L. Austin formuló en 1955, a través de una conferencia, su teoría de los actos de habla. En ella mostró que cuando hablamos no sólo describimos o constatamos cosas del mundo, es decir, no sólo hablamos del mundo; sino que también hacemos cosas al hablar. De ahí que, póstumamente, sus conferencias sobre el tópico fueron recogidas en un libro que ha sido traducido al español con el siguiente título: Cómo hacer cosas con palabras.

Es evidente que cuando digo “Está lloviendo” no es idéntico a decir “quiero que llueva”.  Si bien en ambos enunciados hablamos del mismo fenómeno natural, la lluvia, lo que decimos no tiene el mismo sentido ni tiene la misma intención en el acto comunicativo. En el primer ejemplo sólo describo un fenómeno que puede ser verificable en el mundo empírico a través de la observación, es decir, podemos establecer un valor de verdad o falsedad sobre lo dicho. En el segundo ejemplo, expreso un deseo sobre el que no puedo establecer un valor de verdad o falsedad empírico a no ser el propio acto de desear algo; en este caso, “que llueva”.

De esta forma, observó Austin, en los enunciados no sólo tenemos un sentido (decimos algo) y una referencia (decimos sobre algo), sino que hay una intencionalidad al decir que denominó de “fuerza ilocutiva” del enunciado. Esta intencionalidad permite diferenciar los “actos constatativos” de los “performativos” que son los actos con los cuales hacemos cosas en el mundo como prometer, desear, bendecir, maldecir, etc. En otras palabras, cuando digo “está lloviendo” sólo quiero mostrar un hecho; cuando digo “quiero que llueva”, estoy deseando algo y desear es un tipo de acción como también es maldecir, bendecir, prometer, etc.

La teoría de Austin puede parecernos cosas de “pensadores” y que no tiene nada que ver con la cotidianidad; grave error. El trabajo del filósofo del lenguaje es describir aquellos patrones lingüísticos que están presentes en la vida cotidiana y desde los cuales nos relacionamos con todo. Sobre estos patrones lingüísticos se construye el mundo de relaciones e intersignificados que llamamos cultura y, por tanto, sobre estos patrones lingüísticos ocurre igualmente todo el entramado de la vida social y, lo más importante, acontece el complejo fenómeno de la comunicación.

El error, empero, no es sólo proferir palabras ofensivas hacia la mujer en una sociedad con fuerte voces feministas; también es afirmar que lo que las cosas que dijo en el pasado son sólo “palabras”

La teoría de los actos de habla de Austin y las posteriores críticas y mejoras de J. Searle pueden ayudarnos en la construcción de un sujeto más crítico y en el análisis de las situaciones comunicativas que se dan en diversos ámbitos de la vida social y privada.

Por ejemplo, recientemente se ha fustigado a un candidato presidencial por sus palabras denigrantes en un video de hace varios años atrás; después de las duras críticas el candidato ha dicho a los posibles votantes no hacer caso a sus palabras en el pasado; ya que fueron sólo “palabras”. Traer nuevamente las palabras dichas en el pasado en un nuevo contexto electoral es una estrategia política que se hace con la expresa intención del descrédito del candidato de forma tal que su figura y sus palabras ya no sean aceptables por un segmento de la población votante.

El error, empero, no es sólo proferir palabras ofensivas hacia la mujer en una sociedad con fuerte voces feministas; también es afirmar que lo que las cosas que dijo en el pasado son sólo “palabras”. La actualidad del acto enunciativo muestra a un hombre que desprestigia su propia palabra al restarle importancia a lo dicho; ignorando con ello que produce el efecto opuesto en los electores con su propia palabra-acción. Si ignoro sus palabras en el pasado, lo ignoro a usted en el presente; pues la fidelidad a la palabra nos da identidad como personas honestas y responsables.

Lo mismo sucede cuando un político local me dice que hará lo que nunca se ha hecho. Su promesa se monta sobre un universo semántico y pragmático que supone una intención de veracidad y un interesado a quien se le hace la promesa. Como interesado espero del sujeto enunciador unas acciones que acompañen su intención de veracidad y el cumplimiento de las reglas constitutivas del acto de habla que llamamos prometer.

El incumplimiento de estas reglas constitutivas reduce acto y sujeto a mentira.