En nuestro país cualquiera piensa que puede ser político y se inventa “un Proyecto”. Artistas, peloteros, ex Generales, empresarios y personas “enganchadas” a políticos “se lanzan” constantemente en busca de distintos objetivos. A veces, esos improvisados logran “éxitos”, ofreciéndonos los peores desempeños en las funciones alcanzadas.  Pero el problema no es de los candidatos, sino de la gente que vota por ellos cuando confunde el arraigo de un líder en una faceta de la vida con su capacidad para gobernar y ejercer la política. La ignorancia de la población que sucumbe al clientelismo y la demagogia facilita esta aberración en nuestro folclor político.

Esto acontece también en el comportamiento interno de los partidos cuando entre dirigentes se desatan olas de aspiraciones y escuchan  expresiones como; “yo también tengo derecho de aspirar a ese cargo”, “mi partido gana con cualquier candidato”, “éste es mi tiempo”, etc. Dirigentes con escasas posibilidades “se lanzan” y aspiran a cualquier candidatura, aunque conscientemente comprendan su escaso arraigo popular.

Lo primero que aprende el nuevo político es la habilidad  para el engaño y esto convierte en exitosos, proyectos descabellados de ciertos candidatos incapaces, descalificados y hasta degenerados. Generalmente están conscientes de sus limitaciones, pero tienen planes. No están perdiendo el tiempo en aspiraciones inútiles de las cuales no obtendrán ningún beneficio. Si son candidatos particulares que ´”lanzan un proyecto independiente”, preparan una propuesta que se oferta a uno de los “grandes”, como objeto de subasta en una alianza electoral. La recompensa viene por el aporte electoral cuando se consigue el triunfo. En este caso, aun con muy pocos votos, si se aporta una sigla en una alianza triunfadora, es suficiente para “cobrar” su parte del pastel.

En los partidos políticos, las aspiraciones internas, además del ejercicio de un derecho democrático, tienen dos vertientes; una es la que en el peor de los casos conduce al fraccionamiento de la organización (la que aparentemente siempre afecta al PRD) y el otro es el que se hace dentro de una estrategia electoral para sumar esfuerzos a favor de candidaturas más consistentes. Esto es lo que aparenta suceder ahora con las precandidaturas que se lanzan continuamente en el PLD.

Estos “lanzamientos” de candidatos sin posibilidades dentro del PLD, solo encajan en una explicación; son avanzadas del proyecto de Leonel Fernández con miras al 2016. Si se observa cada uno de los precandidatos, son de su gente de confianza. Es probable que todo sea parte del propósito de aglutinar un buen número de peledeístas para luego volcar su apoyo al “líder indiscutido” contribuyendo a la recuperación de su recaída aceptación. Francisco Javier García, fue el principal estratega de los dos últimos triunfos de Leonel Fernández cuando dirigió esas campañas, pero… ¿es lo mismo dirigir una campaña para otro que hacerlo para sí mismo? No creo que el liderazgo se forme de ese modo. En cuanto Temístocles Montas, él debe estar consciente que la población lo reconoce como el principal artífice de la odiosa política tributaria del doctor Leonel Fernández y también de la que este gobierno impuso a fines del año pasado. Es muy improbable que tan malas credenciales en su contra, se conviertan en votos a su favor. Es obvio que ambos reconocen sus limitaciones y “están atajando para que el Príncipe arree”. Son fichas del juego de Leonel.

Leonel Fernández, como buen navegante político, se recogió cuando azotaba la tormenta de la población enfurecida en su contra. Los vendavales adversos con la puesta en evidencia del gran déficit, los onerosos contratos, la corrupción  y demás tropelías en sus gobiernos, no les permitían asomar la cabeza en la tempestad. Pocos lo defendían, pero algunos simulaban propias aspiraciones y anunciaban proyectos personales con marcados propósitos leonelistas. El León no se dormía ni en la peor adversidad. Era el activismo local sin su presencia, mientras, aislado dela tormenta, actuaba en otros foros preocupándose por su imagen internacional.

Ahora, con las aguas calmadas, siente el momento de resurgir. “El león está observando y se pondrá en movimiento”, amenazó en Puerto Plata. Se suma al esfuerzo de sus avanzadas, quienes acumulan puntos para su Príncipe. El León que amenaza de nuevo y recorre los pueblos observando los despojos de las víctimas de sus rugidos; el pueblo dominicano atropellado con altos impuesto, inseguridad, sin salud,  sin calidad de vida y con un lastre incalificable de corrupción.