Hemos tenido una semana y media intensa, luego del atentado o intento de homicidio de David Ortiz. Se han hecho dos ruedas de prensa. La primera no dejó muy satisfecha a la gente, porque según yo leía en los diarios y escuchaba opiniones –en realidad siempre he contado que no salgo de la casa y de lo que me entero es a través de la televisión o de “radio bemba”- lo que se dijo ahí ya todo el mundo lo sabía. A “sigún”, no estaban aportando nada nuevo. También había mucha queja de que se convocó para una hora de la mañana y no fue hasta la tarde que se produjo la misma.
La segunda rueda de prensa se ofreció el pasado miércoles en horas de la tarde. En ella se encontraban los mismos actores, incluso los que componían la mesa principal, pero que no tenían ninguna función, como hacen en algunas instituciones, que hay gente que ocupan una silla, un puesto para hacer bulto, como diríamos en buen dominicano, y darle mayor lucidez y credibilidad al evento o creerse los que están que son importantes.
Me sentí muy conforme con ésta, porque ante tantas dudas pude aclarar en mi mente todas las preguntas y conjeturas que habían sembrado en mí, sobre todo que el atentado no era contra nuestro Big Papi, sino contra su amigo y tocayo, el otro David.
Me encantó la participación de nuestro Procurador. Pude percibir su preparación y su seguridad al expresarse. Su cuidada presencia. Muy buena dicción. Muy buena lectura. Pausado. Se ve que es una persona muy capacitada. Su preparación es evidente cuando es capaz de evadir preguntas y sentir que ha contestado satisfactoriamente, sobre todo, cuando en dos oportunidades le preguntaron diferentes periodistas, cómo es posible que dentro de la cárcel los internos tuvieran teléfonos móviles, que de qué manera habían llegado hasta ellos, si provenían de los familiares o de los encargados de vigilar las cárceles o cuando un periodista norteamericano le formuló una pregunta y él con mucha gallardía lo calló diciendo, “ya su pregunta está contestada”. Él salió airoso de tan impertinentes y necias preguntas, pues aunque no respondió a las mismas, dijo que están trabajando para mejorar el sistema carcelario y que nuestras cárceles son modelo para otros países de América Latina e incluso del mundo.
Eso me recordó que el presidente dijo que nuestra creciente economía y la erradicación de la pobreza, habían sido tan relevantes a nivel mundial, por lo que fue invitado a participar en una reunión en donde hasta el Papa estaba presente.
Esto nos hace pensar y debemos tener en cuenta que nuestro país avanza y es tomado como modelo para emularnos en muchos aspectos.
Lo que más me ha hecho sentir orgullosa de esta investigación es que como yo he sido siempre amante de las novelas de Agatha Christie, creo que me las leí todas en mi adolescencia, este episodio me ha parecido una fiel copia de una de sus novelas. En este caso, cada detalle va llevando al otro. En los crímenes de la autora británica, hasta un simple espejo roto o una pluma de ave, conducían hacia el autor o autores del suceso.
Me parece ver a Hércules Poirot, junto a su amigo el capitán Hastings observando, poniendo en orden cada detalle que no les cuadraba, pero que lo llevaban a una conclusión. Así con esa maestría el Director de la Policía fue describiendo los participantes y su función dentro de la trama.
Creo que solo faltó la Señorita Marple, anciana minuciosa, para que hubiera hecho sus aportes y el caso aunque se resolvió rápido, hubiera sido resuelto con mayor celeridad.
Lo importante de todo esto es que todo quedó esclarecido, que no hay que darle vueltas al asunto, porque de las investigaciones de Poirot o Miss Marple, en los crímenes de Agatha Christie, nadie dudó. Cada cual sacaba sus propias conclusiones y al final, todos felices y contentos con el desenlace, en el que el asesino no era el imaginado y en este caso, el objetivo a eliminar tampoco fue el imaginado.