Al referirse a la situación económica nacional o internacional, los analistas suelen buscarse patrones para explicar el comportamiento de las variables observadas y, dentro de estas observaciones, una de las que suelen suscitar más interés es la descripción de la recuperación del crecimiento.  Los comentaristas norteamericanos a menudo hacen referencia a letras para referirse a estos patrones de recuperación.  En forma de L, que no conlleva una verdadera recuperación sino una estabilización en un nivel inferior.  En forma de U, donde la estadía en el nivel inferior se mantiene cierto tiempo, pero luego se retoma un ritmo ascendente. En forma de V, que implica un rápido ascenso hasta niveles anteriormente normales y que es lo que se hubiese deseado después del confinamiento. En forma de W, cuando después de una notoria mejoría se vuelve a caer en picada para mejorar de nuevo, y que tal vez sea lo que ocurra si hay que hacer varios períodos de cese de actividades para tratar de contener la pandemia que nos azota desde principios de año.

En este 2020, en inglés, leí sobre una nueva denominación, “swoosh”, y era la forma que se empezaba a adivinar a través del seguimiento de las ventas de los restaurantes en China después de la reapertura. Los traductores electrónicos no fueron de gran ayuda, porque ponían "silbido" como equivalente.  Y si se busca la definición directamente en inglés nos encontramos, en efecto, con algo que podría ser un sonido rápido, como puede ser un silbido.  El Merriam Webster ofrece lo siguiente: “to make or move with a rushing sound//a car swooshed by”.  Llamé a mi prima cuya lengua de educación y de intercambio con su madre es el inglés y me dio una respuesta comiquísima: "Swoosh?, ¿Como que tiras todo de un lado a otro?  ¿Como los trompones de Batman y Robin? Ya te lo traduje, esa es la idea”.  Después de leer la palabra, tuve la suerte de escuchar a ciertos comentaristas y ellos explicaban que swoosh es el nombre que se le asignó al símbolo utilizado en el logo de los artículos deportivos Nike. Ahí sí se entiende de qué estamos hablando, una recuperación mejor que una L pero que no llega a V.  El segundo trazo se extiende lentamente con una inclinación ligeramente en ascenso.  Una mejoría, pero no tan rápida ni tan contundente como la desearíamos.

Con un poco más de perspectiva. aparecen las piezas que hacen referencia no solo a la diagramación de lo que está sucediendo, sino que también pretenden abordar cómo preparar esta deseada recuperación.  De hecho, tal como se está presentando el panorama, más que de la recuperación, de la reorganización.  Desde finales de abril la prensa internacional destacó la conveniencia de la aplicación de una respuesta solidaria y humanista, que viera más allá de las variables económicas.  Se incrementó la atención a una forma que había sido presentada casi diez años antes: la de la doughnut, que plantea la búsqueda de objetivos sostenibles y duraderos más que un crecimiento (falsamente) infinito, por eso la imagen de la dougnut (o toroide, en términos geométricos), que tiene círculos concéntricos dentro de los que se puede trabajar.  En esta tendencia, la visión más reciente viene de un filósofo australiano, Roman Krznaric.  Su idea es que el objetivo del crecimiento económico no es acumular para el presente y el futuro individual, sino para poder hacer un legado a nuestros descendientes.  La recuperación verdaderamente a largo plazo.