El icono de la “IVY LEAGUE” norteamericana, la Universidad de Harvard, ha dado a conocer su último estudio sobre las transformaciones socioeconómicas, que han surgido en los estados Unidos de Norteamérica, en la última década.
Este experticio lo realizó la Escuela de Negocios de Harvard, dentro de un marco analítico eminentemente económico/financiero, aunque refleja también implicaciones vitales y vinculantes con la dinámica social de esa gran nación.
Sus autores, Michael E. Porter; Jan W. Rivkin; Mihir A. Desai y Manjari Raman mantienen, en todo momento, la vinculación de la perdida en competividad generalizada, con los cambios sociales producto de los eventos políticos que han acontecido en el marco nacional e internacional.
Fuente: http://www.hbs.edu/competitiveness/Documents/problems-unsolved-and-a-nation-divided.pdf
1-Un Sistema Político fallido:
El que fuera, hasta hace algunos años, el Sistema político por excelencia, en las últimas dos décadas se ha transformado como el pasivo principal para el desarrollo institucional de los Estados Unidos de Norteamérica.
Los norteamericanos ya no confían en sus líderes políticos y la polarización de estos ha afianzado grandemente esta desconfianza. De ahí que, a nivel poblacional, esta polarización es un fenómeno MUY preocupante, persistente e in crescendo.
Los norteamericanos están cansados del bipartidismo tradicional, al punto de que el 42% de estos, ya optan por clústeres políticos independientes.
Se percibe que el sistema político ya no ofrece resultados confiables para la mayoría de los norteamericanos, debido a su discurso vacuo y falto de soluciones a los problemas que realmente interesa a los “apáticos”, que conforman este 42%.
El consenso, entre los investigadores, es que el Sistema Político actual, de los EUA, esta corrompido y obstruye el crecimiento económico y el desarrollo de nuevas bases para la competividad. De ahí que, esta disfunción del sistema político norteamericano, se ha convertido en el reto principal para el crecimiento de la economía d esa nación.
Es importante señalar, que el estudio revela que muchos norteamericanos perciben la disfuncionalidad del sistema político, pero no están de acuerdo con las causas de la misma; peor aún, no tienen muy claro como repararlo debido a la polarización existente. Para la comunidad académica se ha vuelto imperativo definir muy bien las causas, consecuencias y soluciones.
2- La economía norteamericana en una era de crisis:
Para encarar los retos económicos de esa nación, se requiere un conocimiento profundo de lo que es realmente la competividad y sus intríngulis relacionados con la prosperidad de una sociedad. De ahí que, una nación es competitiva “en la medida en que las empresas funcionales puedan competir, exitosamente, en el entorno de los mercados domésticos e internacionales; al mismo tiempo de que incrementa los estándares de vida de sus ciudadanos”.
La competividad norteamericana se ha estado erosionando desde la Gran Recesión post 09/11. Los retos para esta economía son estructurales y no cíclicos, debido a que las bases económicas, basadas en la competividad, están altamente erosionadas. Además, el sistema político actual no ha proveído las alternativas necesarias para apuntalar la competividad necesaria para sostener los niveles de bienestar social necesarios.
3- US Economy: Un comportamiento vacilante y errático:
El accionar económico norteamericano estuvo en su pináculo al final de los mil novecientos noventa hasta que empezó el proceso de erosión a partir de la gran recesión del 09/11. Durante este periodo, las tasas de crecimiento estuvieron en niveles adecuados, así como los índices de productividad, inversión, Ingreso per Cápita y ahorro interno.
A pesar del “brinco’ que experimentaron los niveles de ingresos de la Clase media, en el 2015, estos todavía, al día de hoy, está muy por debajo de los obtenidos en el 1999. Peor aún, este estancamiento ha empeorado desproporcionalmente a las clases de bajos ingresos y sin competencias técnicas, aumentándolos niveles de inequidad salarial y poder adquisitivo.
Este fenómeno de divergencia económica también se está dando en los planos empresariales e industriales; mientras las grandes empresas tienen acceso al crédito y la emisión de valores en los mercados financieros, las PYMES están pasando las de Caín al no poder expandirse y competir en los renglones de oferta que antes dominaban. De ahí que estas ya NO son la fuente principal de generación de empleos; ni que decir de la capacidad de poder emprender nuevas opciones de negocios.
Se percibe también que la “prosperidad promedio” no está a los niveles adecuados y los “beneficios” NO están llegando a los niveles medios de la sociedad trabajadora, en edad productiva; amén de que tampoco llega a los niveles de los marginados económicamente. En otras palabras: El “Sueño Americano” está casi desapareciendo.
Sin embargo, esta economía exhibe ciertas fortalezas en el campo de la investigación aplicada, educación superior, empredurismo tecnológico, innovación comercial de gran escala, desarrollo de mercados de capitales, clúster industriales altamente protegidos y poderosos, infraestructura de las comunicaciones y de procesos gerenciales modernos.
En contraposición, sus debilidades principales están en la estructura fiscal corporativa, la educación básica e intermedia, la infraestructura del transporte, el sistema de salud preventivo y obviamente, un sistema político anquilosante y excluyente. E importante señalar, que muchas de esas debilidades tienen su origen en las políticas públicas federales actuales.
Este patrón de fortalezas y debilidades refleja, una vez más, que la concentración de bienestar en manos de los estratos pudientes, está ahogando aquellos estratos menos pudientes. De ahí que el pesimismo se ha convertido en un sentir reflejado en este informe donde el 50% de los líderes empresariales e industriales encuestados creen en que la competividad está en franco declive. Solo el 30% espera alguna mejoría y el restante 20% cree que todo seguirá igual.
Lo anteriormente desglosado, revela, que a nivel federal (gobierno central), no existe una política pragmática para enfrentar estos retos.
Además, existe también, de manera generalizada y en los estratos medios y bajos, la creencia de que “El Tío Sam” es el que debe brindar el marco legal para el fomento e entronización de legislaciones para enfrentar estas debilidades y apuntalar las fortalezas citadas.
Se hace imperativo que se entienda, de una vez por todas, que una estrategia para impulsar de nuevo el sistema socioeconómico norteamericano, necesita integrar a TODOS los actores principales de esa nación: Políticos, académicos, líderes sindicales, grupos de presión social, agentes del orden público, autoridades municipales y estatales, líderes religiosos, asociaciones de PYMES, etc; los niveles más importantes del país: El Comercial; El Financiero; Los Gobiernos Estatales y el Gobierno Federal. Además, los clústeres de la Sociedad Civil.