Usé el libro “Lecciones para el Joven Economista” de Robert Murphy como texto para el curso Fundamentos de Economía que imparto en la PUCMM.  Gratificante poder compartir con estudiantes, la mayoría de la Escuela de Derecho, este libro atípico con seis gráficos y sin ecuaciones, donde lo primordial es descubrir los principios de la acción humana, el origen y naturaleza de las preferencias con su importancia sobre el intercambio, la formación de los precios y la división del trabajo. 

La Economía Robinson Crusoe probó nuevamente ser útil para entender los derechos naturales del individuo a su cuerpo, la protección de su vida y la adquisición legítima de propiedad sobre la tierra y bienes que puede producir para consumo o intercambio.  La tierra es del primero que la transforma hasta los límites de los recursos a su disposición. Ni Colón ni los Indios podían reclamar propiedad legítima sobre tierras vírgenes. “¡Yo llegué primero!” o “¡Aquí está el título real con bendición papal!”, no son formas de apropiación válidas en sociedad libertaria anclada en derechos naturales.   Tampoco lo son terrenos de latifundistas amparados en ser el primero que registró al amparo de títulos de pesos de tierra de dudoso origen. 

Murray Rothbard por eso prioriza la investigación del origen de la propiedad de la tierra para instaurar una sociedad libertaria. Esta visión fue la que lo llevó a ser de los pocos economistas de libre mercado que apoyaron las revoluciones campesinas en Latinoamérica. También en criticar que a los negros que eran esclavos en el Sur de EUA, no recibieran las tierras que le correspondían por ser quienes las trabajaron. Planteó el despojo puro y simple, sin compensación, a los terratenientes esclavistas.

La llegada de otro habitante a la isla permite analizar las formas en que se relacionan los individuos. De forma voluntaria, Viernes y Robinson trabajan uno en dependencia de otro o como iguales se distribuyen tareas productivas tipo cooperativa.   Involuntaria, el más fuerte somete al otro a trabajar contra su voluntad, como un esclavo.

En agradecimiento a no terminar como plato principal de aborígenes enemigos, Viernes no puede someterse voluntariamente a la esclavitud. Si Crusoe está dispuesto a no evitar por la fuerza que se marche el día que cambie de opinión, éste no fue nunca un esclavo.  Como no lo sería hoy quien se comprometa a trabajar para siempre para alguien, con acto auténtico ante notario, ya que para las cortes es contrato inválido.  Oportunidad aquí para criticar la conscripción como práctica esclavista a gran escala de los Estados.

Si la decisión del nuevo habitante de la isla es buscar un terruño propio, el intercambio surge como forma mejorar el nivel de vida y especializarse donde la ventaja relativa es mayor.  De las transacciones libres entre individuos surge el dinero-mercancía, para facilitar el intercambio vía un bien con alta preferencia revelada cada vez particulares cierran un trato.  Lo que es provechoso para los habitantes de la isla, el libre comercio, también lo es cuando se abren las rutas del comercio internacional.  El comercio es libre o no es libre. Países pequeños deben abrazar libre comercio unilateral con el resto del mundo. Puro y simple, cero arancel o restricción alguna al flujo de bienes y servicios, no el complicado tinglado de acuerdos comercio administrado que tenemos ahora.

En clase se exhibieron videos de la serie “Libre para Elegir” de Milton Friedman que muestran los beneficios de estas políticas. “La Tiranía de los Controles” y el interesante debate que sostiene con colegas y políticos al final del video, son invaluables para estimular a pensar a gente joven excesivamente expuesta a las ideas endiosan a gobernantes, a políticas públicas de intervención en los mercados y a empresarios mercantilistas, monopolistas, monopsonistas y adictos a subsidios públicos.