De acuerdo a la distribución sexista de roles masculinos y femeninos, se supone que es a las mujeres a las que nos toca hacer la compra en el supermercado. No sólo esto, sino que se supone debería gustarnos y disfrutarlo cada vez, ir por cada pasillo rebuscando entre los anaqueles lo mejor para nuestras familias, de acuerdo a las necesidades.
Durante mucho tiempo me culpé porque siendo mujer nunca me ha agradado ir al supermercado, ni nunca viví como simple esta tarea. Pero tratándose de un compromiso tan serio como estar a cargo de la alimentación de la familia, le busqué todas las formas posibles. Dejar el carrito en el extremo de cada pasillo e ir rápido a buscar los productos y así contribuía con el descongestionamiento de la carretera, pues hay personas que necesitarían sacar licencia para conducir este artefacto, que aunque tiene ruedas pero no corre con agilidad ni para la dirección a la que le queremos llevar.
Luego propuse que la pareja me acompañara para tomarlo como paseo, pero él sólo se divertía en la cafetería del súper mientras yo hacia la compra. Un día casi le propongo al esposo de una amiga que sí le gusta este oficio, que se ocupara de mi compra, pero las miradas amenazantes a mí alrededor me hicieron retroceder en mi propuesta.
Hoy ya dejé de verlo como una función solo mía ya que me senté a ver como podía hacer una distribución justa entre todos los que se benefician de esta tarea que se trata de un proceso ya que no es tan simple como decir “pero ve al súper”….
Aquí les comparto mi solución:
– Hacer la lista de lo que hace falta, le toca a la asistente, esa digna mujer por la que puedo trabajar fuera de la casa sin que ésta se caiga a pedazos.
– Mis hijas van conmigo al súper y en lo que yo busco algo en un pasillo ellas buscan otras cosas en otros.
– Del pago no me pude librar, esto me toca a mi
– Voy al súper a una hora en la que el conserje del edificio puede subir la compra y ganarse el pasaje del día.
– Mis hijas se turnan para arreglar en la despensa y la nevera lo que hemos comprado
Esta fue la vuelta que le encontré a esta función femenina que ya muchos hombres, gracias a Dios se han atrevido a asumir valientemente.
Felicidades, esto los hace mejores seres humanos!!!
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