La conferencia titulada Las ideas políticas en la República Dominicana, dictada en Santo Domingo en enero de 1931 por Max Henríquez Ureña, fue el punto de encuadre político, diplomático y cultural que lo presentó al puesto de Canciller de la República Dominicana, luego de regresar al país con planes de integrarse a la política gubernamental del Presidente Rafael Leónidas Trujillo Molina. El anhelo que tenía nuestro intelectual de un momento como el aquél se debía a un concepto de orden jurídico-político, abrazado por un intelectual ceñido a los principios más elementales de gobernabilidad.
La democracia como fundamento de un sistema liberal de acciones políticas, era el anhelo de muchos intelectuales dominicanos influidos por la utopía que generan las ideas de bien patrio, paz, progreso, concordia y otros valores que proyecta dicho sistema en un país que como la República Dominicana, había sido gobernado bajo zozobra, inestabilidad económica y la incapacidad creada por líderes, caudillos, alianzas locales y desacuerdos civiles y militares.
Pero lo que buscaba MHU en el país, era un sistema mediante el cual se prometiera seguridad, paz y tranquilidad, justicia y oportunidad en un país devastado por guerras locales, caudillismos políticos, pobre economía y baja producción agrícola que afectaba su producción y productividad principales, en un momento en que los gobiernos de fuerza proliferaban en América Latina y el Caribe.
Venía MHU de una Cuba atravesada por huelgas, problemas sindicales, desórdenes económicos, gobiernos corruptos, bajos salarios y pocas oportunidades de trabajo. El contexto rural y urbano estaba marcado por injusticias, despilfarro, despidos laborales y otras crisis que se generaron en el trayecto de las primeras dos décadas del siglo XX.
Así pues, el planteamiento de la conferencia de MHU se centró en un encuadre político-social y cultural que partía de lo que era la colonia hasta el final del siglo XIX y comienzo del siglo XX, cuando hubo cierto auge en cuanto a las ideas políticas, culturales, económicas e históricas. De ahí la importancia de las ideas políticas que nacieron en el seno mismo de las instituciones políticas y sociales del país.
Las mismas tendencias de la política dominicana influyeron en grupos, tendencias económicas, gremios, hermandades campesinas, sociedades de ahorros, instituciones educativas y otras fuerzas socioculturales tales como sociedades de amigos que acogieron miembros y formaron a su vez núcleos de producción dirigidos a desarrollar medianas y grandes empresas en la esfera pública del país.
Los argumentos de la conferencia sobre “Las ideas políticas en la República Dominicana ” fueron explícitos desde el punto de vista histórico, político, social y cultural. Justo en el quinto párrafo de la conferencia, MHU entra en lo que es el corazón de la misma:
“…vamos a precisar qué es lo que yo entiendo por ideas políticas. Las ideas políticas son el conjunto de aspiraciones y propósitos colectivos por medio de los cuales un pueblo manifiesta su voluntad de ser; para tener ideas políticas, un pueblo necesita abrazarse a la autodeterminación. Un pueblo que mira con indiferencia su propio destino y acepta sin discusión la condición que la causalidad o la suerte le deparan, es un pueblo sin ideas políticas. Valga citar para mencionar un caso próximo, el ejemplo de Jamaica, que fue primero colonia española y después se convirtió en colonia inglesa, sin que haya brotado en su seno ninguna operación política, ni siquiera una racional autonomía: gobiérnelo quien lo gobierne ese pueblo jamás ha pensado en la autodeterminación jamás ha expresado su voluntad de ser”. (Ver, op.cit. pp. 136 y 137).
Esta definición, particularización y comprensión de las ideas políticas tiene una inscripción nuclear justificada en la acción político-social, toda vez que la voluntad de ser de un pueblo, así como la proliferación de sus ideas, se producen en el movimiento de lo social y lo político, apoyado o amparado en el derecho a ser y a la voluntad de ser donde el pueblo defiende su identidad sociocultural legítima:
“Pero la expresión de la voluntad de ser no basta para trazar todo un plan de gobierno. El pueblo exterioriza sus ideas políticas de carácter general, demostrando que prefiere tal o cual sistema de gobierno: colonia autonómica, nación independiente, monarquía o república, autocracia o democracia, oligarquía o soviet. He aquí las ideas políticas en abstracto: con ellas expresa el pueblocómo quiere ser gobernado”. (Ibídem.).
