“… el efecto de un sistema electoral sobre la conformación
de los órganos de representación política y la constitución
de un sistema de partidos depende, en ultima instancia,
de los ciudadanos.”
Leonardo Valdés
La cultura política es un componente decisivo del sistema político y de múltiples formas influye en cómo sus elementos se articulan. Hay lo que podríamos llamar “ideas fuerzas” que nos pueden ayudar a entender lo que está ocurriendo y lo que amenaza con ocurrir.
En mi opinión son de importancia: “Fue un buen gobernante porque supo mantenerse en el poder” (de allí la permanente presencia de la reelección), “Borrón y cuenta nueva” (que impuso la impunidad como vicisitud permanente) y finalmente la frase de un presidente cubano que decía “En política hay cosas que se ven y cosas que no se ven” (confesión pública de que se hacen cosas que si se supieran no deberían ser motivo de orgullo). Lo apropiado, si lo que se tiene como horizonte es la construcción democrática, sería decir que fue un buen gobernante porque fue un gobernante democrático, decir Fin a la impunidad y la de recuperar la confianza pública perdida diciendo la verdad para evitar que la “caja negra” de la política importe demasiado.
He anotado lo anterior pues puede servir para razonar sobre lo que viene respecto del proceso de la Marcha verde, de los manifiestos que publica el sector externo del PRM y, por supuesto el tema de la ley de partidos, que no pueden ser aprendidos, sin considerar los tres puntos expuestos antes, más otra estela de pensamiento balaguerista que apunta a lo que todos los pensadores de derecha tienen como su padrenuestro: “Entre la democracia y la estabilidad, siempre elegir la estabilidad” aun cuando importantes pensadores muy lejanos al Che Guevara han dicho que un mal sistema político es tan peligroso como un mal sistema económico.
Pero entremos de nuevo al tema de las primarias, diciendo que cuando se intenta reformar el sistema electoral, los cambios que allí se realicen tienen influencia en el sistema de partidos y ambos obviamente en el sistema político y en este momento eso está entre las cosas que no se ven porque hay algunos que quieren mantenerse en el poder para asegurar la vigencia eterna del borrón y de la impunidad. No es posible, todavía, que vayan imponiéndose soluciones democráticas pues el proceso de construcción es lento, necesita esfuerzo y tiempo, creer y hacer política todos los días y todos los años, no sólo cuando hay que comenzar a definir candidaturas y participar con ellas en elecciones no competitivas.
Antes hemos anotado aquí nuestra visión de las primarias y en el marco de la “discusión” actual es francamente deprimente el nivel de la argumentación tomando en cuenta las charreteras de los involucrados. Sería una buena idea recurrir al método comparativo e ilustrarse de los sistemas electorales que funcionan y esconder en la última gaveta el manualito “Esto me conviene a mi” que todos llevan a las reuniones donde se busca el consenso imposible.
En primer lugar creo que es bueno abogar por elecciones primarias voluntarias. Los partidos que quieran utilizar esta modalidad hacen sus primarias en forma simultánea y con la modalidad del padrón que acuerden, evitando de paso que los intereses grupales de los partidos impidan la dictación de una ley.
Respecto de las observaciones del tipo de padrón a utilizar el asunto es más sencillo pero requiere algo de atención pues es cierto lo que dijo un dirigente político “los militantes del partido eligen a los candidatos del partido”, toda la razón, pero que quede claro que con esa lógica nunca pasarán de candidatos, puesto que con los votos de los militantes del partido no se sale elegido en ningún nivel de elección, por lo que la participación de electores que no militan en los partidos es absolutamente recomendable y para que sea posible el padrón de la junta debe tener la información de quienes están en los padrones de los partidos de tal manera que les sean entregados boletas electorales en las que solo puedan votar por los candidatos de su partido o quienes no militan puedan votar por cualquiera de los candidatos y partidos que participan en la primaria.
El sistema de partidos se vería muy bien con unas primarias como esas, pues uno de las características que define un sistema de partidos es la forma como estos se relacionan con la ciudadanía y habría un cambio notable, a lo mejor hasta se estructura el sistema en forma mucho más democrática.
La última experiencia que conozco sobre esto son las primarias chilenas de hace unos meses en las que no participó ni la Democracia Cristiana ni los partidos de la Nueva Mayoría. El resultado que nadie discute es que gracias al error de no participar la Democracia Cristiana está alrededor del 4% de la intención de voto y el candidato de la Nueva Mayoría está empatado con una nueva tercera fuerza, el Frente Amplio, que participó en las primarias y que está atentando con la posibilidad de que sea la coalición que eligió a la presidenta Bachelet quien pase a segunda vuelta. No es democrático construir camisas de fuerza, nada mejor que dejar abierta la posibilidad a quienes quieren mantener a los partidos lejos de la ciudadanía.
El tema de la participación de las mujeres está constitucionalizado, por lo tanto no debería ser motivo de discusión, lo que debe quedar instalado es que las cuotas pueden ser un avance, pero la misma experiencia chilena dice que no es la solución, pues inscribir candidatas mujeres en distritos y circunscripciones donde no hay posibilidad de que sean elegidas, es un varonil recurso de la política vernácula.
El otro elemento que ronda es el financiamiento de la política y el límite de las campañas, son dos cuestiones de vital importancia especialmente pensando en la competitividad, pero… en esto hay un pero, especialmente respecto a la limitación de las campañas y al despliegue de la propaganda pues quienes se benefician de estos controles son quienes aspiran a reelegirse y son afectados los candidatos y candidatas ‘nuevas’, no estará demás considerar esto al momento de legislar, aun cuando sea un tema muy difícil de resolver con equidad.
Hay otro aspecto que no debería quedar fuera del nuevo ordenamiento legal que va significar un nuevo sistema electoral y es el que no se están considerando los “pactos electorales”, las primarias están siendo pensadas solamente en una modalidad aplicable a los partidos abandonando otro aspecto determinante del sistema de partidos, la forma en se relacionan los partidos entre ellos. Resulta obvio que si se pudiesen realizar primarias para que los pactos elijan sus candidatos la tendencia sería a que los partidos se relacionen de manera más horizontal y más democrática.
La falta de regulaciones legales respecto de la forma en que los “pactos electorales” pudieran elegir sus candidatos se debe sin ninguna duda a un defecto del proceso que se desarrolla en la actualidad en busca de un nuevo sistema electoral, el error consiste en incorporar la regulación legal de las primarias en la “ley de partidos”, cuando lo que parece más sensato es que se discuta una “ley de primarias” junto con la ley electoral y las otras leyes que van quedar faltando, incluso sospecho que será necesaria una ley de la Junta Central Electoral.