A quienes han dirigido los destinos de esta nación les interesa muy poco o nada la realidad del país. En lugar de comunicar a los ciudadanos la situación que afecta al país, dedican sus mejores esfuerzos en decir medias verdades o de plano recurrir a la ficción para mantener el control político de la población. Hace poco el presidente Medina anunció al país que la economía dominicana será la menos afectada en la región por del COVID-19, haciendo uso de un documento del Banco Mundial (BM).
Al pasar los días, las proyecciones del Banco Central (BCRD) reconocen que la economía se contraerá en el 2020 en 1%, pero el Fondo Monetario Internacional (FMI) en su más reciente Panorama Económico Mundial, revela que la economía dominicana se contraerá en 1.5% en el 2020.
La propaganda pública buscaba minimizar los efectos recesivos de la pandemia en la economía líder de América Latina. Pero la recesión provocada por el coronavirus tiene una dimensión multi-nacional gracias a la globalización de todos los mercados y por la similitud de las políticas económicas adoptadas en el mundo para enfrentar el coronavirus, lo que permite afirmar que todas las economías experimentarán contracciones en sus niveles de actividad económica. En efecto, todos los gobiernos del mundo decidieron proteger a sus poblaciones a través del aislamiento social, provocando una semiparalización de sus actividades productivas, creando desempleo, insuficiencia de demanda, reducción de beneficios, caída en la acumulación de capital y del crecimiento económico.
El FMI, en su más reciente Panorama Económico Mundial (World Economic Outlook, WEO) proyecta una contracción de la economía mundial de 3% para el 2020, y una recuperación para el año siguiente con un crecimiento de 5.8%. Se espera, que para las economías avanzadas el PIB se contraiga en 6.1% en el 2020, pero expandiéndose en 4.5% en 2021. Particularmente, la economía de los EE.UU. experimentaría una contracción de 5.9% en el 2020, y un crecimiento de 4.7% en el 2021. Igual comportamiento se proyecta para la Zona Euro cuyo ritmo de crecimiento se reduciría en 7.5% en el 2020 y su producción se recuperaría experimentando una tasa de crecimiento de 4.7% para el año siguiente.
La caída de la actividad económica en los EE.UU. y la Zona Euro, así como el distanciamiento y el aislamiento sociales afectan a la actividad turística en todo el mundo. De manera que, en el caso dominicano, los ingresos brutos del sector turístico (es decir, sin deducir sus importaciones y la repatriación de ganancias), redujeron el monto de las divisas que tradicionalmente genera y su participación en el PIB para 2020, afectando no sólo la creación de empleos (que en el 2019 era de 7.7% de la PEA) sino también su contribución al PIB que era de 6.7% en ese mismo año.
Por su parte, las economías de los países emergentes experimentarían efectos menos dramáticos sobre el crecimiento del PIB como resultado de la pandemia. En su conjunto estas economías reducirían el PIB en 1.0% durante el 2020 y tendrán una recuperación de la tasa de crecimiento del PIB de 6.6%, un porcentaje mayor al de las economías desarrolladas. Esta recuperación estaría liderada por China, India, Indonesia, Malasia, Filipinas, Tailandia y Vietnam cuyo crecimiento promedio sería de 8.1% para el 2021, según las proyecciones del FMI. Según la misma fuente, América Latina experimentaría una contracción de 5.2% en el 2020 y se espera que el crecimiento del PIB se recupere durante el 2021 y aumente el PIB a un ritmo de 3.4%. El crecimiento de la región estaría liderado por México (2.9%) y Brasil (3.0%), según proyecciones publicadas en América Latina y el Caribe ante la Pandemia COVID-19: Efectos Económicos y Sociales”, Informe Especial No. 1 COVID-19, de la Comisión Económica para la América Latina (CEPAL).
Durante este año, la contracción del nivel de actividad económica tiene implicaciones negativas sobre el nivel de empleo y las exportaciones dominicanas, debido a la contracción de las importaciones de los países desarrollados por la recesión económica experimentarán, que según el FMI, una caída de 11.5% para el 2020. Al mismo tiempo, la contracción del nivel actividad económica de los países desarrollados provocará una disminución de las exportaciones de los países de AL que el FMI proyecta en aproximadamente 9.6% para el 2020, por lo que las mismas contribuirán poco con la deseada reactivación de la economía de estos países.
