Es mediante los textos elaborados por cronistas, redactores, poetas, ensayistas y otros escritores como se va formando el oficio literario en la América Hispánica. Para el pensador o escritor de lengua española en América, escribir significaba dar cuenta de una escritura, un mundo histórico y cultural, esto es, documentar por escrito las relaciones sociales, lingüísticas, religiosas, políticas, económicas y culturales.

Con la llegada de los españoles a América, se filtran o se imponen las principales ideas religiosas, filosóficas, pedagógicas y sociales que forjarán la conciencia social hispánica, los diferentes sistemas de pensamiento, las idealidades filosóficas, así como una literatura que apunta a la definición de una conciencia histórica reveladora del proceso de formación o constitución de los discursos literarios en la América Hispánica.

Las ideas literarias se afirman como campos de conocimiento e instrumentos de formación de la literatura y las culturas nacionales en América. A través de las mismas se producen las reflexiones y se estructuran los mundos ideales que servirán de base a las ideas de libertad, progreso, justicia, derecho, historia y lengua; manifiestan un dinamismo cultural donde se advierte el concepto de identidad  transformado luego en modos de vida o en identidades nacionales.

La llamada institución literaria responde en la América hispánica a las perspectivas ideales de los escritores, reveladas en sus obras. La creación literaria remitirá siempre a un orden liberal o conservador, ambos entendidos como ejes de definición en toda la literatura practicada en la América Hispánica. De ahí la importancia que le acuerda Pedro Henríquez Ureña a la formación literaria  y al pensamiento cultural en la América hispánica. (Ver Las corrientes literarias  en la  América hispánica, México, Fondo de Cultura Económica, 1949).

Escritores como José Martí, José Enrique Rodó, Andrés Bello, Eugenio María de Hostos, Juan Montalvo y Rubén Darío, entre otros, definen etapas de pensamiento y escritura que se pueden denominar: clásico-románticas; romántico-liberales; conservadora de centro; liberal de centro; democrático-cultural y popular-nacional, con sus matices ideológicos de producción.

Estas etapas definen y explican los principales ideales literarios y filosóficos en las diferentes formaciones de la literatura hispanoamericana. Existe en el marco de las ideas literarias una geografía espiritual y dialectal, así como una expresión lingüística legible y  definida en el orden de la creación literaria y en la visión de las obras escritas con un propósito temático e imaginario explícito para constituir la finalidad de lo literario. Se puede decir que existe una periodización de los principales momentos histórico-literarios desde los cuales se afirma la producción textual. En la América hispánica podrían ser los siguientes: 1992-1580, 1580-1605, 1605-1650, 1650-1700, 1700-1790, 1790-1810, 1810-1850, 1850-1900, 1900-1930, 1930-1960, 1960-1970, 1970-1980 y 1980-1990. Estos períodos visibles y propuestos desde la historia literaria y cultural iberoamericana permiten organizar criterios valorativos, teóricos, y sociocríticos en torno a la literatura producida en la América de habla española, tal y como podemos leer e muchos escritos compendiosos de Pedro Henríquez Ureña, Max Henríquez Ufeña, Alfonso Reyes, José Juan Arrom, Cedomil Goic, Ana Pizarro, Roberto González Echevarría y Enrique Pupo-Walker, entre, otros.

Para la formación de las ideas literarias, estas cronologías desarrollan elementos dinámicos de la creación literaria que suponen el desarrollo de géneros y escrituras en la América hispánica. Lo que implica un conocimiento y una producción de la literatura con una finalidad histórica y cultural determinada. (Como se puede leer en Ángel Rama: La crítica de la cultura en América Latina, Eds. Biblioteca Ayacucho, 1985).

En el mapa literario, cultural y lingüístico de la América hispánica, asistimos a la definición, formas, especies, fases, estructuras y caracteres específicos de lo literario, de suerte que a través de las obras y los escritores se revelan las principales ideas literarias que van dando forma y cohesión a las productividades y productos epocales en la América hispánica.

Se entiende que el fenómeno literario se explica en toda América, mediante los índices de pensamiento, índices de creación, índices de publicación e índices de lectura que permiten comprender la representación de las culturas continentales de lenguas. El carácter de su definición lo encontramos en el uso de la diversidad lingüística y en la forma-contenido de los textos literarios.

Se ha entendido históricamente la Literatura hispanoamericana, como un conjunto productivo e ideológico-cultural, cuyas direcciones principales se pueden advertir desde el período de la independencia, de tal manera que las diferentes formaciones literarias e ideológicas forman, en el contexto histórico, sistemas de comunicación y sistemas de información propios de las creaciones policulturales. El período colonial es la etapa histórica y formativa desde la cual el ciclo literario se convierte en significación histórica, lingüística y cultural.

El carácter estético-creacional de la literatura hispanoamericana se debe también a la condición artística del texto literario. Mediante la literatura, asistimos al carnaval, a la fiesta, a la política, a la religiosidad y a las mitologías imaginarias que promueven, desde la escritura, el autor y el lector.

La obra literaria escrita en Hispanoamérica, se concibe en la actualidad como un acto de habla o conjunto de actos de habla contextualizados. Esto quiere decir que lo literario funciona en el marco de la comunicación y principalmente en los diversos hablares de las diversas zonas dialectales o lingüísticas de América. Lo que implica un reconocimiento del lenguaje, los mitos, las estructuras sociales y mentalidades culturales.