“Donde hay una empresa de éxito, alguien tomó alguna vez una decisión valiente. Todo lo que se puede medir, se puede mejorar. (Peter Drucker).

Todo lo que dimana desde el poder del Estado, está basado meridianamente desde las relaciones de poder y resulta que toda relación de poder está determinada en gran medida por la capacidad para modelar las mentes, construyendo significado a través de la creación de imágenes. Las imágenes están contenidas en la simbología del poder que se bosqueja en las ideas, merced a la semiótica. El poder es coacción y construcción de significado.

La construcción del poder vista desde esa perspectiva, está cruzada taxativamente a través de la construcción de imágenes. Por lo tanto, los ingredientes de la política simbólica se redimensionan y amplifican más allá de la racionalidad, para incubarla de manera amplificada en las emociones y los sentimientos. Cuando se produce un conflicto entre la cognición y la emoción, los que dirigen los aparatos ideológicos del Estado, redimensionan el poder de los signos, para que la gente tienda a creer lo que ellos quieren que crean; más allá de la cognición misma, de la realidad. Nos imponen sus agendas y su realidad subliminal.

A través del dominio de las imágenes, una vez en el cerebro, la mente no reproduce la realidad misma, sino todo el entramado de la sublimación de los signos y de hechos normales en extraordinarios. Todo ello es planificado, de manera bien orquestada, nada es al azar, fortuito y espontáneo; haciendo parecer la forma como el real contenido de las cosas. En todo ese espacio, nos hacen olvidar el tiempo y el compromiso. El compromiso de lo PROMETIDO.

La subjetividad subyuga la objetividad; la desborda y la oprime, haciendo parecer la percepción, la verdadera realidad amplificada, intensificada; donde 15 puntos de 100, son más grandes que la obra completa; 15 es más enorme que 100; donde los elementos empíricos, los indicadores reales desaparecen para poder evaluar, para poder calificar, más allá de la ideología, de la subjetividad, de las imágenes y del síndrome de Leonel.

El campo de la política emocional, solo es válido en el juego de las emociones y de los sentimientos, que juntos configuran la percepción; para cuando es positiva puede fortalecer los vínculos y en consecuencia, la confianza. Esa confianza que se expresa a través de las diferentes encuestas, debería ser solo el puente para producir la verdadera alianza, para realizar los cambios estructurales, para realizar lo que nunca se ha hecho y no quedarse en la mera simbología del poder, producto de una verdadera política mediática, que en la sociedad del conocimiento, es la forma de hacer política en y a través de los medios de comunicación. “La comunicación se produce activando las mentes para compartir significado. La mente es un proceso de creación y manipulación de imágenes mentales (visuales o no) en el cerebro.

Así, desde la política mediática y conocedores que la sociedad había llegado a un punto de inflexión catatónico; nos lanzan, sobre todo, cada domingo “un nuevo estilo, más cercano, más humilde, prudente, con más carácter”. La sociedad lo compra, porque el pueblo dominicano es sobre todas las cosas, exquisitamente noble. Es un pueblo que vive siempre en ese irrefrenable, en esa búsqueda permanente, del renacer de la esperanza. En esa pesquisa que debería ser por el fortalecimiento de las instituciones y el impero de la Ley. Ahogado en su eterna agonía, encuentra el escape en el personalismo y en la individualización de los escenarios.

¿Qué explica esa enorme percepción positiva, más allá de las imágenes creadas y de la simbología bosquejada alrededor del Presidente Danilo Medina? Su referente inmediatamente anterior, con la decepción producida y la crisis de alternativa, que no se vislumbra en el horizonte de corto plazo.

A un año del ejercicio del Presidente, ¿que tenemos objetivamente como realizado por él y su equipo gobernante?

  • Bahía de Las Águilas.
  • Loma Miranda.
  • El problema de la Placa con el aumento.
  • Barrick Gold.
  • El proceso de alfabetización.
  • El 4% a la Educación.
  • El comienzo de la Veeduría Social (2 Instituciones: Ministerio de la Presidencia y la Policía Nacional).
  • El préstamo de RD$1,496 millones, en los diferentes sitios que ha ido (50).
  • El compromiso con la Micro, Pequeña y Mediana Empresa.
  • La eliminación de las cuotas en los hospitales.
  • La eliminación de las cuotas de importación.
  • Una mejor coordinación entre la Política Fiscal y la Monetaria.

Esas son a grandes rasgos y de manera objetiva, los alcances del Presidente. Pero ¿puedo calificarlo a partir de eso, de manera seria, su año de ejercicio gubernamental?

No. Entonces, ¿cómo poder medir, para luego evaluar y posteriormente calificar; dicho de otra manera, cuáles instrumentos empíricos, factuales, nos sirven de indicadores, para ir más allá de la imagen, de las percepciones, para acércanos a la realidad y no al encuentro permanente de la simbología y la semiótica? Su ejercicio gubernamental lo podemos contrastar, medir con lo que se comprometió el Presidente. Se comprometió con:

1)      Un Programa de Gobierno, divulgado el 17 de Marzo de 2012.

2)      La firma de un Protocolo por la Transparencia en Abril del 2012.

3)      Su discurso de toma de posesión.

4)      La firma del Código de Pautas Éticas.

5)      El Decreto 486-12, que crea la Dirección General de Ética e Integridad Gubernamental.

6)      El Decreto 499-12, de Austeridad.

7)      La Ley de Estrategia Nacional de Desarrollo 1-12, (Un viaje de Transformación hacia un país mejor = 2010 – 2030).

Esa es la evaluación seria, objetiva, más allá de la ideologización que nos permite calificar, por encima de la subjetividad trascendida, por encima de los hacedores de opinión pública, que la mayoría no se preocupan por indagar, por estudiar. La calificación de cada uno de esos instrumentos nos lleva a una puntuación pobre. Por ejemplo: 400,000 empleos dignos en cuatro años. Va un año. Cuantos se crearon. Al contrario, hemos disminuido. 100,000 viviendas para 4 años, cuantas se han realizado. Ni 8,000, incluyendo al sector privado.

La racionalidad de la Administración Pública, ningún apoyo al Ministerio. Solo se cerraron 5 Órganos de la estructura del Estado (Conare; la Oficina del Desarrollo del Milenio; la Oficina de Cooperación de Educación; la Oficina de Iniciativas Democráticas y el Comisionado de Justicia. Se fusionaron dos: Progresando y Solidaridad y el Centro de Información Gubernamental y la Dirección de Comunicaciones de la Presidencia. Se han creado más de 40 Órganos y la Administración Pública sigue ineficiente, irracional y de poco impacto en la calidad de la gente. El clientelismo y el tráfico de influencia siguen por su fuero; donde hay pocos concursos por oposición y las evaluaciones al personal no conducen a nada.

En fin, un Estado grande, malo y caro. Una sociedad donde la cultura de la impunidad prevalece y la inseguridad ciudadana, nos hieren y nos enferma.

El síndrome Leonel, nos crea creencias limitadoras y nos impiden romper barreras para no ver la verdadera esencia. La cartografía cerebral de nosotros ha quedado drenada en el circuito de la dopamina, produciendo un comportamiento social de opinión que no guarda relación con la realidad, sino que el Poder de la IMAGEN, como parte vital del Poder POLITICO, se sobredimensionó, distorsionando la mente.