A mediados del año 2005, la República Dominicana suscribió el Acuerdo de Cooperación Energética Petrocaribe como mecanismo para aliviar las presiones económicas generadas por mayores precios del petróleo a nivel internacional.

Según cifras de la Dirección General de Crédito Público (www.creditopublico.gov.do), al cierre del 2010, la deuda de la República Dominicana con Venezuela por concepto de Petrocaribe alcanzó los US$1,850 millones (18.6% de la deuda externa total). De hecho, se estima que, al cierre del 2011, Venezuela será el mayor acreedor de nuestro país, superando al Banco Interamericano de Desarrollo (BID).

Nadie puede negar que Petrocaribe ofrece condiciones extremadamente favorables para República Dominicana. Sin embargo, considerando la magnitud actual de la deuda acumulada y la elevada tasa de crecimiento de la misma me parece oportuno expresar algunas inquietudes sobre esta situación.

Primero lo primero

Lo primero que debemos entender es cómo funciona el Acuerdo Petrocaribe.

El mecanismo es bastante sencillo. Dependiendo del precio del petróleo, hay un porcentaje del costo del petróleo que compramos a Venezuela que se “reduce”. Por ejemplo, por cada barril que compramos a un precio de US$80, sólo pagamos a Venezuela US$40 (50%).

Es sumamente importante entender que los US$40 que nos “ahorramos” no representan un descuento como tal sino que esos recursos se van acumulando como una deuda de República Dominicana con Venezuela.

Esta deuda se adquiere a términos altamente favorables ya que el plazo para pagar es de 25 años con 2 años de gracia y una tasa de interés de tan sólo 1% anual. Mejores condiciones no las ofrece nadie.

En perspectiva

He podido apreciar que muchas personas tienden a exagerar las bondades del Acuerdo. Para tener la perspectiva correcta, hay que tomar en cuenta que Petrocaribe sólo financia las compras de petróleo que realizamos a Venezuela, las cuales rondan el 30-40% de la factura petrolera total.

Así las cosas, al revisar las estadísticas publicadas por los organismos oficiales, podemos apreciar que Petrocaribe ha permitido financiar, en promedio, sólo el 10% de la factura petrolera.

Aunque el porcentaje financiado no es alto, la factura petrolera del país es tan elevada que, en sólo cuatro años, la deuda por Petrocaribe ha aumentado en un 300% al pasar de US$448 millones en el 2006 hasta US$1,850 millones en el 2010.

Una cara

En base a todo lo anterior, sería imposible negar los beneficios que ha representado Petrocaribe y, al mismo tiempo, la importancia de mantener este acuerdo vigente en momentos que los precios del petróleo a nivel internacional alcanzan niveles históricamente altos.

Sin lugar a dudas, Petrocaribe ha permitido reducir el costo promedio de la deuda externa del país y ha aliviado los flujos de divisas, contribuyendo significativamente con la estabilidad cambiaria.

La otra cara

Sin embargo, sería irresponsable que, viendo la magnitud de la deuda que se está acumulando, no comencemos a cuestionarnos seriamente si, como país, estamos utilizando estos recursos de la mejor manera posible.

¿Estamos tomando las medidas que se requieren para asegurar que vamos a poder pagar esta deuda cuando llegue el momento?

Al día de hoy, lamentablemente, me atrevería a responder que no. Una parte significativa de estos recursos se han utilizado para financiar el subsidio al sector eléctrico.

Pero también creo que estamos a tiempo de tomar medidas correctivas.

Debemos TODOS comprometernos con una reducción sustancial de nuestro consumo de petróleo y, simultáneamente, con el saneamiento del sector eléctrico.