§ 1. Colombo, Juan TH y otros amigos de la Sacra Congregación de la Vela Perpetua, una especie de madriguera donde moran todavía algunos periodistas “decididamente fuñones” y no tocados por la corrupción y la impunidad de la ola clientelista y patrimonialista que se abatió como un tornado sobre la sociedad durante los 20 años de hegemonía política del Partido de la Liberación Dominicana, solicitan que se ayude al presidente Luis Abinader en su gestión por  adecentar la sociedad, labor que ha comenzado por su intención, y le hemos tomado la palabra pero sin cheque en blanco, de crear las bases para un Ministerio Público independiente en lo que se aprueba una reforma constitucional que así lo consagre.

Leonel Fernández

§ 2. He apoyado siempre la práctica de ganarle, aunque sea un ápice a la corrupción y la impunidad que ha sido inseparable del Estado clientelista y patrimonialista, autoritario, centralizado administrativamente y fundado con la exclusión del pueblo por Pedro Santana y sus hateros a partir del golpe de Estado de julio de 1844 y organizado formalmente a partir del artículo 210 de la Constitución votada en San Cristóbal el 6 de noviembre de aquel año de infortunio y que como lo teorizó el maestro Américo Lugo, no ha podido dicho Estado convertirse en un verdadero Estado nacional debido a que el pueblo dominicano carece de conciencia política, conciencia nacional, conciencia de su unidad personal o comunidad nacional. En mis obras, he planteado la hipótesis siguiente: Si a los Estados nacionales europeos les tomó 300 años llegar a ese peldaño, a nuestro país y a los demás los países latinoamericanos gobernados por frentes oligárquicos, les tomará unos 480 años lograr esa proeza. Y no será con dictaduras de partido único que se logrará la creación de verdaderos Estados nacionales en América Latina, porque con estos regímenes tenemos experiencia de sobra.

§ 3. El apoyo que se solicita radica en que los periodistas ayudemos a que se convierta en realidad este inicio de “independencia del Ministerio público”  para que con nuestra vigilancia, nuestros escritos, las denuncias puntuales de actos de corrupción tanto en los gobiernos pasados como en el presente y el respaldo a las acciones de Miriam Germán en la Procuraduría General de la República, Milagros Ortiz Bosch en la oficina de Ética y Transparencia Gubernamental, Carlos Pimentel en la oficina de Compras y Contrataciones, así como también en el respaldo a las acciones de la sociedad civil como son Participación Ciudadana, la Marcha Verde, la Plaza Alzada y las redes sociales de modo que todos nos convirtamos en agentes activos en contra del clientelismo y el patrimonialismo que, al menor descuido, asoma la cabeza en este gobierno de Luis Abinader, porque no olvidemos que el PRM es una continuidad del viejo PRD desguazado por Leonel Fernández y Danilo Medina con la complicidad bien pagada de Miguel Vargas Maldonado. Y esto quiere decir que, si bien existe una pequeñísima diferencia entre el PRM y el PRD, en ambos partidos medra una militancia clientelista y patrimonialista, sin conciencia política y sin conciencia nacional, presta, al menor descuido, a corromperse a través de los múltiples mecanismos que ya el PLD aceitó durante 20 años de gobiernos y que se resume en una fórmula que un amigo poeta y escritor perredeísta, Rafael Peralta Romero, hoy perremeísta, me describió en 1984  con exactitud pasmosa cuando le pregunté por qué en el PRD no primaba el mérito, sino la rebatiña y pleitos por acceder a los cargos públicos: “Es que en el PRD cada quien debe “jalar” su propia carreta”. En 2002, mi paso por la Biblioteca se debió quizá a un error o a un accidente, que sé cómo explicar a través de mi adhesión al partido del ritmo y su crítica a la teoría del signo y sus seis paradigmas antropológicos (Meschonnic, 2000) (1), pero no halé carreta, al igual que en las elecciones de junio de 2020. Esa misma ideología egoísta y clientelista prima en el PRM y si todavía no se ha desatado en grande esa manera de lucha y rebatiña es porque estamos en pandemia y porque la conducta decente y el mensaje directo de Abinader han frenado, por el momento, las ambiciones. Pero tan pronto se acerque la mitad o el tercer año de mandato, estas ambiciones y rebatiñas aflorarán y las demandas por contratos y prebendas con el Estado pueden estallar, en caso de que no se perfile una clara posibilidad de triunfo de la reelección del actual mandatario para el período 2024-28. Muchos alegarán que Abinader es rico de cuna y que no tiene necesidad de usar los recursos del Estado para aumentar la riqueza suya y de las empresas familiares; que ellas prosperan gracias a su aura de presidente, pero los que se fajaron en la campaña no pueden vivir con el sueldito que ganan. Que así si es bueno pregonar transparencia y lucha contra la corrupción y la impunidad. Recuérdese que, en la gestión gubernamental de Leonel Fernández, este llegó a justificar públicamente la corrupción y en las encuestas de medición sobre este tema la mayoría de la población estaba de acuerdo con formas de corrupción como el boroneo y otras manifestaciones clientelares.

