Sin lugar a duda, la nueva generación de jóvenes dominicanos de los noventa, goza de mayor libertad política, mayor consumo cultural, mayor capacidad de interacción y comunicación. Tienen mayores contactos globales y diversidad cultural, sin embargo, se desenvuelven en un entorno económico e institucional de mayor incertidumbre, precariedad e inseguridad social que la generación anterior.

Los jóvenes de hoy, son los hijos de la democracia neoliberal que ha producido mayor autonomía y libertad individual, los hijos de la globalización cultural, que lo ha puesto en contacto con una diversidad de prácticas, imaginarios y experiencias culturales virtuales globales transnacionales. Con el desarrollo de las redes y las plataformas digitales (YouTube, Neflix, Spotify), se han convertidos en los mayores consumidores de los productos cinematográficos y audiovisuales globales y nacionales. Son los grandes consumidores de las industrias de la belleza; las vestimentas de modas, las marcas, la cosmética, los gimnasios, las cirugías plásticas, los tatuajes, los piercing, etc.

Pero también, la nueva generación está marcada por la cultura de la inseguridad laboral y la crisis institucional que predomina en el país. Con la implementación del modelo neoliberal en los noventa, se produjo el deterioro de las instituciones de seguridad y protección social del Estado, como son los empleos, la educación, la salud, el transporte, la seguridad ciudadana y otros servicios sociales. Los jóvenes han sido abandonados a su propia suerte, deteriorando los vínculos de protección y solidaridad social que producen orden y cohesión en la sociedad.

En la sociedad dominicana, se ha configurado la cultura de la precarización y la inseguridad social, donde los jóvenes están obligados a hacerse cargo de su propia vida, sin el apoyo del Estado y el deterioro de las institucionales tradicionales. Han tenido que convertirse en emprendedores y adherirse a los precarios trabajos informales. En la actualidad representan más del 57% del mercado informal. Constituyen más del 33% del total de los dominicanos que emigran a otros países y, si nos abstenemos a los datos de la encuesta Gallup, más del 49% de los dominicanos, sobre todos jóvenes-adultos desean emigrar, repito, por el deterioro institucional y las faltas de oportunidades laborales en el país. Y, para agravar esta situación, los últimos datos ofrecidos por la tesorería de la Seguridad Social (TSS), expresan que el 62% de los trabajadores suspendidos durante la pandemia son jóvenes con edades entre 18 y 39 años, incrementando la pobreza y, desigualdad de la juventud de los sectores populares.

Frente a estas profundas crisis estructurales que experimenta la sociedad dominicana, son los jóvenes el grupo social que mayor impacto ha estado recibiendo. Son afectados por las crisis económicas de la globalización neoliberal: el desempleo, bajos salarios, informalidad, inseguridad laboral, pobreza y desigualdad social. Por la privatización y encarecimientos de los servicios de educación, salud, vivienda, transporte y otros. Por la crisis del sistema político; la falta de legitimidad de las instituciones políticas tradicionales como el Estado y los partidos, el auge de la corrupción, la impunidad y, el déficit de participación ciudadana en la construcción de la democracia dominicana.

La nueva generación está siendo impactada por el deterioro de las reglas y las normas institucionales, creando las condiciones estructurales para el aumento de la inseguridad ciudadana, la violencia, el suicidio, la delincuencia y, otros problemas sociales.

De manera paradójica, los jóvenes, se han visto obligados a transitar entre una cultura tecnológica globalizada que fomenta el consumo cultural transnacional y la cultura dominicana tradicional. A desplazarse entre una cultura neoliberal que estructura una ética individualizada, orientada hacia la búsqueda de bienestar y la autorrealización personal y, el deterioro de las redes de apoyo y seguridad social.

Las culturas juveniles de los sectores populares están marcada por la inseguridad del presente; pobreza, violencia, delincuencia y, viven en un presente continuo por las incertidumbres sobre el futuro. Son formas de vida socioculturales que se mueven entre la libertad individual y la inseguridad social, entre el aumento de su autonomía individual y, el creciente deterioro de las políticas sociales que están llamadas a garantizar la equidad, el orden y la integración social.

En el marco de este proceso de crisis estructural y cambios culturales que experimenta la sociedad dominicana, la nueva generación está produciendo nuevas formas de vida socioculturales, nuevos códigos de comunicación, nueva manera de pensar y actuar más globales e individualizadas que, de manera paradójica, generan muchas incertidumbres y (des)construyen las culturas tradicionales.