Los eventos políticos y electorales en América latina se vuelven cada vez más interesantes, entre lucha anticorrupción, elecciones y fraudes electorales. La política de la región se debate entre populismos, continuismo, democracias, dictaduras constitucionales, y el fracaso del socialismo de siglo XXI, caracterizándose los regímenes de corruptos “salvadores”, aferrados al poder y un inesperado despertar de la ciudanía este 2019, agotada por la desigualdad.
Todo parece haber comenzado en Brasil, a raíz del Lava Jato en 2009 , empezando a encarcelar corruptos en 2014 ,a lo que siguió Odebrecht, llevando a la cárcel políticos y empresarios , sin excepción de bandera política; evangélicos centristas, izquierdistas orgánicos, derechistas disfuncionales, en fin, todos inspirados en esa vocación corrupta, que les lleva a gobernar para el bien individual. A lo que se agrega la llegada del ex militar Jair Bolsonaro, a la presidencia de Brasil, ofreciendo acabar con la violencia, homosexualidad y todos los males sociales que aquejan ese país.
Desnudadas nuestras realidades, al verse involucrados en el escándalo Odebrecht diversas personalidades políticas, presidentes y ex presidentes, de Panamá, Colombia, Ecuador, Perú junto a Venezuela y Rep. Dominicana (sede central del proyecto de corrupción) se debaten por no llegar a la cárcel, en medio del disgusto y pérdida de confianza de las ciudanías.
Así en Ecuador un ligero aumento de los combustibles lanzo la población a las calles, obligando al presidente Lenin Moreno a retirar las medidas ,decretar el estado de sitio tras los disturbios , negociando con los grupos indígenas y sectores de oposición .
Surgiendo de repente la protesta en Chile tras años de desigualdad. Eventos anodinos como un aumento de los precios del metro, han permitido que los chilenos desde el 18 de octubre se tiren a la calle, reclamando un cambio social, teniendo como respuesta una represión al estilo Pinochet, que deja unos 23 muertos, cientos de heridos y 280 ciudadanos que han perdido la visión. Rechazando el gobierno el informe de Amnistía Internacional sobre la dura represión a los manifestantes.
En Bolivia, la persistencia de Evo Morales de mantenerse en el poder desde el 2005 ,lo llevo a un fraude electoral, evidenciado por la OEA ,generándose una crisis política que le hace renunciar y exiliarse tras los bolivianos lanzarse a las calles, 32 muertos , cientos de heridos, que ponen en evidencia la polarización del país. Pues ahora se protesta porque el gobierno de Jeanine Añez carece de legitimidad.
A lo que se acaba de sumar Colombia, el 21 de noviembre con convocatoria al paro nacional, que lleno las calles del país ,260 mil personas, rechazando la política del presidente Iván Duque. Implantándose toque de queda en Bogotá. Con un estudiante muerto y varios heridos entre ellos 647 policías. Los colombianos no terminan de ver la paz, la guerrilla recompone sus reservas y los militares caen en emboscadas, junto a la ciudanía indefensa victima de ataques militares. A pesar del Nobel de la Paz y los acuerdos de la Habana dejados atrás.
Algunos gobernantes logran superan las manifestaciones que se le han presentado, como es el caso de Venezuela a principios del 2019, donde Maduro parece gobernar plenamente tras meses de protestas o los Ortegas en Nicaragua, desde abril del 2018, extendiéndose al 2019 no obstante las sanciones de EEUU y OEA se afianzaban en el poder en nombre de la “revolución” militarizando el país. Enfrentando hoy una de las crisis más graves de la región, pues la población enardecida, se volcó a las calles a pedir la partida de la parejita Ortega, que como respuesta lleva ya unos 500 muertos , miles de exiliados y las cárceles llenas de manifestante.
Muchos de estos gobiernos intentan obligar las poblaciones a conocer la” verdadera democracia”, que nadie sabe en qué consiste ,ya que cada vez las sociedades están más amenazadas por la pobreza, desigualdad, perdida de los derechos humanos ,y, alto control militar ,mientras los gobernantes se enriquecen sin pudor a través de la corrupción.
No podemos obviar la Argentina que lleva años en una compleja crisis económicas, con casos de corrupción que ponen a temblar el país, como los Cuadernos de Cedano, inflación, desvaluación y empobrecimiento de la población empañan el reciente triunfo de Alberto Fernández y la ex presidenta, Cristina Fernández de Kirchner, trayendo de vuelta al país el populismo sin dinero, lo que permite novedosas reacciones.
A nivel Caribeño, la renuncia de Ricardo Rosselló , el pasado 24 de julio ,es el evento más importante, que registra todo el Caribe y Puerto Rico en su condición de Estado Libre asociado ya que en su historia de gobiernos regidos por gobernadores, este es el primero en renunciar, tras 12 días de manifestaciones de una población de apenas 3 millones de individuos, de los que se calcula 1 millón se tiro a las calles y todo porque , la máxima autoridad se dedico a hablar mal de sus gobernados. Lo que fue puesto en evidencia por el Centro de Investigaciones de periodistas independientes de Puerto Rico, en 889 páginas, sacando a la luz pública, que sus gobernantes carecían de sinceridad, en un país que aun no se recupera de la tragedia climática.
Mientras Cuba, tras 60 años de revolución vive uno de los momentos más precarios de su economía, con la ayuda de Venezuela agotada, y las sanciones de EE,UU tras aquel respiro que dio el gobierno de Obama suspendiendo algunas restricciones ,poniendo a Cuba de moda a nivel turístico y a los cubanos frente a los primeros aprestos de una economía capitalista de Estado, frenada por Donald Trump. Trayendo de vuelta los días del periodo especial de los 9 0, donde la Cuba de hoy parece ser arrastrada por la Revolución bolivariana.
Al cierre de estas notas Haití, ex país asistido, se encuentra protestando con fuego en las calles,30 muertos y varios heridos, saqueos , casas incendiadas ,la policía protestando .La más grave de las crisis cíclicas ,dicen ellos, exigiendo la salida del Presidente Jovenal Moisés desde el 16 de septiembre y la sanción a ex funcionarios corruptos. La ciudadanía en medio de bandas, (Tribus de quartier) aniquilándose entre sí, y, las delegaciones extranjeras retirándose del escenario. Haití parece estar solo, nadie quiere más inmigrantes haitianos en su territorio y la ayuda internacional se agoto.
Mientras en República Dominicana, único polo de captación de migración haitiana, no hay protestas, atrás ha quedado la Marcha Verde y el llamado a huelga de los empresarios del transporte por el aumento de los combustibles, todo termino sin novedades, a no ser el encuentro de los peregrinos del Seibo con los cuerpos policiales.
El escenario electoral de las primarias, ha dejado al país agotado económicamente, traumatizado políticamente y socialmente anestesiado, con un PLD dividido, la oposición ilusionada, los partidos bisagras reconfortados y la clase gobernante convencida de que se queda en el poder, tejiendo alianzas para las elecciones municipales. Lo que no excluye que una avalancha inesperada de inmigrantes haitianos se pueda presentar en la frontera y cualquier evento intrascendente desate una crisis en la “apacible” y “feliz” vida democrática de los dominicanos. Pues en épocas de incertidumbre, la necesidad y el cansancio del pueblo, se pueden manifestar en el momento más inesperado.