Desde el 1º de julio de 1966, cuando Joaquín Balaguer se juramentó Presidente de la Republica, nadie ha subido ahí con la intención de durar en el cargo los cuatro años para los cuales fuera electo. Antonio Guzmán, Salvador Jorge Blanco, Leonel Fernández Reyna ni Hipólito Mejía llegaron a la presidencia pensando en durar cuatro años y luego irse a su casa.

No creo que Danilo Medina tenga ningún motivo para ser  la excepción. No es un asunto personal de quien sea presidente, es que los grupos de poder que aúpan a alguien para convertirlo en presidente no lo hacen con proyectos de cuatro años.

Para casi todos estos mandatarios que mencionamos, el resultado de intentar reelegirse ha sido traumático. El primero en intentar reelegirse, luego de la sangrienta experiencia de Balaguer, fue Antonio Guzmán, el presidente que en los últimos 85 años ha detentado más poder  en este país, aparte de Balaguer y Trujillo. Esa acumulación de poder fue precisamente lo que hizo pensar a Guzmán y su entorno en la posibilidad de la reelección.

Joaquín Balaguer
Joaquín Balaguer

Contrario a quienes piensan que en el caso de Medinael principal obstáculo a su reelección es de carácter constitucional, la práctica enseña que, aunque esto sea cierto,  la aceptación que tenga el candidato en determinados estamentos es lo más determinante, incluso, claro está, la aceptación popular.

En este país,carente de instituciones que funcionen como tales, la Constitución no determina nada o determina muy poco en materias fundamentales. De las experiencias de Guzmán, de Mejía y del propio Balaguer surgen lecciones dignas de releerse en estos momentos en que se debate la posible reelección de Medina. Hipólito Mejía fracasó pese a derribar, aunque de manera truculenta, el obstáculo constitucional. No pudo alcanzar el necesario consenso de los factores de poder, entre ellos el del “poder extranjero”

Volviendo a la actualidad, entre los mejores análisis que he leído al respecto del caso Medina están los que ha publicado Felipe Ciprián en meses recientes. En uno afirma que “El dirigente político de mayor arraigo electoral, el presidente Danilo Medina, no podrá intentar la reelección en 2016 porque se lo impide la Constitución y hasta el buen juicio, pero no tengo dudas de que determinará quién será el próximo candidato presidencial del Partido de la Liberación Dominicana (PLD) y muy probablemente el nuevo Presidente de la República Dominicana”.[i]

Y agregó más adelante en otro artículo “Más que por su carisma, por su forma de gobernar, Medina se ha colocado como un gigante ante estos tres políticos a los que, aun cuando el pueblo dominicano sabe que constitucionalmente no puede reelegirse, les lleva entre 30 y 70 por ciento de ventaja. Más aun, la mayoría de los dominicanos (65.7 por ciento) está dispuesta hasta a aceptar una reforma constitucional para facilitar la reelección de un gobernante, frente al 31 por ciento que se opone. Eso da la magnitud de la resignación de un pueblo cuando no tiene opciones creíbles a la vista y acepta el mal menor”.[ii]Ciprián, sin embargo, duda que Medina propicie una reforma constitucional: “Personalmente dudo mucho que Medina, pese a ese creciente deseo popular de que continúe en el poder, se atreva a propiciar o aceptar una modificación de la Constitución simplemente para intentar reelegirse desde el poder como actuó Hipólito Mejía en 2002”.[iii]

En el caso de Guzmán, presidente entre 1978 y 1982, influyó la acumulación de poder en su persona. Hasta el extremo de que, en septiembre de 1979 tras el paso de los ciclones David y Federico que devastaron gran parte del país, Guzmán pretendió que el Congreso le otorgara poderes casi dictatoriales, ante lo cual la Nación reaccionó indignada.

Afiche de propaganda reeleccionista de Antonio Guzmán
Afiche de propaganda reeleccionista de Antonio Guzmán

Roberto Cassá describe así a Guzmán en la cúspide de su poder y el origen de su proyecto continuista: “Disponiendo del apoyo de sectores dominantes y populares, así como de la for­mación de una nueva élite militar, Guzmán se aprove­chó de la tradición presidencialista para fortalecer su poder personal. La concentración de poderes políticos en Guzmán supuso el alejamiento del perredeísmo, en tanto que corriente política definida, de la gestión del poder; pero, al mismo tiempo, posibilitó al presidente operar con cierto margen de autonomía respecto a la clase burguesa…En ese proyecto personal también incidía un interés de corte grupal: la aspiración de un sector dirigencial del PRDde mantenerse indefinidamente en el poder contando con el liderazgo de Guzmán. Algo parecido puede de­cirse en el sentido de que el presidente tenía un proyec­to de corte personalista que se manifestó en la disposi­ción de fortalecer su poder, disminuir la influencia del PRD y preparar las condiciones para la reelección presiden­cial… Sin embargo, de tal resultado surgie­ron elementos para una crisis política bastante continua a lo largo de la gestión perredeísta, la cual formó parte de su fracaso histórico y de su incapacidad por superar las contradicciones que albergaba”.[iv]

