Quiero quedarme unos cuantos meses, nos dice. Al mismo tiempo nos muestra su scooter, una pasola dominicana en la que se mete por todos los barrios de Samaná. Los moradores samanenses no ven una explicación a lo que hace, toda vez que se sabe que estos son barrios peligrosísimos.
No me meto muy profundo. Apenas veo a alguien sospechoso, me quedo en movimiento lento y me desvío. El celular lo llevo en mi mochila, pero es cierto: todo esto es un experimento, nos dice.
Me meto por lugares en donde me vocean, pero ya se ha ido esfumando la costumbre, una vez que me he vuelto parte del paisaje urbano, continúa.
En el inicio de la mañana, ha decidido decirle a su mamá que este lugar no es como las playas que les vendían algunos comerciales en su infancia. Nada que ver con Marbella, Mallorca, Menorca e Ibiza.
Mientras tanto, después de una decisión que la alejará de otro país por este año, la chica de Ibiza lo tiene claro: ha venido a estudiar en una universidad dominicana. Su verdadera historia es más profunda. Su papá es diplomático y su hermano quiere seguir esos pasos, pero con esa barba de chiva –dice ella en tono de broma–, quién le podrá creer. Sus ojos azules marcan el lugar al que se dirigirá en un largo recorrido por toda la tarde en estos lugares antiguos. Como ha meditado hace una semana: no creo que aquí las clases sean más lindas que en Ibiza. Las escuelas son diferentes.
Después de estudiar bien el proceso, la italiana que alquiló la Scooter en Punta Cana tiene claro que se mueve rápido también, como la de Samaná. Solo que ésta es de mayor potencia. A la larga, lo que más le interesa del país es el sol. Por eso, en el hotel, decide tostarse durante horas con un libro de Anne Rice a su costado.
Como algunos saben, la peligrosidad de andar en motores no es algo que anime a muchos a denunciar que aquí todo es tranquilidad y seguridad ciudadana.
Como no creerían sus amigos, la chica de Ibiza tiene claro que vive en uno de los hoteles más caros de la ciudad. Sin pedirle que lo haga, su compañero ha puesto algo de Robert Smith y le ha dicho que aquí estudiar se ha hecho una aventura en medio de una pandemia.
Por algunas recomendaciones, la chica motorizada de Samaná ha intentado no cruzar por “los barrios malos”, pero algo la ata a la experimentación. En la esquina del parque de Samaná, hay una pizzería donde venden con la mismísima calidad de un restaurante de la capital, Santo Domingo. Solo hay que tener la intención de ir a ese lugar de noche, y tener cuidado con lo que te dice el guardián reformista del ayuntamiento. Aunque no le ofrezcas algo de beber, el tipo te hace historias en un banco del parque y recuerda otras épocas. Podemos decir que es un tipo altamente novelable, un personaje para otras historias. Un “camaján” de vieja época que intenta esconder que tiene una botella en su faltriquera.
Semanas después de su llegada al país, la chica de Samaná sabe que cualquier canción de Smith es bien chula, palabra última ésta que ha aprendido. Pensaba que chula era otra cosa, pero los dominicanos son así. Yo soy chula, nosotros somos chulos, ellos son chulos y así, dice al momento en que toma su piñacolada y se ajusta la mascarilla.
Como otras, la scooter de la española de Samaná tiene que ser rápida, una que le permita meterse por esos “barrios de mala muerte” y de donde pueda emerger como una sobreviviente de un lugar de extremada delincuencia.
Luego de meditarlo dos veces, la chica española diría que no está de acuerdo con que a Liam Gallagher le haya cogido con ser tan sarcástico, algo que publicó un periódico. En este momento, intenta entender lo moderno en las letras de sus canciones, algo que podrá hacer al tocar las más clásicas. Debe tener fe en que hay algunas obras maestras (como Songbird). Estas canciones son también compañeras de su viaje a nuestra isla, no solo las que escucha el pueblo, esas que retumban en sus oídos cada vez que pasa por algunos de estos barrios.
Minutos después, se monta en el scooter para entrar en estos lugares peligrosos. De aquí no se sabe si se sale, pero haré el intento toda vez que me gusta desafiar el peligro, dice y acelera.