La semana pasada el diputado y vocero del Partido Revolucionario Moderno, Alfredo Pacheco, dijo que el economista y empresario Luis Abinader es, a su juicio, el preferido por los perremeistas para ocupar la candidatura presidencial de ese partido para el  2020. No obstante el tiempo que falta, Pacheco afirma con una seguridad sorprendente lo que el futuro depara a esa organización.

Los que disfrutamos de una memoria a largo plazo provista de un funcionamiento adecuado, debemos recordar que no es la primera vez que el congresista de Cristo Rey hace aseveraciones de esa magnitud. Para muestra el seis de marzo del 2011, cuando Pacheco, sin que la Comisión Electoral del otrora PRD se pronunciara sobre los resultados de la convención para elegir al candidato presidencial, en la que resultó ganancioso  el guapo de Gurabo, en rueda de prensa expresó “Informamos a toda la familia perredeista que de acuerdo a los resultados de nuestra encuesta a boca de urna, con una muestra de 36 mil entrevistas, se proyecta a Vargas como el ganador del proceso” –Acento.com.do.

El estudio del pasado es mejor soporte del presente, refresca algunos sucesos sin los cuales es imposible entenderlo. Desconocerlo  significaría atrofiar el curso normal de la historia. Pacheco lo sabe y aunque parece ignorarlo, está consciente de que sus datos raras veces concuerdan con la realidad, por lo tanto carece de valor sustancial la deficiente y extemporánea predicción. En tal sentido, de no  cumplirse lo predicho, esta vez no será la excepción.

El también excandiadato a la Alcaldía por el Distrito Nacional en dos ocasiones consecutivas, donde la magia tampoco funcionó, pocas veces ha hecho causa común con el expresidente Mejía, pero el momento que marca el curso de su discrepancia, es el 16 de agosto del año 2003, cuando éste, queriendo honrar el compromiso asumido con Balaguer y los reformistas, decidió apoyar a Rafaela “Lila” Albuquerque para presidir la Cámara de Diputados. Y desoyendo las directrices del presidente en deuda; pistola en manos cual viejo Oeste, Alfredo Pacheco, arrebató la nominación abruptamente, alterando todo orden establecido en el hemiciclo.

El evento más reciente de las crispaciones entre Mejía y Pacheco, es la oposición del expresidente a que éste  ocupara la  vocería de la bancada del PRM en la cámara baja. La discrepancia surge del planteamiento de que Wellington Arnaud, como figura fresca y un ejercicio político pulcro fuera el escogido. Es poseedor de una postura de oposición clara y definida y debía ser quien ocupara ese puesto de tanta relevancia para el buen desempeño del partido, quien fue sometido a consideración a la Dirección Ejecutiva por Mejía, al considerar que además de ser capaz y confiable, el otro es la reiteración de los  de los vicios del pasado.

Se puede asegurar que sus pronósticos son el producto de dichas diferencias, y que más que predecir el triunfo de Abinader, su intención es desmeritar el ascenso que a todas luces proyecta Hipólito Mejía con relación a los procesos venideros, tanto internos como externos. La evidencia de ello, es la adhesión de cientos de dirigentes importantes  que ha logrado el H20 y el éxodo de figuras de la talla de Wellington Arnaud, Alexis Victoria y otros cuadros importantes, quienes abandonan el proyecto de Luis, conscientes  de que adolece de un futuro  promisorio, obviando a todas luces la bola de cristal utilizada  por el asambleísta en aras de adivinar o predecir el futuro.