Hipólito Mejía

§ 4. En algún momento del mandato presidencial de Abinader, pero luego de haber despachado el caso de corrupción que se ventilará en los tribunales en contra de todos los que en el gobierno de Danilo Medina depredaron el erario, este deberá vérselas con Leonel Fernández, aliado coyuntural necesario que juega momentáneamente el papel de contrapeso frente al segundo poder dentro del PRM y el gobierno: la fuerza social que apoya a Hipólito Mejía, cuyo poder expansivo carece de límites. Si y solo si el “Ministerio Público independiente” incoa acciones en contra de los expedientes que durmieron el sueño de los justos en la gestión de Danilo Medina (Odebrecht,  Súper Tucanos, Sun Land, etc.), llegado ese momento Abinader deberá vérselas con la referida alianza coyuntural y entonces si es político con sindéresis no le quedará otro camino que deshacer, por inconveniente, ese pacto político, tal como aconseja Maquiavelo o Constancio a su hijo Constantino en la novela de Fernando Conde Torres, Año 303 inventan el cristianismo: “Los pactos los firman los listos para engañar a los tontos. Un pacto vale solo lo que vale para el que vale menos. Y para ti un pacto no vale nada, tampoco valdrá nada para el otro. La ventaja es que podrás descubrir la verdad cuando más te convenga. Eso te dará una ventaja muy grande sobre el otro. Así se ganan las confrontaciones.” (Madrid: Alta Andrómeda, 2016, p. 650). O la fórmula, en estos tiempos turbulentos, para saber quién es el colaborador leal y quién no lo es: “Deberás rodearte de hombres eficaces y fieles. La eficacia la podrás ver por su historial: Deben ser buenos militares, o buenos administradores, ya antes de que tú los conozcas y elijas. Pero lo más difícil es juzgar sobre su fidelidad a ti. Te podrá ayudar lo que he captado de la naturaleza humana durante mi mandato de César. Desconfía de quien siempre te halaga, de quien siempre coincide con tu opinión. No es fiel quien habla siempre en segundo lugar, y repite tus ideas con sus palabras. Déjales que hablen en primer lugar. Pregúntales qué piensan de tal asunto, sin que hayan sabido qué piensas tú. Quien evite la respuesta, aléjalo de ti. Quien, respetuoso, te la dé, ese es íntegro y te será útil. Quien te ofrece lo que lleva dentro, trabaja para tu triunfo. Quien te adule, trabajo para el suyo. Elige a los primeros y aléjate de los otros [………] Sé, pues, astuto y ponles a prueba. Así sabrás elegir hombres eficaces y fieles. El grupo de altos mandos de que te rodees es vital para tu buen gobierno, porque uno no gobierna solo.” (P. 140). Y, por último, el consejo de Constancio a su hijo acerca de cómo debe tratar a los sacerdotes, augures o arúspices, es decir, a los adivinadores, cuya organización, las iglesias, son una instancia del Poder del Estado. Como no vivimos en un Estado nacional verdadero, no hay separación entre Iglesia y Estado, de modo que hay que lidiar con ese problema, pero también con los brujos y los hechiceros y los que en las religiones mesiánicas adivinan el porvenir: “En Roma siempre se ha dado mucha importancia a los augurios. Y ninguna guerra se declaraba sin consultar a los arúspices. Si se les consulta y ellos deciden, me preguntarás dónde queda tu capacidad de decidir y de acertar […] Úsalos. Te dará prestigio. Pero, en secreto y de antemano, hazles saber lo que esperas de ellos. Luego recompénsales, también en secreto. Es conveniente seguir las costumbres romanas con vistas al exterior, pero haz tu voluntad en el interior.” (Ibíd.). Es importante, para todo gobernante dominicano, retener el episodio de Trujillo y la Iglesia católica y otras denominaciones como los Testigos de Jehová y las religiones milenaristas afrodominicanas cuyo culto el dictador prohibió en 1938.

Luis Abinader, presidente de la República

§ 5. Ya en este tramo final de mi vida, retirado en mi torre de cristal pintada de albayalde, seguidor de Epicuro, Séneca, Cicerón o Marco Aurelio, fray Luis de León y su “retirada vida”, Gracián y el capitán Andrés Fernández de Andrada, solo me resta recitarles a los amigos y amigas estos versos iniciales y la estrofa final de la “Epístola moral a Fabio”, del referido capitán: “Fabio, las esperanzas cortesanas/prisiones son do el ambicioso muere/y donde al más activo nacen canas./ El que no las limare o las rompiere,/ni el nombre de varón ha merecido,/ni subir al honor que pretendiere./ El ánimo plebeyo y abatido/elija, en sus intentos temeroso,/primero estar suspenso que caído;/ que el corazón entero y generoso/al caso adverso inclinará la frente/antes que la rodilla al poderoso.”

Que esta ha sido mi conducta de vida: luchar en contra del Poder y sus instancias y en esta sociedad, cortar, cada vez que pueda, un ápice a la corrupción y la impunidad, al clientelismo y al patrimonialismo y contribuir con mi esfuerzo modesto a crear la necesaria conciencia política y la conciencia nacional, la conciencia de ser sujeto y la conciencia de clase con el objetivo expreso para fundar un Estado nacional verdadero, como lo pregonó Lugo, pero que faltan siglos para que se avizore en nuestra porción de humanidad el hombre por el que nuestro pensador clamó para realizar ese portento, aunque Abinader no es ni Bismarck ni Garibaldi. Pero Suiza e Israel, con menos territorio que el nuestro, son sin embargo Estados nacionales. Por eso esta estrofa final del capitán, mientras llega el gran momento: “Ya, dulce amigo, huyo y me retiro/de cuanto simple amé: rompí los lazos/Ven y sabrás al grande fin que aspiro, /antes que el tiempo muero en nuestros brazos.”

Con los libros y la música clásica y popular que me han acompañado durante más de sesenta años, vivo feliz en la soledad teorizada por Albert Camus y simbolizada por Franklin Mieses Burgos en sus grandiosos poemas.

Nota:

  1. Crisis del signo. Teoría política del ritmo y teoría del lenguaje. Santo Domingo: Comisión Permanente de la Feria del Libro, 2000.