Al leer algunos titulares sobre la inmigración ilegal de haitianos en nuestro país, artículos que cada vez son más frecuentes, no puede uno dejar de experimentar una mezcla de sensaciones en la que salen a flote la indignación, irritación, y tristeza.
No somos ajenos a la situación de infortunio que vive el vecino país desde hace mucho tiempo, y que se agravara con el terremoto ocurrido el 12 de enero del 2010, además de otras situaciones por las que viene atravesando la depauperada nación, incluso lo ocurrido hace sólo unos días con el paso por ese territorio del Huracán Matthew, dejando un número aún no definitivo de víctimas.
Y de nuevo, de manera reiterativa, casi cayendo en la obstinación, repito que la República Dominicana no es el país llamado a hacerse cargo de la terrible situación haitiana. Esto no quiere decir que no vayamos en ayuda de esa nación, hasta el alcance de este (también pobre) país, contrariamente creo que debemos seguir siendo los primeros en ayudarlos, como ha sido hasta ahora. Me pregunto ¿porqué la Comunidad Internacional, con sus principales potencias a la cabeza, sabedora de la situación de ambos países que ocupan la isla, no acude de manera real en ayuda de Haití? ¿por qué se empecinan en darles a los haitianos más carenciados este territorio como destino, si no están dispuestos a abrirles de igual modo sus fronteras?
Hace sólo unos cuantos días vimos en la prensa que el Presidente de Panamá “pide apoyar democracia en Haití para frenar migración hacia EE.UU. ¡Por Dios! no logro explicarme esa actitud. ¿Desconoce el Presidente panameño Juan Carlos Varela, que la República Dominicana, una media isla de 48,000 kilómetros cuadrados ha sido invadida en los últimos 8 o 9 años por más de un millón y medio de haitianos? Estoy seguro que no. Sin embargo, el problema que tiene nuestro país con la inmigración haitiana ni siquiera es considerado por los países grandes de la Comunidad Internacional, ni por los gobernados por regímenes que se apegan a los intereses de aquellos. El Presidente Varela agrega que entre octubre del 2014 y septiembre del 2015, entraron a Estados Unidos por la frontera de San Diego California 339 inmigrantes haitianos, y en lo que va de este año unos 5000. Pero parece ignorar que esa cifra fácilmente cruza diariamente la frontera dominico-haitiana.
Otro titular que viene a cuento es el que reza: “Haitianos son deportados desde EE.UU. Autoridades consideran Haití ha mejorado. Agrega el artículo de marras que Estados Unidos anuncia la reanudación de las llamadas por ellos “entregas” de los inmigrantes indocumentados haitianos poniendo fin a la interrupción de las deportaciones que regía desde el terremoto de 2010. Desde abril de 2011 las autoridades migratorias estadounidenses comenzaron a “entregar” a los inmigrantes haitianos condenados por delitos graves, pues plantean una amenaza para la seguridad estadounidense.
Pero no sólo Estados Unidos está “entregando” a los haitianos, lo están haciendo Las Bahamas, Brasil, Ecuador, y Francia entre otros. Hace pocos días leímos un titular que refería: “Guyana Francesa expulsa masivamente a los haitianos” y agrega que allí se iniciaba la deportación de haitianos indocumentados, luego de que Surinam impusiera la obligatoriedad de visado para ciudadanos provenientes de Haití. Agrega la publicación, que una docena de inmigrantes haitianos en situación irregular y residentes en Guayana, departamento francés de ultramar, fueron expulsados y llevados de vuelta a Puerto Príncipe. Pero nadie le exige a estos países que renuncien a su soberano derecho de establecer su política migratoria.
Ante esta panorámica, nos hacemos la pregunta ¿por qué si las cosas han cambiado en Haití, y todas los Estados los están “entregando” a su país, la República Dominicana no puede ejercer tal derecho? ¿por qué las autoridades dominicanas no empiezan con las “entregas”? Son preguntas que se hacen los dominicanos y que esperan respuestas de autoridades de aquellos Estados pero también del nuestro.