Se lo digo de verdad, señores, de verdad, verdad, verdad, lo que me hubiera gustado salir en la lista de los obrechistas acusados de esas cogiocas tan inmensas, con una, por ejemplo, como la de Andrés Bautista de haberse "ganado" 1091 millones de pesos, además de los sueldos que le pagaron, o los 130 y pico millones de dólares, unos seis, o siete mil millones de pesos de los nuestros, de los que hieden a tercermundismo, que le dieron a Ángel Rincón, ese angelito inocente que hace poco decía por los todos medios de comunicación que no había recibido  un solo centavo de las comisiones que ahora le imputan, para repartir  a modo de boronitas de cotorra entre los socios y amiguetes de la trama, y  ya conocemos lo del sabio refrán  popular  "el que parte y reparte se queda con la mejor parte"

¿Saben cuánto tardaría alguien que ganara cincuenta mil pesos al mes, que no son tantos en el país,  en generar 1.000 millones de pesos? Pues la escalofriante cifra de más de 1.600 años, y si ese asalariado pudiera ahorrar haciendo malabares, privándose de muchas cosas básicas, diez mil pesos al mes, entonces tardaría más o menos 8.000 años en reunirlos, toda una era de tiempo como las que nos enseñaban en el colegio del Jurásico, el Cámbrico y otras por el estilo.

¿Saben también lo bueno que sería tener en los bolsillos todos esos molongos juntitos en solo cinco o seis? Valdría la pena pasarme, si es que acaso se atrevieran a condenarme, porque existen los "no ha lugar" a buen precio  económico o político, tres o cuatro años a lo máximo, en una celda de Najayo acondicionada con todas las comodidades, aire, televisión, computadoras, menú privado de los mejores restaurante, visitas aleccionadoras de los compañeritos de partido…

Y no me vengan con eso  de la moral, ni o qué dirán mis hijos a sus amigos, ni lo que opinará mi familia, u otros sermones  o monsergas por el estilo. Lo más seguro es que todos ellos comentarían lo chulo del yate que compró papá, del precioso pent house de Miami, o de los carísimos Maserati último modelo que les regaló el Gran Patriarca.

Aquí, en este patio tan especial y tan nuestro, donde los valores se han derretido por el calor que producen las altas corrupciones, el que tiene esos niveles de riqueza, porque lo mejor del caso es que no se tiene que devolver nada de lo robado al Estado, es un DON con mayúsculas, y además un Don Decente, Admirable, que puede seguir relacionándose o hacer negocios  como si nada entre sus círculos de amigos, o haciendo negocios con sus socios y proveedores habituales, y hasta con un tufillo de admiración profesional, ¨ese sí que no fue un pendejo,  ha sido un tipo listo, quién tuviera su habilidad ¨. Hay casos que son claros ejemplos que no son lo mismo, ni son igual, pero que se les parece mucho, y que se mantienen en un perfil discreto como si nunca nada hubiera sucedido.

Como los números de millones dados a repartir por Odebrecht y los números de los que se ha repartido hasta el momento no cuadran, lo más probable es que aún haya muchos nombres por publicar. Todavía sueño y espero que el mío pueda salir en los periódicos de los próximos días. La esperanza, dicen, es lo último que se pierde.