«Una de las limitaciones que tienen este tipo de enfoques es que de algún modo el análisis se centra en argumentos propios de la economía clásica y tantos los riesgos" como las "siniestralidades" solo se refieren a los riesgos financieros y monetarios como tales y los medidos por modelos estadísticos actuariales. En un entorno donde los fenómenos de la naturaleza, el cambio climático, los limites biofísicos del capital natural serán cada vez más determinantes en los modelos de incertidumbres sujetos a las dinámicas humanas asociadas al sub-sistema económico puede traer como consecuencia una descripción incompleta de la realidad. No contemplar una matriz de sentido que incorpore elementos observables de orden extra-monetario es simplemente seguir asumiendo teóricamente la economía como “sistema” en sí. Las variables monetarias, los capitales, las acciones, los tipos de cambio y de interés, los swap, las materias primas (derivados) las primas de seguro, combinados con las leyes coercitivas de la competencia (clave para entender la lógica de acumulación capitalista) no son más que en última instancia mera abstracciones teóricas fruto del procesos de formalización de la economía estándar que nada tienen que ver con la verdadera economía que es la economía física: la economía del Sistema Tierra. Incluso uno de los derivados de mayor presencia en el mercado y más cercano a los limites naturales como las materias primas las estimaciones sobre su escasez o abundancia se limita a las simples expectativas “racionales” de los agentes económicos y no atiende a las tendencias entrópicas del recurso en si con respecto a los rendimientos decrecientes de la naturaleza.»

Estoy citando in extenso el comentario que hiciera un lector, David Arias Rodríguez, de mi último artículo “El diablo se encuentra en los detalles”, muy enjundioso (parece de un economista), pero como estamos hablando de la bolsa dominicana, la presento para hablar de las bolsas chinas y su impacto en las bolsas del mundo.

Vamos a ver que dice un Premio Nobel hace poco, el pasado 14.8.2015: «China está gobernada por un partido que se llama a sí mismo comunista, pero su realidad económica es un rapaz capitalismo de amiguetes. Y todo el mundo da por sentado que los dirigentes del país participan del engaño y saben perfectamente que no pueden tomarse en serio su ocasional retórica socialista.» Paul Krugman nos está advirtiendo de lo que Arias Rodríguez nos dice, pero menos complicado. Ver su artículo “Las torpezas bursátiles de Pekín” (disponible en el siguiente enlace de INTERNET: http://economia.elpais.com/economia/2015/08/14/actualidad/1439563391_746046.html)

El problema no está en la teoría, está en la práctica porque el apellido de la economía es política y por lo tanto cuando está en juego “todo” no queremos perder en ningún frente. La economía alternativa no se ha escrito, se vislumbra, pero no tenemos instrumentos analíticos fiables. Por lo tanto, debemos aplicar los viejos conocidos pero con sospecha.

Por lo tanto, Krugman llega a poner la cuestión en estas palabras: «Sin embargo, sus tortuosas políticas de los últimos meses resultan preocupantes. ¿Es posible que, después de todos estos años, Pekín siga sin comprender cómo funciona esto del “mercado”?»

Si  no lo entienden, Krugman señala la importancia de la crisis china: «Si de verdad no lo comprenden, hay motivos para preocuparse. China es una superpotencia económica, aún no tan enorme como Estados Unidos o la Unión Europea, pero lo bastante grande para ser muy importante. Y se enfrenta a momentos difíciles. De modo que si sus líderes tienen de verdad tan poca idea como últimamente parece, la cosa no pinta bien, no solo para China, sino para el mundo en general.»

En “La pandilla del MIT”, (disponible en el enlace: http://economia.elpais.com/economia/2015/07/24/actualidad/1437745190_845986.html ) Krugman pone el dedo en la llaga: los Chicago boys pasaron de moda, llegan la pandilla del MIT (Massachusetts Institute of Technology), o sea los hijos de Paul Samuelson. Dice el mismísimo Krugman: «De hecho, resulta sorprendente la poca atención que han prestado los medios de comunicación al predominio de los economistas formados en el MIT, el Instituto Tecnológico de Massachusetts, en los cargos políticos y la retórica política. Pero es de lo más llamativo. Ben Bernanke se doctoró en el MIT; igual que Mario Draghi, presidente del Banco Central Europeo, y Olivier Blanchard, el enormemente influyente jefe de economía del Fondo Monetario Internacional (FMI). Blanchard va a jubilarse, pero su sustituto, Maurice Obstfeld, es otro hombre del MIT (y otro alumno de Stanley Fischer, que dio clase en el MIT durante muchos años y ahora es vicepresidente de la Reserva Federal).»

En “Los emperadores desnudos de China” (disponible en el enlace:http://economia.elpais.com/economia/2015/07/31/actualidad/1438349940_695182.html ) Krugman señala: «Empecemos por las nociones básicas. China se encuentra al final de una era, la era del crecimiento superrápido, posibilitado en gran medida por la ingente emigración de campesinos subempleados, que se fueron del campo a las ciudades costeras. Esta reserva de mano de obra excedente está menguando, lo que significa que el crecimiento debe ralentizarse.»

Estudiando las bolsas de allá, podemos mejorar la institucionalidad en la bolsa de acá. Aunque no llegaremos a una economía alternativa, ni alcanzaremos a desarrollar modelos económico-ecológicos para resolver el “sancocho” en las cabezas de los economistas.