En una economía pequeña y abierta como lo es la dominicana, lo que ocurra en el mercado cambiario o con el precio de las divisas (tipo de cambio) es, por lo general, un tema que genera mucha preocupación por el impacto que puede tener en los precios básicos o en la estabilidad de precios un movimiento alcista de tipo de cambio.

Cuando se genera una escasez en el mercado de divisas de la República Dominicana, como es lo que, según los medios, se ha verificado durante las últimas semanas, la reacciones tanto de la autoridades del Banco Central como de los sectores demandante y ofertantes de divisas no se hacen esperar.

El mercado de divisas dominicano tiene una carácter estacionario que en determinadas circunstancias es aprovechado por sectores especuladores para sacar provecho acaparando por un tiempo las devisas que producen o adquieren en el mercado para presionar al alza el tiempo de cambio y obtener ganancias especulativas sin tomar en consideración las consecuencias o el impacto negativo que ese accionar puede tener sobre el resto de la economía.

La estacionalidad tiene que ver con las épocas del año en las que se produce un incremento de la oferta de divisas o un incremento de la demanda que en condiciones normales genera un determinado desequilibrio momentáneo, el cual se manifiesta en un incremento en la tasa de cambio.

Los agentes económicos que conocen de esa realidad por lo general tratan de sacar provecho de la misma, sobre todo si se trata de generadores de divisas que las pueden retener por un tiempo para provocar una escasez artificial y venderlas después con una ganancia extraordinaria; o si se trata de agentes económicos que manejan muchos recursos y pueden invertirlos momentáneamente en la compra de dólares cuando están conscientes de que se acerca la época de mayor demanda.  Esta práctica ha sido utilizada en el pasado, incluso, con intenciones adicionales de sacar provecho político, en especial cuando las autoridades monetarias enfrentan situaciones de precariedad en la disposición de reservas para contrarrestar el movimiento alcista de la tasa de cambio.

Aunque parezca hasta cierto punto ilógico, el tipo de cambio es una variable mucho más sensible en el mercado dominicano que la tasa de interés. Ambas variables tienen que ver con el manejo de la política monetaria y en gran medida con las actividades productivas nacionales, precisamente por la alta vinculación entre la economía dominicana y la del resto del mundo. Por las condiciones de la economía dominicana esta alta vinculacion se manifiesta especialmente en el resultado por lo general deficitario de la cuenta corriente de nuestra la balanza de pagos.

Por lo general un resultado deficitario de la cuenta corriente de la balanza de pagos genera una situación de desequilibrio negativo en la oferta y demanda de divisas que, como es lógico, se manifiesta en un incremento en el tipo de cambio. Y un incremento en el tipo de cambio que no es controlado a tiempo o en forma previsora produce reacciones inmediatas en los agentes económicos en el sentido menos indicado. Esto se explica porque los agentes económicos actúan en forma racional en el sentido de preservar su inversión o su capital, encaminando acciones para ponerlo a resguardo de los efectos de una devaluación de la moneda nacional, especialmente si esta se produce en un ambiente de incertidumbre que se salga del control de las autoridades.

La última crisis del 2003 – 2004 fue un buen ejemplo de esta realidad. Debido a la incertidumbre que se genero por la forma en que se manejo la crisis bancaria del momento, todo el mundo salió apresuradamente a convertir sus pesos en dólares, lo que provoco un movimiento alcista de la tasa de cambio, tanto así que la misma se disparo hasta al 60 por uno en ciertos momentos. Las autoridades monetarias agotaron prácticamente todas las reservas del Banco Central tratando de controlar la situación, lo cual dio lugar, como era de esperarse, a un incremento extraordinario de las tasas de interés. Y el efecto tanto del incremento del tipo de cambio como de las tasas interés, disparo la inflación a niveles insoportables para la gran mayoría de la población.

Se trato en aquel caso de una situación tan difícil que solo pudo ser controlada con un cambio político que recupero la confianza en los agentes económicos. Sin embargo, el daño que sufrió la economía y la población mas carenciada todavía no se repara en su totalidad, doce anos después. Baste decir que producto de esa crisis más de millón y medio de dominicanos fueron empujados a la pobreza extrema según cifras de organismos internacionales. Pero esto, obviamente, no le preocupa en lo más mínimo a los sectores que se aprovechan de la crisis y de la inestabilidad de precios que producen esas acciones.

Guardando por mucho la distancia, en estos momentos se está en presencia de acciones especulativas emprendidas por grupos de poder que tratan de enriquecerse aun mas acaparando divisas para producir un movimiento alcista de la tasa de cambio. De lo que se trata es de aprovechar la presión de demanda que tiene lugar en estos meses del año, en que se hacen grandes compras de divisas para pagar deuda comercial y repatriar dividendos. La deuda comercial se paga para fines de hacer lo pedidos a suplidores del exterior de mercancías que serán mercadeadas en la época de navidad.

Esta época de presión de demanda tiene lugar en un momento en que la oferta es limitada, razón por la cual esa presión se siente aun mas. A ello se debe la queja reiterada de los sectores que están tratando de comprar divisas para cubrir sus necesidades de la época. Y de eso es de lo que se aprovechan los especuladores. En otros tiempos, cuando las reservas del Banco Central eran muy limitadas, tal situación hubiera sido mucho más difícil de manejar para unas autoridades empeñadas en mantener la estabilidad de precios.

La ventaja de hoy en día es la confianza que la población tiene depositada en las actuales autoridades tanto del Banco Central como del Gobierno Central. Si este no fuera el caso, con la oposición política que hoy nos gastamos los dominicanos, muy vinculada a la referida crisis de los anos 80s, ya pudiera uno imaginarse cuál sería la situación y el precio que tendríamos que pagar los dominicanos, sobre todo los de a pie.

Por suerte, en la coyuntura actual del entorno internacional, con los precios del petróleo en los niveles en que se encuentran, con el crecimiento del turismo y las remesas y con las entradas capitales por el lado de la cuenta financiera de la balanza de pagos, la economía dominicana, tal y como lo ha expresado el gobernador del Banco Central, está produciendo las divisas que necesita para atender sus necesidades e incrementar sus niveles de reservas.

Si a esa coyuntura del entorno internacional favorable le agregamos el incrementado flujo de divisas que tiene lugar a fin del ano, debido al mayor crecimiento del turismo y a la llegada de los dominicanos ausentes, entre otras razones, en realidad no hay lugar para mayores preocupaciones. Recordemos que todavía la tasa de cambio no ha alcanzado los niveles contemplados en el presupuesto del presente año, y que la tasa de interés y de inflación se encuentran en niveles envidiables para que las actividades productivas se sigan incrementando al amparo de las acciones que están implementando las autoridades fiscales, todo lo cual viene creando el ambiente favorable para que los inversionistas internacionales continúen incrementando sus inversiones en el país.

El extraordinario crecimiento que viene experimentando la economía dominicana durante los últimos anos no es casual. Es el producto de ese manejo prudente y previsor de la política económica, no obstante las precariedades fiscales y el peso del servicio de la deuda con que han tenido que desenvolverse las autoridades económicas del país.