Con frecuencia escuchamos en algunos círculos de las izquierdas levantar la idea de caminar en forma independiente de los partidos políticos que se alternan el poder. Particularmente se expresan de esta manera: “hay que dejarse de andar detrás de los partidos del sistema, de derecha”. ¿Acaso saben ellos a que se refieren?

Porque la base estructural y la amplia simpatía organizada e independiente de los revolucionarios y comunistas siempre han votado por esos partidos, especialmente por el PRD, y últimamente, por el PLD y el PRM. Se han preguntado el porqué de ese comportamiento extraño de una dirigencia y militancia forjada donde se templan el acero y el hierro.

Sobre todo, las izquierdas nunca han cultivado al electorado; por el contrario, rayos y centellas han caído, a veces, en su cuerpo. Han Rechazado participar en los certámenes electorales; las ocasiones que lo han hecho, sus resultados han sido pírricos y vergonzosos.

Los que realmente anda detrás de la derecha, como dicen, son precisamente los que levantan esa aberración. Les dejan el camino abierto a los partidos que se alternan el poder, al aislarse de los procesos electorales y no asumir una posición clara y definida que ayuden a educar en su elección a la población, presentando una alternativa diferente y potable.

Olvidan que en el capitalismo la democracia representativa es su sistema de gobierno que se alternan periódicamente. Un entramado político e ideológico sirve de base para amarrar a la población, incluyendo a los revolucionarios, en su forma de pensar y actuar en torno a las elecciones.

Los revolucionarios y comunistas no deben rechazar las elecciones como «expresión democrática» del capitalismo. Su accionar debe estar sujeta, entre otras cosas, al flujo y reflujo del proceso. Buscar la forma de insertarse en la coyuntura electoral, trabajo legal, para ganar espacio y tiempo.

Flujo y reflujo de la revolución es la clave para interpretar el momento. El que no domina estos conceptos que se dedique a otra cosa. Los cambios que requiere la sociedad necesita de hombres y mujeres que sepan comprender, actuar en consecuencia, la coyuntural en desarrollo.

El gran error histórico, entre otros, de las izquierdas ha sido ignorar los procesos electorales. Cuando los mismos son escenarios ideales para involucrarse en las arterias que le dan vida y salud al sistema. Al abandonar el espacio electoral entregan, en bandeja de plata, la voluntad y decisión de un sector de la población que siempre le ha acompañado.

El escenario electoral hay que tenerlo en cuenta en cualquier circunstancia. Ha llegado el momento de sepultar la abstención pura y simple. Así como los análisis superficiales alejado de la lucha de clases y de las contradicciones que le provocan, a los fenómenos políticos, económicos y sociales, moverse en forma permanente.

Estamos de acuerdo en conformar una fuerza política e independiente para competir, en cualquier episodio, con los partidos que se alternan el poder. Un alternativa unitaria, que recupere la confianza en la población, donde no tenga cabida el dogmatismo ni el sectarismo, tampoco la ceguera que obstaculiza percibir los fenómenos de manera objetiva.

Predisponer las actuaciones de los revolucionarios es anticientífico. La misma se debe a las circunstancias del momento. Avanzar la revolución es la prioridad, no quedarse en el camino con los caramelos capitalistas.