El desenlace de esta crisis desembocó en el fracaso estrepitoso del proyecto reeleccionista y el apoyo abrumador a la opción opositora que representaba Salvador Jorge Blanco. En palabras del historiador Cassá: “La canalización específica de este conflicto se manifestó inicialmente por medio del enfrentamiento entre José Francisco Peña Gómez, en tanto que líder del partido, y Guzmán, en tanto que figura principal de la fracción que desde el gobierno había dado la espalda al partido. Posteriormente se manifestaría mediante el incremento del apoyo popular e intraperredeísta de la alternativa opositora representada por Salvador Jorge Blanco”.[v]Cassá remata su análisis explicando la paradoja que significó en aquella época el mantenimiento simultáneo del PRD como poder y oposición. Dice: “Esa crisis, sin embargo, resultó finalmente beneficio­sa para el mantenimiento de la influencia perredeísta sobre las masas, en tanto que el PRD como organización pudo desligarse de la gestión conservadora del gobierno y sustentar una opción opositora que retomaba los linea­mientos programáticos populistas y permitía, pues, man­tener bajo su control a la mayoría de las masas popula­res progresistas. De manera que la confrontación casi permanente entre gobierno y partido fue operativa, no solamente para el gobierno poder servir a los intereses de la burguesía, sino también para el partido mantenerse como opción continua de poder”.[vi]

El 15 de mayo de 1980yo me encontraba en Moca como parte de la miríada de funcionarios, técnicos y empleados de los entonces influyentes organismos agropecuarios del Estado, que se aprestaban a celebrar el Día del Agricultor. Ignorábamos que aquella sería una celebración que quedaría en la historia por marcar un hito en el proyecto reeleccionista del presidente Antonio Guzmán. Escribí mis impresiones en el siguiente comentario que salió publicado al mes siguiente en la revista católica de circulación nacional Amigo del Hogar: Día del Agricultor, ¿vuelven los pavos?

El Gobierno organizó grandes ce­lebraciones para el Día del Agricul­tor, el 15 de mayo, fiesta católica de San Isidro (El Labrador). Los actos más importantes tuvie­ron lugar en la ciudad de Moca, donde se inauguró un Monumento al Agricultor, construido' a la entra­da de la población.

El día 16 el pre­sidente de la República ofreció una recepción a varias decenas de agri­cultores que, según los describió la Oficina de Prensa de la Presidencia, eran "líderes campesinos"; también ­hubo condecoraciones y otras inau­guraciones y actos.Pero, este comentario va dedica­do al acto de Moca, tanto por el he­cho de que allí se encontraba el pre­sidente Guzmán como por el carác­ter que se le dio a aquella celebra­ción.

Aunque el Secretario de Estado de Agricultura, en un largo discurso, se refirió a los problemas agrícolas del país, por todo lo demás pode­mos afirmar que la celebración del Día del Agricultor en Moca, fue un acto político partidista, con fines abiertamente electorales. Cientos de seguidores de la fac­ción guzmanista del PRD enarbola­ron cartelones y letreros en apoyo al mandatario, mientras otros levan­taban grandes retratos del jefe del partido de gobierno, con el lema "Peña Gómez, líder nacional".

Los guzmanistas decían ser amigos de Guzmán y los peñagomistas (¿o jor­geblanquistas encubiertos?) se pro­clamaban compañeros, no amigos, del Presidente.En fin, un acto político donde lo que se ventilaba no era la problemá­tica del agricultor dominicano sino la lucha interna por las candidaturas  del Partido Revolucionario Dominicano (PRD) en las elecciones del 16 de mayo de 1982. Nos hallamos, según parece, una vez más ante la amarga alegoría de los pavos. Como se sabe, el pavo es un ave de poco consumo en la Re­pública Dominicana; su mayor de­manda ocurre en la época de Navidad, cuando se prepara asado en la cena de Nochebuena. Los campesinos acostumbran decir que ellos se sienten igual que los pa­vos: “Los pavos para nochebuena y nosotros para las elecciones”.Realmente, este Gobierno que prometió tanto para el campesino, ¿va a ocuparse de los problemas de éstos o solamente los valorará por el voto que puedan dar en las eleccio­nes? ¿Es que ya vuelven los pavos?”[vii]

Leonel Fernández
Leonel Fernández

Un balance de los intentos reeleccionistas de 1970 a 2008 sería este:

  • Joaquín Balaguer. Reelecto a sangre y fuego en 1970 y 1974 gracias al podermilitar, consenso de sectores nacionales clave y apoyo del “poder extranjero”. Fracaso en 1978 debido al agotamiento del apoyo interno y retiro del “poder extranjero”. Reelecto en 1994 pero, debido al fraccionamiento de su base de apoyo y un grado de fraude tal que lo obligó a ceder el poder, renuncióen 1996.
  • Antonio Guzmán. Fracaso del proyecto reeleccionista debido al retiro del apoyo partidario interno, crisis económica y desdén del “poder extranjero”.
  • Salvador Jorge Blanco. El solo pensar en que se reeligiera “daba grima”; su decepcionante liderazgo, la horrible  gestión económica y los sangrientos sucesos de “abril del 84” terminaron de hundirlo.
  • Hipólito Mejía. La relección “a base de cuartos” fracasó estrepitosamente, aunque todavía hay quienes sostienen que sus dos primeros años de gobierno “fueron buenos” Sería bueno preguntarle a Ramón Báez Figueroa.
  • Leonel Fernández. Reelecto en 2008 en base a una exitosa estrategia de anular la oposición y agenciarse apoyos clave dentro y fuera del país; Hugo Chávez entre estos apoyos fue determinante. La ausencia de una alternativa opositora creíble para el “poder extranjero” también jugó su papel.

 

 



[ii] Enlace de Internet http://acento.com.do/2014/opinion/8173289-adios-a-leonel-hipolito-y-miguel/

[iii] Ídem

[iv] Roberto Cassá: Modos de producción, clases sociales y luchas políticas. República Dominicana siglo XX. Punto y Aparte editores, Santo Domingo, 1984, páginas 224-226

[v] Ídem

[vi] Ídem

[vii]Amigo del Hogar, junio de 1980, página 17