Uno de los mayores privilegios en mi vida ha sido conocer y compartir varias décadas con Homero Epifanio Herrera Velásquez.

Homero nació en Santiago de los Caballeros el 7 de abril de 1942. Hijo de Horacio Herrera Bonia y Elena Bonia. Tuvo ocho hermanos de dos matrimonios. Estudió en el Instituto Iberia, Escuela México y Liceo Ulises Francisco Espaillat.

Vivía en la casa No. 45 de la calle Máximo Gómez, frente a la calle popularmente conocida como del Pantalón, lugar donde se formó una tarde de octubre de 1959 el grupo “Los Panfleteros de Santiago”, ideado y fundado por Wenceslao Marcial Guillén (Wen), y compañeros de su extrema confianza, entre ellos: Rafael Fermín (Fello), Manuel Armando Bueno y Homero Herrera.

La organización revolucionaria clandestina fue conocida en su inicio como “Unión de Grupos Revolucionarios Independientes –UGRI”. Luego, tras su descubrimiento en enero de 1960 y el apresamiento de la mayoría de sus miembros, conducidos al centro de torturas La 40, de la entonces “Ciudad Trujillo”, se le llamó de manera despectiva “Los Panfleteros”, el término se le atribuye a John Abbes García (Johnny), jefe del Servicio de Inteligencia Militar (SIM).

Homero Herrera tuvo el honor de haber sido miembro destacado de tres movimientos revolucionarios: “Panfleteros de Santiago”, “Los Palmeros” y “Catorce de Junio”.

Fue uno de los tres que participaron en la creación de los volantes, “Panfletos”, contra el régimen de Rafael Leónidas Trujillo Molina, los cuales fueron distribuidos en barrios y municipios de Santiago de los Caballeros: Pueblo Nuevo, Baracoa, Los Pepines, Nibaje, Gurabo, Guazumal y Tamboril. También en la provincia de Mao Valverde y el municipio de  Esperanza.

Homero Herrera Velásquez entrevistado por Darío Nicodemo en la plaza valerio, antiguo parque Ramfis sobre la fundación del grupo de Revolucionarios de los Panfleteros de Santiago. 15 de marzo de 2014. Fotógrafo Pedro Jiddu Caba.

Homero Herrera aportó la tinta, la almohadilla y el papel para la creación del volante. Estos materiales eran propiedad de su abuelo Sergio Herrera Echavarría, antiguo Juez de Paz.

(Ver reportaje: “Panfletero publicará sus memorias”, de Ángela Peña el 5 de marzo de 2010. Suplemento Areíto, periódico Hoy).

Fue Palmero porque formó parte de ese grupo de resistencia contra el crimen y la represión del momento, como bien lo puntualizó la periodista e investigadora Ángela Peña, en la entrevista que hiciera a Homero Herrera y que tituló: “Mi lucha terminó con “Virgilio”, del 27 de marzo de 2010, publicada en el suplemento Areíto del periódico Hoy.

Fue catorcista, porque escondió en su casa parte de las armas que serían utilizadas por los guerrilleros del 14 de Junio, y que luego se llevarían al  frente Enrique Jiménez Moya del paraje Diferencia-Las Manaclas, en noviembre y diciembre de 1963.

Homero fue una persona de temperamento tranquilo, educado, inteligente, respetuoso, conversador, ameno y pausado. Solo en una ocasión lo escuché expresarse en tono enojado, y fue cuando me contó que a Manuel Armando Bueno Pérez  le habían propuesto participar en un programa de televisión de Santo Domingo, donde él debía reconocer como fundador de los Panfleteros de Santiago a alguien ajeno al  grupo, y no incluir a Homero  como uno de los tres que acompañaron a Wenceslao Marcial Guillén (Wen) en la fundación de   “Los Panfleteros en Santiago” y en la preparación de los volantes. A Homero Herrera se le llenaron los ojos de lágrimas y con rabia pronunció palabras fuera de tono. Dijo que Manuel  le había expresado al proponente que él, Manuel, no podía traicionar a Homero Herrera.

Esta revelación se produjo en la estación de gasolina Texaco, ubicada en la calle Juan Pablo Duarte, esquina Independencia de la ciudad de Santiago, lugar donde acostumbrábamos juntarnos Homero y yo.

Dos años después Homero Herrera volvió a mencionar este episodio en la galería de su residencia de la calle Constanza, esta vez nos acompañaba un amigo en común.

Con este primer artículo sobre “Las memorias de Homero Herrera”, doy inicio a una serie de publicaciones donde  abordaré revelaciones confidenciales que son de interés histórico nacional. Las mismas me las ofreció en conversatorios que sostuvimos durante 50 años de amistad incondicional.

A la muerte de su abuelo, Homero trabajó en el Juzgado de Paz de la calle Santiago Rodríguez, con Salvador Cucurullo, en el Banco de Reservas de la República Dominicana y en el Instituto de Estabilización de Precios (INESPRE).

Homero Herrera Velásquez falleció el 16 de abril de 2020,  de un paro cardiaco-respiratorio, provocado por un tumor en el pulmón  izquierdo, luego de que fuera dado de alta del hospital presidente Estrella Ureña, de Santiago.

Le sobrevive su esposa Milagros Chez y sus hijos Homero, Virginia y Daiva.