La vida es bella, la vida es fea, la vida es simple, la vida es complicada, la vida es lineal, la vida es compleja. La vida tiene siempre la expectativa de la muerte, pero es vida. Y cuando reflexionas sobre el ego, las trapisondas, las traiciones o los arribismos, no logras comprender porque eso se arraiga como modelo de actuación si el final es común e inexorable. Tan simple que podría ser y no lo permitimos… 

Me gusta mucho la canción de la vida profunda de Barba Jacob, porque describe de forma maravillosa ese inmenso trajinar del existir. Esos días en que somos tan móviles, tan móviles, que la vida es clara, undívaga y abierta como un mar; y esos otros en que somos tan fértiles, que del alma brotan florestas de ilusión. Pero AY, también es cierto que llegan esos días de sordidez, muchas veces porque descubres (o aceptas) que hay personas que son “tan sórdidas, tan sórdidas, como la entraña obscura de oscuro pedernal”, y se oscurece el mundo por este accionar. Y casi se pierde la esperanza y se desdibuja el horizonte.

Es precisamente la profusión de este tipo de personas, que hace que pienses, pienses, pienses ¿cómo resistieron de antaño? Recuerdas la historia de héroes y mártires y te preguntas ¿Cómo es que pudieron vivirlo con tanta valentía? ¿De dónde sacaron tanto arrojo para enfrentar el oprobio y el horror? ¿Como lograron construirse gigantes sin miedo, en disposición a vencer la ignominia y la maldad? ¿Como se atrevieron a tanto y de tantas maneras? ¿Cómo les construyeron para asumir con tanta decisión el deseo de libertad? Desde ahí les reconozco, acojo su resistencia y la asumo como el triunfo absoluto sobre esta forma de vivir que se nos ha instalado en la idiosincrasia nacional. Anhelo el arraigo a la necesidad de “vivir sin tener precio”.

Y ahí vamos, resistiendo en la resistencia, defendiendo en trincheras imaginarias, que son más ciertas que las materiales ¿Qué hacemos? ¿Desde donde construimos la utopía? ¿Cómo sigues si te acorralan? ¿Cómo resistes, si te acorralan? ¿Cómo seguir siendo tú, si te acorralan? ¿Como gritas, si te acorralan? ¿Como vives, si te acorralan? ¿Como sigues fiel a tus principios, si te acorralan? ¿Como sigues preservando tu dignidad, si te acorralan?

Y luego te das cuenta de que como sigue diciendo Barba Jacob, también hay días en que podemos tener tanta placidez, “que hasta las propias penas nos hacen sonreír” y que otra vez, volverán los días en que estaremos “tan lúgubres, tan lúgubres, como en las noches lúgubres el llanto del pinar”. Y que lo bueno, lo importante es recordar que es cierto, que llegaran unos y otros días. Y que habrá uno, especialmente uno, en que “ya nadie nos puede detener”. Y quizás, ese día, precisamente ese, en que nadie te detiene, comprenderás con Aute, que es cierto cuando el corazón te dice que no eres de este planeta, que caíste de algún cometa fuera de circulación…

Y recordaras con Mercedes Sosa, que eres testaruda, tan testaruda que vas a seguir insistiendo en cambiar el mundo. Y sabrás, en un acto de prepotencia absoluta, que ya no tienes que escribir ninguna definición sobre ti misma, porque Aute lo hizo por ti y para ti, y que, si te ponen a elegir, entre el oro y el parnaso, preferirás el parnaso, la magia, ser faquir… porque al final …entre la fe y la felonía, la herencia y la herejía, la jaula y la jauría, entre morir o matar, preferirás  amor, amar, prefieres amar, prefieres amar, prefieres amor, amar.