En su novela “Las Intermitencias de la Muerte”, José Saramago describe una situación en la que el hombre logra uno de sus grandes retos: Detener a la muerte. En un país, dentro de sus fronteras, nadie muere. Se podrán enfermar, se podrán accidentar, quebrarse todos los huesos, pero nadie muere. Esplendido, nadie muere, desde entonces a la eternidad.
Como era de esperarse, esto generó un nuevo orden. Después de la euforia, surgió el colapso de los servicios sociales, los de salud básicamente. Las funerarias quebraron y cesaron las actividades en los cementerios. Los recursos de la seguridad social se agotaron y entre otras cosas surgió la pregunta de cuál sería la edad de retiro de las personas.
El deceso no acontecía, pero el sufrimiento no desaparecía. Esto hizo que la “mano invisible de la economía” generara nuevos negocios, manejados por la mafia. Las personas con enfermedades terminales, que pudieran pagar la cara factura, eran llevadas a las fronteras del país y al cruzar las terminales lograr finalizar con la vida de las personas. Luego vendría el problema del costoso funeral y entierro, operado por el crimen organizado, lo cual tendría que ser efectuado con máxima discreción ya que la eutanasia estaba prohibida en ese país, que de paso era imposible, pues no eran efectivos ninguno de los procedimientos en un país que nadie muere. Que terrible, para los pobres, hasta a inmortalidad es un problema.
Lo que puede parecer un logro de la humanidad, se puede derivar en un desastre al retar la naturaleza y los designios divinos. La situación se hizo insostenible para el gobierno y las fuerzas vivas de aquel país. El caos fue enorme, hasta que el “hechizo”, así como llegó, desapareció, para que la vida y la muerte volvieran a su muy antiguo acuerdo.
La cantidad de personas que han emigrado de sus países de origen suman aproximadamente 240 millones de personas y la realidad retrata una novela diferente, pues la mayoría cruzan varias fronteras en busca de mejorar sus vidas, lejos de perderla. La gran ironía de la vida es que muchos la pierden en el intento.
Algunos opinan que estamos en la era de las migraciones. Los problemas económicos, políticos, religiosos y sociales que afrontan muchos países empujan a muchos de sus habitantes a cifrar sus esperanzas en buscar seguridad en las grandes economías o en naciones que ofrecen mayores oportunidades para mejorar la calidad de vida a quienes habiten en las mismas.
En la actualidad el movimiento migratorio en el viejo mundo está generando cambios en las situaciones políticas internas de los países y en la geopolítica mundial. Por ejemplo, Mark Leonard, Director del Consejo Europeo de Relaciones Exteriores, ha señalado tres tipos de potencias migratorias, que serían las siguientes: Integradoras, Intermediarias y Neocolonialistas.
Las Integradoras, el mejor ejemplo son los Estados Unidos. Es el país con mayor capacidad de asumir inmigrantes de todo el mundo y convertirlos en ciudadanos. Portugal, que antes fue colonizador ahora suple personal a sus excolonias Brasil y Angola. Israel mantiene programas de apoyo a técnicos y profesionales que deseen trabajar en ese país, en donde la población ha crecido significativamente desde 1948. Además, es el país líder en generar Start-Ups (Empresas Tecnológicas de Reciente Creación) en todo el mundo. Otro sería el no reconocido pero real Estado Islámico o ISIS por sus siglas en inglés. Según lo indicado en diversos informes personas de aproximadamente 86 países se han mudado a los territorios ocupados en Irak y Siria.
Las Intermediarias, que su posición geográfica la convierte en puente de migración y les hace importantes para los que pretender emigrar como para los países receptores. El 90% de los africanos occidentales que se arriesgan a cruzar el Mediterráneo, lo hace a través de Níger con destino a Italia como entrada a Europa. La Unión Europea (UE) le destinó 600 millones de euros de la partida de ayuda de su último presupuesto. En su momento, desde Libia, el tétrico dictador Muammar Gaddafi, indujo a la UE a facilitar ayudas ante la amenaza de dejar pasar a todo el que deseara usar su país como tránsito. Turquía es el ejemplo más palpable, actualmente es el gran centro utilizado por personas del convulso oriente medio que pretender migrar a la Europa Occidental. El gobierno turco exige y ha logrado ayudas significativas, además de que por esta condición parece que se facilitará su ansiado puesto en Bruselas.
Los Neocolonialistas, son países cuya movilidad de sus pobladores les genera acceso a mercados, tecnologías y a tener presencia en el mundo. Muchos no se quedan, vuelven, pero la mayoría invierten, crean riquezas en ambas partes. En África Subsahariana viven más de un millón de chinos. Hay más chinos fuera de China que habitantes en muchos países del mundo.
Hay 20 millones de hindús viven fuera de su país. La gran mayoría bien establecidos, por ejemplo el 10% de las empresas de Silicon Valley fueron emprendidas por personas de origen indio. Remesan aproximadamente 70 mil millones de dólares al año, más de lo que destina ese país a la educación.
En américa, por ejemplo, México, es una suerte de mezcla de Intermedia (por su uso como tránsito de muchas personas de diversas nacionalidades) y Neocolonialista con aproximadamente 35 millones de personas en los Estados Unidos. La frase atribuida al dictador Porfirio Díaz, pero que en realidad es de Nemesio García Naranjo, periodista y político mexicano: “Pobre México, tan lejos de Dios y tan cerca de los Estados Unidos”, se agiganta ante la realidad de esa particular situación.
De nuestra República Dominicana hay aproximadamente 1.8 millones de personas, sólo en Estados Unidos y en Europa 600 mil, el 23% de los 10.4 millones de habitantes. Remesan 4.8 miles de millones de dólares, el 7.4% del PIB en 2015. De ahí su peso en el ámbito económico, social y político con el voto y los Diputados de Ultramar.
Para el Sr. Leonard, citado antes, si todas las personas “que viven fuera del país donde nacieron formaran su propia “república de desarraigados”, sería el quinto país del mundo. Los Estados que controlan los flujos de migración aumentan su poder y su peso geoestratégico.”
Finalmente, todos los informes de inteligencia confirman que ISIS maneja, casi en su totalidad, el tráfico ilegal de personas desde el medio oriente a Europa. Esta es una de sus fuentes de ingresos, en adición al petróleo, gas natural, cemento, extorción, donaciones y secuestros. Esto debe llamar a la atención, pues un grupo de dominicanos estuvo o está varado en Turquía, al fracasar su plan de llegar a Grecia o Bulgaria y con esto trasladarse a un destino más occidental. Será que ISIS está operando ya desde nuestro país. Se ha informado que, supuestamente, en Haití el Islam está creciendo. Como religión el Islam no promueve la violencia sino la paz, es la interpretación de extremistas lo que hace que muchos aprecien esta religión como promotora del Terrorismo. ISIS asume el terrorismo como medio para lograr sus objetivos, aprovechan la pobreza y la exclusión para ganar adeptos. Dudo que nuestro país y Haití sean objetivos para actos terroristas, pero cuidado, las autoridades deben verificar si andan de pesca, cómo esas personas llegaron a Turquía así como en cuales circunstancias.
Es evidente que la evolución de las migraciones implica más de lo que simplemente se ve.