Hay muchas formas en que los datos pueden engañar. Una de las más comunes es que, al hacer comparaciones internacionales, las magnitudes económicas tienen que ser convertidas a una moneda común, usualmente a dólares estadounidenses, que es la más universal de las monedas. Pero entonces entran en juego las tasas de cambio, que en cada país responden a circunstancias distintas.
Recuerdo el caso de un país asiático durante la crisis de quince años atrás, Indonesia creo, cuyo PBI per cápita en dólares se redujo a la mitad de golpe, pero fue porque el dólar se encareció mas del doble, no porque efectivamente la producción haya bajado a la mitad. Y no hay que ir tan lejos, pues en la República Dominicana el PIB en dólares bajó abruptamente en 2003 y 2004 y aumentó en el 2005, por simple efecto devaluación y revaluación de la moneda tras la crisis de Baninter.
Siempre se ha sabido que la economía más grande del mundo es la de los Estados Unidos, medida en dólares corrientes. Y esto ocurre, con mucho, desde que se convirtió en la primera potencia mundial, desde 1872 cuando superó a Inglaterra.
Ahora bien, también se sabe que en los países más ricos un dólar alcanza menos que en uno pobre, debido a que la vivienda es costosa y, al ser los salarios elevados, los servicios, como transporte, servicios personales (barberías, salones, etc.), atención médica, educación, restaurantes, etc. también son caros, cuando no los paga el Estado.
Considerando que no es lo mismo un dólar en un país que en otro, el Banco Mundial y otros organismos internacionales intentan desde hace mucho establecer una base de comparación uniforme, llamado paridad de poder adquisitivo (PPA, o PPP en inglés) para traducir las magnitudes que pueden estar afectadas por ese factor.
Al hacerlo de esa forma, resulta que los países ricos siguen siendo más ricos, pero no tanto como se creía. El PIB de la India, por ejemplo, sube mucho hasta ser el tercero del mundo, más alto que los de Japón, Alemania, Francia, Reino Unido, Brasil, Rusia e Italia, a pesar de que se creía lo contrario por su valor en dólares corrientes. Es decir, en India se produce más, pero su valor de mercado es menor porque los precios son más bajos.
Un caso más marcado es el de China. Desde hace mucho tiempo, visto el crecimiento económico y magnitud demográfica de ese país, se veía claro que tarde o temprano tendería a convertirse en la economía más grande del mundo, desplazando a los Estados Unidos, así como ya desplazó a Japón y a las grandes economías europeas. Pero aún utilizando la tradicional medición por PPA del Banco Mundial, eso no se avizoraba hasta finales de este decenio.
Ahora resulta que dicho Banco descubre que su propia medición estaba equivocada, que el valor real del yuan es mayor, por lo que el PIB chino es más alto que lo que se creía, y que dicho país pasará a ser la economía más grande del mundo este mismo año 2014. Eso no significa que los chinos sean más ricos, pues el PIB de China tiene que sustentar a 1,360 millones de habitantes, mientras que el estadounidense a solo 316 millones. Pero es un ejemplo de cómo las estadísticas suelen engañarnos.
Muchas veces creemos que los salarios chinos son anormalmente bajos. Por ejemplo, se piensa que si un trabajador dominicano gana 300 dólares al mes y uno chino 200, entonces el chino es más pobre. Totalmente falso.
Lo primero es que ni el obrero chino recibe dólares ni el dominicano tampoco. A aquel le pagan en yuan (o renminbi) y al nuestro en pesos. Habría que ver qué se compra con los renminbis recibidos en China (equivalentes a US$ 200) y qué con los pesos recibidos en la República Dominicana (equivalentes a US$300).
Aquí viene el tema de las tasas de cambio. Cuando en un país el dólar es relativamente caro, entonces ese país resulta barato en las comparaciones internacionales, y se dice que su moneda está subvaluada. Al contrario, un dólar barato significa un país caro y su moneda está sobrevaluada. Ocurre que en China su gobierno se ha encargado permanentemente de mantener su moneda subvaluada, por razones de desarrollo económico, mientras que en nuestro país se mantiene sobrevaluada, por razones de populismo.
El gobierno chino entiende que manteniendo un dólar caro consigue que los productos chinos sean baratos en el contexto mundial, impidiendo que la gente (tanto los chinos como los europeos o americanos) compre en otras partes lo que puede ser producido en China, para generar empleo y combatir la pobreza de su gente. La autoridad dominicana actúa en sentido inverso, pues entiende que con un dólar barato mantiene contenta a la clase media urbana, acostumbrada a andar en yipetas.
Es decir, con un dólar se compra mucho en China, pero muy poco aquí. Si nos atuviéramos al índice Big Mac que elabora la revista británica The Economist, con un dólar se compra en China lo que cuesta casi dos dólares en la República Dominicana. Siendo así, el salario del obrero chino es muy superior al dominicano.
Se lo digo, no se lleven mucho de las estadísticas, que son engañosas.