“Elementary, dear Watson! (Eso es básico, querido Watson)”, le decía el detective Sherlock Holmes a su asistente privado en las novelas de Conan Doyle.
De lo simple a lo complejo; de lo sencillo a lo complicado. Esa es la clave.
Ese es, además, el principio de la patología forense, muchas veces más efectiva en detectar un homicidio que los mismos detectives de la policía científica.
Resulta y viene a ser que en microbiología, cuando se detecta un comportamiento bioquímico anormal en el sistema de defensa inmunológica celular, automáticamente se sospecha que ha habido una interferencia a nivel de leucocitos (células que tienen a su cargo la defensa del organismo).
“Interferona” es precisamente el nombre de la molécula del sistema inmunológico que pone en pie de guerra al sistema de autodefensa, a través de lo que se conoce como el factor “Stat-1”, portador del mensaje de destruir al virus invasor. Cuando ese mecanismo de defensa orgánica no funciona o se torna “neutralizado”, se sospecha una intervención desde el exterior, como la que se lleva a cabo en los experimentos con los conejillos de indias de cualquier laboratorio biogenético al servicio de las guerras bacteriológicas.
Se está hablando de una vacuna contra el virus de la Chikunguña, basada en el desarrollo de los anticuerpos desarrollados en laboratorios dedicados a experimentos bacteriológicos. En el caso específico del virus de la Chikunguña, se ha identificado como vector principal al mosquito “Aedes Aegypti”, abundante en áreas tropicales como la nuestra. Sin embargo, el virus ha “evolucionado” en otro vector, el mosquito “Aedes Albopictus”, mucho más grande, conocido como el “mosquito tigre asiático”, abundante en las áreas templadas.
Una vacuna contra la Chikunguña está siendo diseñada para desarrollar anticuerpos que ataquen al virus a través de una proteína experimental, una vez el virus penetre en el riego sanguíneo, cuyo período de incubación puede durar de dos a tres semanas.
La transnacional farmacéutica en línea para multiplicar sus ganancias con esta nueva vacuna es la Glaxo Smith Kline, como antes lo habían sido la Roche y la Baxter Pharmaceuticals en el caso del Avian Flu (virus H5N1).
Mientras tanto, la mayoría de los infectólogos continúan siendo tan ingenuos como siempre, limitándose a dar recomendaciones higiénicas sin investigar a fondo las raíces y la procedencia real del fenómeno.
Por ejemplo, en el caso de la fiebre hemorrágica que causa el alfa virus del Ebola, se identificó a una proteína, conocida como la VP-24, que inhibe el mensaje antiviral de la interferona, impidiendo que el sistema inmunológico se ponga en estado de alerta. Es como si al watchimán de una factoría se le administrara un somnífero que lo adormece y lo hace inefectivo ante el ataque furtivo del ladrón nocturno.
De hecho, en el caso del Ebola, el virus termina infectando a las demás células, creando una vasculitis generalizada y reproduciéndose a sí mismo según el código genético (ADN) de esas mismas células defensoras (leucocitos). Un caballo de Troya genético diseñado por el mismo Diablo para diezmar a la especie humana.
Ese es el mismo patrón reproductivo que siguen las células cancerosas cuando comienzan a hacer metástasis e invadir al organismo.
Lo mismo hace el retrovirus de la Inmunodeficiencia Humana (VIH), causante del Síndrome de la Auto deficiencia Adquirida (Sida). Invade al organismo y se reproduce a sí mismo siguiendo el patrón reproductivo de las células del organismo invadido, usando el código genético de los linfocitos TCD-4, precisamente aquellos que están encargados de defender al organismo. El invasor haciéndose pasar por miembro de la familia. De ahí que la letalidad del Ebola sobrepase el 54%.
Dice un viejo proverbio del Kybalion, atribuido a los herméticos (los seguidores de Hermes Trimegisto): “Como es arriba es abajo; como es abajo es arriba; como es afuera es adentro; como es adentro es afuera”. Como en el movimiento del átomo sobre su núcleo y el movimiento de la tierra sobre su eje: todo se repite a sí mismo.
En sanscrito, la palabra “Viveka” significa “darse cuenta”, “despertar”. De lo contrario, seguiremos dando vueltas y más vueltas sin jamás darnos cuenta de la “realidad” en la que vivimos sumergidos.