Sin embargo, según MHU, hay otra visión, otro punto de vista de las ideas políticas:
“…las que se refieren a los aspectos concretos de la vida pública; éstas no pueden ser expresadas colectivamente por los gobernados, sino que han de ser puestas en práctica por los gobernantes como expresión de esa voluntad de los gobernados”. (Ibíd. Loc.Cit).
Pero ¿Qué es lo que eligen los gobernados según MHU?
“Los gobernados eligen el sistema de gobierno que prefieren como el mejor medio de obtener el bienestar general y de cumplir los ideales de un pueblodentro de la civilización humana; los gobernantes tienen que escoger los medios de producir ese bienestar general y de realizar la función civilizadora y por eso las ideas políticas, desde el punto de vista del gobernante, no se refieren ya al sistema en sí, que el pueblo ha pre-determinado, sino a las condiciones de eficiencia en que ese sistema ha de desenvolverse para el desarrollo de las fuerzas vivas del país y la realización de los ideales nacionales”. (Ibíd. Loc.Cit,).
La concepción de la historia y la política de Max Henríquez Ureña se apoya en la democracia y en la visión liberal que influyó en toda Hispanoamérica, pero que también se propuso y justificó como modelo gubernamental y estatal, donde las elecciones eran un modo de conseguir fines sociales, prosperidad, bienestar sustentándose en el modelo liberal ilustrado, motivado por el gobernante y asumido también por los gobernados.
Las ideas políticas, en tal sentido, generan movimientos sociales, políticos, económicos y culturales, toda vez que la gobernanza propicia muchos valores, acciones y modos de vida atravesados, sin embargo, por la inequidad social, la crisis epocal y los contravalores conocidos en determinados momentos de una concepción que se presenta como democrático-liberal; lo que ha provocadocierta movilidad negativa al interior mismo de los movimientos políticos y sociales de la modernidad.
De esta manera surgen los modos de llevar a cabo los planes de gobierno. Según MHU:
“Así surgen los programas o planes de gobierno. Todo gobierno, para ser digno de tal nombre, ha de tener, no solo una política encaminada a la paz, al orden, a la libertad y a las relaciones internacionales sino también una política encaminada al engrandecimiento de la vitalidad nacional, principalmente una política pedagógica (desarrollo de la riqueza intelectual), y una política económica (desarrollo de la riqueza material). Esta política económica puede subdividirse hasta infinito, según las condiciones de cada pueblo… (Ibídem pp. 137-138).
¿Qué habrá que hacer para llevar a cabo el desarrollo de esta política económica, activada por el motor del desarrollo? ¿Cómo será la misma en el contexto de países pobres y en vías de desarrollo?
“…habrá una política agrícola (como debe haberla en pueblos como el nuestro, cuya principal fuente de riqueza es la agricultura): habrá una política industrial (que alcanza enorme desarrollo en pueblos que posean entre sus riquezas el combustible necesario a las grandes industrias, para poder competir el precio con los mercados extranjeros): habrá una política comercial (preferible para aquellos pueblos que puedan emprender ventajosamente, la bulliciosa aventura cartaginés). ¿No hubo en España, bajo la inspiración de la Gasset, una política hidráulica, consagrada a facilitar la explotación de la hulla blanca, esto es, las fuerzas de las corrientes fluviales que sustituyen a poco costo la escasez de combustible” (Ibíd. loc. pp.137-138).
La conferencia de marras se sustenta en un ideal de gobierno y orden que convertirá más tarde en dictadura y contradicción con los valores y principios de la moral y la misma práctica liberal y democrática del Estado dominicano, del que más tarde sería víctima también el intelectual y funcionario MHU. Lo que particulariza MHU en este sentido es también una comparación entre gobiernos que tienen planes y programas diferentes y que no construyen proyectos de estabilidad en todas las instancias del ideal gobierno llamado democrático que según sugiere MHU se sustenta en el derecho de los ciudadanos.Nuestro intelectual entiende que:
“…hay también gobiernos que no tienen otro plan ni otra proclama sino en el disfrute del poder, esto es gobierno sin ideas políticas que en vez de gobierno se convierten en mayordomías”. (Ibídem).
El trayecto de este tipo de gobierno implica la no deseabilidad de los gobernados y, por el contrario la deseabilidad de los gobernantes; algo que se ha hecho visible en el proceso de puesta en marcha de muchos gobiernos antidemocráticos de la América Latina y el Caribe.