En una carta de fecha 16 de mayo del año en curso, dirigida a los presidentes de las cámaras legislativas, el presidente Medina plantea la búsqueda en el Congreso de una “solución pactada” que permita la aprobación de la ley de partidos políticos, pero por los vaivenes en su texto requiere una lectura comprensiva, para poder leer entre líneas.

Lo primero es que la carta va dirigida a los presidentes de las cámaras legislativas, con lo cual se respeta la decisión del Comité Político del PLD de que los congresistas decidieran el tema de las primarias de acuerdo con sus criterios individuales, a pesar de que sabemos que la decisión del Comité Político fue un simple eufemismo, pues al final cada legislador del PLD sigue ciegamente las líneas bajadas por sus respectivos líderes.

Una buena parte de la carta tiene por finalidad tratar de justificar la posición original del presidente, por ejemplo, cuando señala que la decisión que se tome con respecto a este tema tendrá un enorme impacto en la vida de los partidos y en el sistema político en general”.

En el cuarto párrafo de la primera página el presidente cita las bondades de algunas disposiciones del proyecto de ley aprobado en el Senado, como la cuota (término inapropiado pues la Constitución utiliza el concepto de equilibrio) de género y para la juventud, tiempos de campaña (que más bien es precampaña), educación política, “entre otros” y agrega que “debemos asegurar estas conquistas”, con lo que entonces parecería querer decir que estaría dispuesto a ser flexible en el tema de las primarias para “asegurar estas conquistas”.

Pero sigue defendiendo su posición a favor de las primarias abiertas y simultaneas con el padrón de la JCE, por ser un modelo “mucho más transparente y participativo”, agregando que los padrones de los partidos “gozan de muy poca o ninguna credibilidad” y que “al interior de los partidos políticos no existen ya mecanismos confiables ni interlocutores válidos para dirimir los conflictos”. Además de una crítica desbastadora a los partidos, incluyendo al suyo, es claramente una defensa de su posición con respecto a las primarias, pues la presenta como la solución a todos esos problemas.

Siguiendo en la línea de sustentar lo que ha sido su posición, indica que “numerosos dirigentes y militantes políticos” están de acuerdo con su posición, cuando ha sido todo lo contrario, pues la mayoría de los partidos políticos están en contra de su posición, al igual que casi la totalidad de las organizaciones de la sociedad civil, incluyendo organizaciones empresariales, sociales e iglesias.

El presidente Medina señala que “a pesar de que este modelo recibió la aprobación del Senado de la República con una mayoría calificada, y de que la mayor parte de los diputados favorece el texto aprobado en el Senado, lo cierto es que por tratarse de una ley orgánica se necesita el voto de las dos terceras partes de los presentes, lo cual es altamente probable que no se obtenga en la Cámara de Diputados”, lo que lo lleva a concluir “que existe un gran riesgo de que el texto se caiga en la Cámara de Diputados”, lo que, en su opinión, y creo que en la de todos, no debe ocurrir.

Es entonces cuando el presidente Medina considera “que ha llegado el momento de poner el interés nacional por encima de cualquier otra consideración”, lo que debería leerse en el sentido de que él está dispuesto a llegar a una “solución pactada”, lo que no implica necesariamente ceder pura y simplemente, pues ello le representaría una derrota política, sino hacer concesiones, que pudieran ser de pura forma, que le permitan salir lo mejor parado posible.

No podía dejar de responder el argumento principal de Leonel Fernández, señalando que “estoy convencido, al igual que la opinión mayoritaria sobre este asunto, de que la ley puede regular la manera como los partidos políticos eligen sus candidaturas”, con lo que expresa que la fórmula de las primarias abiertas, simultaneas y con el padrón de la JCE es constitucional.

A pesar de las idas y venidas en la extensa carta, soy de opinión que el presidente Medina, luego de haber cruzado el río en busca de la confrontación (la aprobación en el Senado), y medir fuerzas con la contraparte (en la Cámara de Diputados), anda buscando un puente por el cual devolverse sin daños adicionales para su causa, pues no cuenta con los votos para aprobar las primarias como las desea y la no aprobación en la Cámara pudiera estar cerrándole ese camino, que es el mismo que necesita para modificar la Constitución y permitir la reelección.

A pesar de que el presidente Medina parecería estar abocado a un fracaso de mantener su posición, también tenemos el riesgo de que la víctima de la confrontación sea la misma ley de partidos políticos y, de paso, la ley electoral, y nos quedemos sin ellas y sin los instrumentos de control que disponen, permitiendo nuevamente que los que estén en el poder hagan y deshagan. Muy indicativo ha sido la información de que la diputada Lucia Medina, ahora temprana aspirante a senadora por San Juan, celebró este domingo una actividad con miles de madres, a las que obsequió neveras, lavadoras, televisores, pasolas, en una actividad típicamente electoral, y lo ha hecho cada año sin que nadie se pregunte dónde queda la equidad en la competición electoral que manda la Constitución y dónde está la JCE.

El liderazgo opositor debería aprovechar el momento y facilitar una salida al tema que preserve el proyecto de la JCE y deje a cada partido en libertad de determinar cómo elegirá a sus candidatos, pero haciendo el menor daño político posible al presidente Medina. Algunos pensarán que se debe aprovechar la oportunidad y derrotar abiertamente al presidente Medina, y lo pueden hacer, pero no garantizará que el camino a la reelección esté cerrado y posiblemente se hará a expensas de la ley de partidos y la ley electoral que necesitamos.