Se ha cerrado la primera etapa de la organización de  las primarias en que participarán los dos partidos políticos hasta ahora mayoritarios, una con padrón abierto y la otra con uno cerrado, fueron inscripta a tiempo las precandidaturas, 6,711 por el PLD y 4,601 por el PRM, tan bien se hicieron las reservas establecidas por la ley.

La campana política llegó a su fin y con ella las encuestas prefabricadas o no, unos 500 observadores(as) electorales, nacionales Y extranjeros han sido acreditados, las valijas ya  están en provincias y municipios, 8,600 técnicos, supervisores y facilitadores están entrenados, listos y en sus puestos para la faena.

Como el que no quiere las cosas un porcentaje significativo del presupuesto de las primarias que asciende a unos dos mil quinientos millones de pesos aproximadamente ha sido consumido en esta primera etapa.

Como si se presagiara la posible ocurrencia de cosas lamentables como hechos de violencia, tranques, manifestaciones callejeras y en los recintos electorales, fraudes etc., diversas instituciones y personalidades vienen, insistentemente, promoviendo el orden y la paz durante el domingo 6 de octubre y posibles días posteriores.

Con este panorama llegamos al día 0 de este proceso, llegamos más optimistas que pesimistas y a la espera del grito de ¡PLEIBOL! de la Junta Central Electoral  para dar inicio al juego de las votaciones.

El resultado de las primarias amenaza con cambiar aspectos importantes de la política dominicana, por ejemplo, varios líderes tradicionales podrían quedar descartados como  candidatos para las próximas elecciones y quizás para todas las demás.

Los Partidos político podrían ver su “poderío” electoral reducido tras participar en las primarias divididos como es el caso más visible del Partido de la Liberación Dominicana.

Un elemento a considerar como de gran importancia lo constituye el nivel de participación de la ciudadanía, de darse una asistencia reducida quedaría en tela de juicio la capacidad de convocatoria de los Partidos Políticos participantes de las primarias, se reduciría más su credibilidad si los votos alcanzados por cada uno resultaran muy por debajo de lo que dicen tener en su padrón particular. En el Caso del PLD no nos referimos al padrón universal que manejará la Junta Central Electoral en las elecciones generales, hablamos al Padrón del PLD que afirma tener más de dos millones.

Estamos hablando del nivel de abstención electoral que podría presentarse y aunque sabemos que no se debe   comparar la abstención en elecciones generales, con el resultado de una primaria, si es un hecho que nuestra ciudadanía presta mayor atención a las elecciones presidenciales que a las Congresuales y municipales.

Es ya una tradición que la ciudadanía hace mayor presencia en elecciones presidenciales que en las demás, lo que está por verse es si su interés por las primarias superaría las municipales.

De cualquier manera esperamos que la abstención no empañe el esfuerzo de organización realizado y que los dos partidos participantes no evidencien la crisis de representación e incidencia que se percibe que  se viene aproximando.