Los dominicanos inventamos un eufemismo para los actos de corrupción: “indelicadezas”. Nos encanta no coger el toro por los cuernos por aquello de evitar una “corniá”. Pero, somos apresurados a juzgar sin haber mediado una investigación y una sentencia. Por ello, la noticia de que la justicia brasileña llamó a capítulo al “marqueteiro” político (en Brasil le llaman así a los mercadológos) Joao Santana para que declare en la investigación denominada Lava Jato, que investiga los actos de corrupción de Petrobras (Petróleos de Brasil) y la empresa Oderbrecht se improvisó sin conocer las investigaciones de la Policía Federal Brasieira.
Fiel a mi costumbre de buscar fuentes locales (gracias al Internet), me dirigí a la versión brasileira de El País, tratando de hacer gala de mi portuñol medio aprendido en mi estancia en Lima. En verdad que es un tema local ya que en la versión castellana no se equipara la cobertura.
La comidilla en el patio es demandar que rol tuvo Joao Santana en la denuncia de Quirino Castillo para torcerle el brazo a Leonel Fernández a lo interno del Partido de la Liberación Dominicana. Pero, no perdamos el bosque por un árbol. Dice el redactor Gil Alessi, en su artículo “Lava Jato ganha alcance internacional com João Santana e Odebrecht”. Disponible en el siguiente enlace: http://brasil.elpais.com/brasil/2016/02/26/politica/1456517201_178396.html
En Lima, la puntera Keiko Fujimori demandó que el presidente Ollanta Humala no puede dejar el país hasta que se esclarezca el pago de una coima de tres millones de dólares hechos por Oderbrecht a través de Joao Santana. Los hechos alcanzan a Angola, Argentina, Panamá, y Venezuela, incluyendo a República Dominicana. Una empresa pantalla de Oderbrecht, Kleifeld Services Ltd. Sirvió para estos “aportes” de campañas a lo largo y ancho de América Latina y el Caribe. La operación off shore Kleifeld era operada por Fernando Miggliacio, ligado a Odebrecht, preso en Suiza por querer manipular cuentas en ese país.
A pesar de tener trabando en las campañas victoriosas de Lula (2006) y Dilma Rousseff (2010 y 2014), la mayor parte de las ganancias de Mónica de Santana provinieron de servicios de marketing político prestados en el exterior de Brasil. Las cinco empresas creadas para actividades en otros países – Shellbill, Pólis América, Pólis Argentina, Pólistepeque e Pólis Caribe – facturaban al menos 340 millones de reales (moneda brasileña) en los últimos años. De acuerdo con la defensa, entre 2010 y 2014, 62,5% del total de los trabajos realizados por ellos fueron en el exterior. Ellos ayudaron a elegir a Mauricio Funes en El Salvador (2009), Danilo Medina (2012) en la República Dominicana, José Eduardo dos Santos (2012) en Angola y a Hugo Chávez y Nicolás Maduro en Venezuela (2012-2013).
Creo determinar que Shellbill fue la empresa utilizada en Dominicana. O ¿habrá sido Pólis Caribe? Cualquiera que sea, el Ministerio Público le haría un gran servicio a la sociedad brasileña y de paso a la dominicana si averigua los pasos y el entramado de “indelicadezas” producidos por los esposos Santana en nuestro país. ¿Es mucho pedir?