(A propósito del día Internacional de la Mujer)

En septiembre pasado asistí a la quincuagésima tercera graduación de la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra. Me integré a esta prestigiosa comunidad educativa para dirigir el Departamento de Psicología y en esta condición participé de la solemne ceremonia en la que se entregaron 874 nuevos profesionales a la sociedad dominicana.

Como dato interesante el programa de la actividad incluye la información estadística relativa a las características del grupo de estudiantes que se gradúan y nada nos sorprende de esta información:

De 874 estudiantes 525 son mujeres, es decir el 60% de la población total.

De 194 estudiantes que obtuvieron honores académicos 140 son mujeres, es decir el 72%.

Pero ahí no queda la cosa, tanto el discurso de Orden como las palabras en nombre de los y las estudiantes fueron  de dos mujeres con una participación consciente, actual, motivadora y con un contenido sostenido en valores de respeto, solidaridad y ética profesional.

El momento más emotivo de la actividad fue cuando toda la población se puso de pies para honrar en aplausos el esfuerzo  de una joven mujer no vidente que obtuvo su título de grado en Derecho. Hermosa muestra de la fuerza, la disciplina y la capacidad de trabajo de las mujeres dominicanas.

Esta es la realidad de todas las Universidades y Centro Educativos desde hace años en el  nuestro y en otros países, las mujeres se capacitan y lo hacen bien. Comparten esta actividad con la relativa a familia, trabajo, actividades sociales y filantrópicas o religiosas y espirituales. Son exigentes primero y sobre todo, con ellas mismas intentando mejorar cada día y en la búsqueda de la excelencia en cada una de estas áreas de desarrollo, no importa el nivel socioeconómico al que pertenezcan.

A pesar de todo esto las condiciones de vulnerabilidad social, económica y psicológica de las mujeres no mejoran en la misma proporción de sus esfuerzos. El año pasado el Centro de Género del INTEC publicó el documento “Situación de las Mujeres en la República Dominicana, 2011. En él recoge datos que revelan esta condición de desventaja y discriminación de las mujeres dominicanas.

En relación a la educación y el aspecto laboral,  veamos algunos datos interesantes:

En sentido general y los datos de esta última graduación de la PUCAMAIMA lo confirman, las mujeres representan el 62% de la matrícula universitaria, sin embargo la elección de carrera sigue respondiendo a las áreas consideradas tradicionalmente como femeninas. Por ejemplo en ciencias básicas y tecnologías el 32% son mujeres, frente al 68% de población masculina. En las áreas de  ingenierías se mantiene este patrón, 6% en ingeniería electromecánica,  20% en telemática, 35% en ingeniería industrial y 17% en ingeniería de sistemas.

Existe una discriminación económica que está relacionada con la cantidad de años de educación que necesitan hombres y mujeres para participar en la actividad económica. Según este informe no hay grandes diferencias entre los hombres en base a cuantos años de educación poseen para conseguir un empleo, mientras que las mujeres tienen que contar con por lo menos 10 años de instrucción para entrar al mercado de trabajo.

A nivel regional, existe una brecha salarial entre hombres y mujeres, ya que ellas ganan hasta un 19% menos que los hombres por el mismo trabajo. En el país  para el 2009, las mujeres recibían un promedio mensual salarial equivalente al 79% de lo que recibían los hombres, es decir, que por cada 100 pesos que ganaba como salario un hombre, las mujeres recibían 79.

Las mujeres dominicanas, en su mayoría, hacen trabajos considerados “propios de mujeres” que implican actividades inseguras, inestables, de baja remuneración que las imposibilita de contar con una seguridad social adecuada, tener una pensión en el futuro y buen seguro de salud.

Las tasas de desempleo para el año 2011 afectaban más a las mujeres, 21.5%  un poco más del doble que la tasa para los hombres  que era de 10.1%

Les invito a completar la lectura de este documento que aborda las condiciones de vulnerabilidad de las mujeres en otras áreas, pues sólo quise tomar las más relevantes en el aspecto educativo y laboral.

Estos datos nos hablan de una realidad que desborda los esfuerzos individuales que desde hace años las mujeres venimos haciendo. Se trata de una violencia estructural sostenida en una ideología que somete y discrimina a la mujer  colocándola por debajo de sus capacidades reales como ser humano.

solangealvarado@yahoo.com

Twitter: @solangealvara2