La Carta de las Naciones Unidas, documento en el que se basa la Organización de Naciones Unidas (ONU), que bien podría llamarse, la "Constitución de la ONU", fue firmada en San Francisco, California, EEUU, por 50 países el 26 de junio de 1945. Entre esos países estaba la República Dominicana, como parte del continente americano, que fue el de mayor representación en la fundación de la ONU, 22 países de 50 para un 44%. Pero también República Dominicana era parte de América Latina, que como subcontinente fue el más representado por cantidad de países, 20 de los 50, para un 40%.
Los países de América Latina debieron unirse en bloque y reclamar que uno de ellos fuera miembro permanente del Consejo de Seguridad o quizás para promover la moción que evitara la antidemocrática medida del "veto" para los 5 grandes, que se apoya en el artículo 27 numeral 3 de la Carta de la ONU, porque sin ese 40% que representaban no hubiese podido fundarse la ONU. Pero ya desde ahí vemos como estos países están más desunidos que unidos, no se ven como una región, como ya lo han destacado Andrés Oppenheimer y otros autores.
En la Reforma de la ONU, la que se está planteando desde hace mucho tiempo, la que debe producirse, los países de la región latinoamericana deben ir unidos para lograr algunos objetivos, entre ellos 2 miembros Permanentes al Consejo de Seguridad o por lo menos 1, entre otros logros, pero para eso, insisto, deben verse como unidad. Aunque tenemos que reconocer que ya no es lo mismo, no tienen el poder de la cantidad que tenían, porque hoy siguen siendo 20 pero de 193 Estados miembros, lo que es en términos porcentuales poco más de 10%. Una ventaja que podría explotar América Latina ahora no es la cantidad, sino la calidad, o sea, que América Latina unida representaría un subcontinente en ascenso, con países como Brasil, Chile, México, Argentina, Colombia, Perú que avanzan. Mirémonos como región, presentémonos en el Parlamento de la Humanidad como llamó Paul Kennedy a la Asamblea General de la ONU, como un bloque que sabe lo que quiere para la región.
Comencemos apoyando la necesaria reforma de la ONU, de manera que rediseñemos una ONU más democrática, que exprese el mundo de hoy, no el de la post segunda guerra mundial, ese puede ser un primer paso. Eso sí, que mi posición es la de fortalecer bloques, pero dentro de la ONU, no el de dispersar los esfuerzos y los recursos creando organismos regionales que tengan los mismos propósitos del organismo universal que es la ONU. Para mí, OEA y todo lo que significa en Sistema Interamericano, es innecesario, igual es redundar hablar de un Derecho Internacional Público Americano, pero esos son otros asuntos que discutiremos más adelante, por ahora insisto en fortalecer el papel de América Latina en la ONU, con ello el papel de la República Dominicana en la ONU y con ello, lo más importante, convertir la ONU en lo que soñaron sus ideólogos, un organismo que permita que mediante el diálogo, la diplomacia se resuelvan de manera pacífica las controversias internacionales, o sea, un organismo que logre su propósito fundamental de mantener la paz y la seguridad internacionales.