Erudita discusión ha motivado las líneas del admirado periodista Carlos Alberto Montaner. [ http://www.elblogdemontaner.com/es-la-cultura-querido-carlosalberto/].  Como de costumbre,  vale la pena  ponderar sus ideas.   Mas una exquisita  erudición  no debe encubrir los difíciles momentos atravesados por los Latinos en los Estados Unidos, con tendencia a empeorar,   ni  apoyar  a quienes quieran arrancarnos nuestros derechos.

 La tesis central de  eruditos comentaristas gira acertadamente alrededor del nacimiento de naciones y culturas en diferentes épocas.  Si, algunos. Los Estados Unidos, Canadá, la colonia penal de Australia y Nueva Zelandia, por ejemplo, llegaron a luz en el desenlace de la Revolución Comercial, mientras nuestra América Latina continuaba en un  agotado medioevo.   Por lo tanto, aquellas progresaron y estas quedaron a la zaga  (ojo: Argentina superaba a  Australia a principios de siglo  XX, capital brasileño financió ferrocarriles en los EEUU  en el XIX, capital cubano ayudo a financiar la Guerra de Independencia Americana);   muchos de estos hijos hoy suspiran y arriesgan su vida por llegar a la tierra prometida, a ser parte del Sueño Americano.


Otros no. India,
PakistánAfganistánKeniaGhanaÁfrica del Sur, Guyana, o las Antillas Menores, quedaron en el mar de la ignorancia.   La guerra inglesa del Opio con China aun repugna tanto como repugnan  la suicida batalla aristocrática  del Somme o, tragedias imborrables,   los campos de concentración españoles,  nazis o estalinistas. El comercio de la esclavitud, aportando impresionantes riquezas a  la realeza inglesa,  mancha  a toda la humanidad.  Las guerras contra la independencia filipina,  vietnamita o la petro guerra en Iraq, tiene capítulos inhumanos mejor olvidados.  Pero si se va a demostrar la mediocridad de la cultura latina, no aplaudamos la  calidad moral superior de los causantes de estas graves tragedias. Desgraciadamente la bestia de la cual y con la cual el homo sapien evolucionó,   causa daño no importa "la época."  Y tristemente, mientras mas poder, mayor tragedia.

España y la Mater et Magistra incorporaron millones de indígenas al mundo contemporáneo,  a las buenas o a las malas. Con la triste excepción del Caribe, no les llevaron a la extinción, como se hiciese sistemáticamente en los Estados Unidos (lo cual no fue copiado ni en México, ni en Canadá, ni en Australia o Nueva Zelanda). Los principios morales inculcados movieron a  masas con crueles culturas quasi-paleolíticas hacia la emergente civilización.  De hecho, una de las mejores innovaciones  en desarrollo inclusivo fueron las reducciones  jesuitas y franciscanas en Paraguay, no  corporaciones como las usadas para financiar la colonización en los EEUU y Canadá.  Pero la realeza europea se encargo de destruirlas por el poder de los jesuitas y su sentido de justicia hacia los nativos y por oponerse  a las nefastas encomiendas medievales en  suelo americano.


Los  logros 
anglosajones,  arraigar la democracia venciendo  la oposición de grandes capitales y las adherencias históricas del viejo mundo, independizar al estado del poder religioso, adaptarse a las olas de inmigrantes llegadas a sus fronteras, conquistar enemigos poderosos durante  dos guerras mundiales, los CarnegieRockefellerTeslaEdisonFordChaplin,  los MacArthurs y Patons,  Gates y  JobsHarvards y MITs,  la obsesión nacional con buenas  escuelas y universidades públicas, gradualmente la salud para todos, engendrados por  su genio–a pesar de las lacras  morales halladas en ilustres hijos–ameritan emulación. La  eliminación–a un altísimo costo–de sus peores lacras, como la esclavitud y la ignorancia,  el respeto a la ley y el orden–aunque fuera originalmente para proteger a los poquitos ricos de los muchos desposeídos, la protección del pueblo con regulaciones acertadas, un sistema impositivo pragmático y la defensa a ultranza de sus valores convirtieron a los EEUU en un faro  iluminando con su fulgor  un mundo donde frecuentemente lo bestial dominaba a lo humano.

Mas,   la admiración a ultranza por lo anglosajón y el desprecio  hacia lo Latino promovido, quizás inadvertidamente,  por las líneas de CAM y su leal público,  molesta.  Interpretar estos mundos con  la  polarización de Nietzsche entre el accidental Apolo  y el esencial Dionisio no cala.  Ciertamente, todos somos productos de una historia personal, nunca  LA HISTORIA y su historiografía.  Mi ADN y mis circunstancias enmarcan una historia adquirida por estudios, análisis, y principalmente  vivencias, que difiere de la proyectada por estos autores, y eso me lleva a otras imágenes, conclusiones distintas.  Entre otras lagunas, encuentro una peligrosa ignorancia de la dinámica darwinista histórica, marcada por  quienes  llegan primero y conforman a los retrasados, a veces con  virtudes, otras, lacras.


Entre estas últimas, la masiva 
corrupción americana  fomentada por sus exaltados líderes en banca e industria,  desde el Ante-Bellun del Sur hasta Teddy Roosevelt,  sobrepasa los niveles de  este sacrilegio  en Latino América.  Extrañamente, brilla por su ausencia  en el contraste de muchos autores entre los Latinos y los Anglosajones.  Además de la tara social  de "obedezco pero no cumplo,"  ¿no fueron las firmas inglesas, primero, y después las americanas quienes fomentaron la corrupción de las élites gobernantes latinoamericanas? .   Desde los ferrocarriles argentinos, pasando por  puertos brasileños, hasta  las compañías bananeras y azucareras, con  el "salpicón" de sus  negociaciones financiaron  muchos capitales criollos, mientras se robaban los bienes de la nación–nada nuevo,  corsarios y contrabandistas nutren los árboles genealógicos de  rancias  aristocracias.  

 Mas,   la historia la escribe quien gana.  Bolívar y Santander, Rosas o Sarmiento,  y el antiEEUU Martí,  todos perdieron;  México, Centro América y el Caribe,  en particular.  La leyenda negra española creada y ampliamente divulgada  por el Imperio Británicotambién arropa a Latino América….aunque la mayoría de sus pronunciamientos sean falsos. Triste ver que quienes deberían conocer la realidad mejor y  trascender estas mentiras, prefieran seguirlas. En el devenir histórico, ¿la Anglosajona coronó el éxito, y la Latinoamericana la mediocridad?  ¿Ganará a la larga el genio latino, ya bajo la hegemonía de los EEUU?  ¿Tendrán estos autores ese objetivo–la hegemonía anglosajona en Latino América? Será? 


Mi  propia "ola migratoria" ha  sido   formada  por  valores 
anglosajones y temo,  poco por aquellos mamados  en la cuna;  nosotros no perdimos, ganamos.  Mas no configuramos nuestra historia para "probar" lo despreciable de nuestros  orígenes.  Orgullosos nos sentimos de nuestras raíces latinas, con sobrada razón. Admiremos al Anglosajón y al Latino; por encima de todo, admiremos  nuestra humanidad  con sus lacras y virtudes.  No es necesario “serrucharle el palo” a unos para que el otro luzca mas alto.   Quienes quieran hundir a los Latinos en los Estados Unidos, fracasarán.>> http://www.elblogdemontaner.com/es-la-cultura-querido-carlosalberto/