdenes clericales, independiente de cualquier organización o confesión religiosa…"-, han enfilado sus cañones contra una de las pocas voces responsables y comprometidas con que cuenta la nación, y han recurrido a la misma práctica que usaron reformistas y perredeístas para sacrificar a Juan Bosch de frente a un pueblo ignorante, endrogado por la religión, que se ha acostumbrado a satanizar aún a quien lo defiende si el que lo hace cuestiona la religión, ese alucinógeno que Carlos Marx calificara, para 1844, precisamente el año en que nos independizamos de Haití, "el opio de los pueblos".

Los que se hacen llamar representantes de Dios en la tierra son los primeros en ultrajar la Biblia; los gobernantes juran en ella y muchos lo hacen para saquear el erario y tiranizar a los pueblos; no hay ladrón -después de haber hurtado lo que no le pertenece- ni asesino -luego de quitarle la vida a un inocente- que no exhiba el Santo Libro en la habitación donde duerme; los sionistas, inventores de tan perjudicial y tóxica obra, han construido su Estado sobre la sangre de los palestinos, matando a miles de sus mujeres, ancianos y niños y despojándolos de sus tierras… Peor aún, ¿no es la mayoría de esa misma Cámara de Diputados en la que habló Faride Raful -que jura "ante Dios y el Pueblo, por la Patria y por el honor, cumplir y hacer cumplir la Constitución y las leyes de la República, proteger y defender su independencia, respetar los derechos y libertades de los ciudadanos y cumplir fielmente los deberes del cargo"- la que más necesita de tan sagrados testamentos ante las inmensas fortunas que ha hecho robándole al pueblo el dinero que paga en impuestos y que debe serle restituido en salud, educación y vivienda? Si de algo sirviera El Libro de la Ley, los tunantes que desgobiernan la nación hubiesen sido fulminados como los habitantes de Sodoma y Gomorra ("Génesis 19:24-25 .- 24 Entonces Jehová hizo llover sobre Sodoma y sobre Gomorra azufre y fuego de parte de Jehová desde los cielos; 25.- y destruyó las ciudades, y toda aquella llanura, con todos los moradores de aquellas ciudades, y el fruto de la tierra"), pero luce que quienes se embarcaron en tal despropósito sólo atinaron a validar la condena a la homosexualidad; el robo, los asesinatos, las mentiras y demás "pecados capitales" formaban parte de las bondades del maligno pueblo que se hace llamar "elegido por Dios".

Nemen Hazim

Carolina, Puerto Rico

24 de octubre de 2018.