Bajo las condiciones de pandemia, la Organización Mundial del Trabajo (OIT) proyecta un desempleo mundial que oscilaría en un rango entre 5.3 millones y 24.7 millones de personas. El WEO señala que para el 2020, la tasa de desempleo en los EE.UU. será de 10.4%, la cual se reduciría en 0.7% para el 2021. La tasa de empleo para los latinos (-2.1%) fue la que más se redujo dentro de los grupos minoritarios, negros (1.6%) y asiáticos (1.7%), https://www.npr.org/2020/04/22/840276956/minorities-often-work-these-jobs-they-were-among-first-to-go-in-coronavirus-layo. De la misma manera ocurriría, según proyecta el FMI, con la Zona Euro, que registraría para el 2020 un desempleo similar al de los EE.UU., tasa que se reduciría en 1.3% para el 2021. En ambos casos, la tasa de desempleo sería superior a la registrada en el 2019.
Por tanto, se espera que el desempleo de los hispanos sea mayor respecto que el resto de los demás grupos que conforman la fuerza laboral y esta pérdida de salarios reduciría el volumen de remesas desde los EE.UU. y Europa hacia la República Dominicana. El Banco Mundial (BM) proyecta una caída del 20% de las remesas a nivel mundial. Este organismo proyecta también que para los países de ingresos bajos y medianos (dentro de los cuales se encuentra República Dominicana) las remesas caerían en un 19.7% que, en términos absolutos, se reducirían a unos US$445.0 billones para el 2020 para ese grupo de países, lo que indica una pérdida de US$109 billones considerando que las remesas alcanzaron un monto de US$554.0 billones en el 2019 (https://www.bancomundial.org/es/news/press-release/2020/04/22/world-bank-predicts-sharpest-decline-of-remittances-in-recent-history).
Para América Latina y el Caribe, la contracción de las remesas será de un 19.3%, según la misma fuente. Las remesas crecerán nuevamente en el 2021 a un ritmo de 5.6%, pero no alcanzarían el nivel del 2020 de US$470 billones, por debajo del correspondiente al 2019. En el caso dominicano, partiendo de que las remesas netas recibidas este año sean iguales a las recibidas en el 2019 (US$7,294.4 millones), y si las remesas caen en el caso dominicano al mismo ritmo que para la región, entonces cabría esperar que el monto total de remesas sería de US$5,886.6 millones, lo que significa una contracción de US$1,407.8 millones. Este resultado afectaría el saldo de la balanza corriente que para el 2019 ya registraba un saldo negativo de US$1,204.9 millones, según el BCRD. Además, la disminución de las remesas profundizaría el déficit de la cuenta corriente y reduciría el consumo de las familias ya que éstas representan un 6.3% del ingreso según la ENIGH, 2007, lo que sin dudas aumentará el nivel de pobreza en el país.
Por otro lado, la inversión extranjera directa (IED) responde negativamente a la incertidumbre provocada por la recesión económica a raíz de la pandemia y de las medidas adoptadas para prevenir el contagio de la población. Según la CEPAL en 16 países de América Latina la IED cayó en 21% (https://elestimulo.com/elinteres/cepal-inversion-extranjera-directa-en-america-latina-cae-21/) debido a menores inversiones en minería e hidrocarburos.
Por lo anterior, se producirán restricciones en la oferta de dólares que pondrá mayor presión sobre las reservas del BCRD, así como sobre el tipo de cambio y seguramente replantearía la política monetaria (tasa de interés) cuyo objetivo es favorecer la flotación sucia del tipo de cambio y preservar la economía importadora y endeudada en moneda extranjera. De hecho, la moneda doméstica se ha devaluado y actualmente se vende, por ventanilla, en los bancos comerciales a RD$56.33 por un dólar americano, a pesar de la alharaca sobre la disponibilidad de reservas internacionales en el BCRD para atender al mercado cambiario.
Como resultado de la recesión mundial, los precios de las materias primas se han deprimido, tales como metales (15%), hidrocarburos (65%), gas natural (38%), deteriorando los términos de intercambio de los países productores, lo que repercutirá profundizando el déficit de la cuenta corriente de esos países. No obstante, el beneficio de la caída de precios de las materias primas sobre las economías del resto de los países de AL será limitado en la medida en que la demanda de las mismas se ha debilitado debido a la recesión.
Todos estos elementos indican que pese a los augurios de rápida recuperación económica del gobierno peledeísta, resulta claro que las políticas económicas no podrán contener la recesión de la economía dominicana independientemente de sus sólidos fundamentos propagandísticos. Fundamentalmente porque la fortaleza de la economía se cimentó en la bonanza externa, el dispendio del gasto público (corrupción) y la propaganda económica. Ahora no hay bonanza internacional, el gobierno puede gastar menos y la corrupción ha permeado todo el tejido social erigiéndose como el obstáculo fundamental al desarrollo.