El populismo es simple, la democracia es compleja.- Ralf Dahrendorf.

Bajo un clima de incertidumbre, crisis económica y violencia política los hondureños celebraron sus elecciones. El nivel de partición constituye un ejemplo y referente refrescantes para la democracia en América Latina y en el mundo.

No exagero al hablar de referente debido a que un examen más preciso nos puede orientar sobre la situación política en Honduras. El informe sobre violencia política  documentado por dos observatorios. El primero de la Oficina del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos dice que: A partir de la convocatoria a elecciones primarias, en el mes de septiembre del año 2020, se dio cuenta de violencia política, habiendo recibido ellos denuncias de 63 casos, que se desagregan en 29 asesinatos, 14 ataques, 12 agresiones, 7 amenazas y secuestros.

El segundo informe del Observatorio Nacional de la Violencia de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras dice: Desde enero a la fecha dan cuenta de menos 64 políticos hondureños asesinados, siendo un fenómeno transversal a las fuerzas políticas. Balance trágico de la violencia política.

Los puestos elegibles fueron la Presidencia de la República, el Congreso Nacional, que es un órgano unicameral integrado por 128 diputados electos por un período de cuatro años, asignados por el método de representación proporcional. Completan la matricula los 20 diputados al Parlamento Centroamericano. El gobierno municipal 298 alcaldes y vicealcaldes, acompañados por un total 2092 regidores municipales.

El sistema electoral de Honduras es de mayoría simple, por lo tanto, no hay una segunda vuelta. Las elecciones del domingo pasado 28 de noviembre, los candidatos a la Presidencia eran 15; sin embargo las encuestas proyectas tres potenciales finalistas.

Los resultados proyectados (conteo lento) por el Consejo Nacional de Elecciones, es que Xiomara Castro (53.26%) Partido Libertad y Refundación ganarían las elecciones, seguido por Nasry Asfura con un  (34.18%) Partido Nacional de Honduras e Yani Rosenthal  con un (9.23%) del  Partido liberal de Honduras. Al final se impuso la candidata Xiomara Castro.

Para mí lo trascedente, lo más importantes de estas elecciones, es  el vigoroso 68.28% de participación de los hondureños; con un Padrón Electoral de más de 5,1 millones de lectores habilitados, con un 96.34% de votos válidos y 3.36% de votos nulos. Según los resultados salieron a votar los jóvenes por las opciones políticas de sus preferencias. Aquí esta el histórico y la esperanza democrática de Honduras.

Esta altísima votación en tiempo de pandemia es importante porque en Honduras el voto no es obligatorio como en Bolivia. Si comparamos la baja votación que ocurrió en Chile (50%) para las elecciones Presidenciales, el Gobierno Municipal y el Senado, el pasado noviembre, las elecciones de Honduras son  alentadoras  y oxigenan la democracia en América.

Nos toca revisar desde el campo politológico, los conceptos de quiebre democrático, democracia recesiva, parecería ser que lo más importante es la coherencia política, la fidelidad a una causa,  la competencia y apuesta por la democrática que permita la libre elección  del pueblo. Esto fortalece la democracia, porque los hondureños votaron al decir -Weber-  por una política de vocación.