GEORGE SOROS, el multimillonario estadounidense, le está creando muchos problemas a Benjamín Netanyahu.

Especialmente en este momento, Netanyahu no necesita nuevos problemas. Un enorme problema de corrupción relacionado con submarinos construidos en Alemania, lenta e inexorablemente, se le viene encima.

Soros es un judío húngaro, un sobreviviente del Holocausto. El partido gobernante húngaro se difundió en todo Budapest su rostro con un texto que apenas ocultaba su intención antisemita. El pecado de Soros es su apoyo a las asociaciones de derechos humanos en su antigua patria. Él hace lo mismo en Israel, aunque en una escala mucho menor. Por eso a Netanyahu tampoco le agrada.

Esto ha creado una situación incómoda. Netanyahu estaba a punto de visitar Budapest para reunirse con su homólogo húngaro Víctor Orban, que se sospecha de ser un antisemita moderado. Netanyahu lo considera un alma gemela de la derecha.

La comunidad judía húngara estaba molesta. Exigieron que Netanyahu pospusiera su visita hasta que los carteles de Soros fueran eliminados. Eventualmente, la mayoría de los carteles, aunque no todos, fueron derribados, y Netanyahu se reunió con Orban. Pero todo el episodio mostró que los intereses del Estado de Israel y los intereses de las comunidades judías de todo el mundo no son automáticamente idénticas, como los sionistas nos quieren hacer creer.

HUBO OTRO incidente antes de la reunión húngara. Unos días antes, en un acto público, Orban había alabado al almirante Miklos Horthy, el jefe del estado húngaro durante la Segunda Guerra Mundial, cuando Hungría cooperó con la Alemania nazi como toda Europa oriental (excepto Polonia, que estaba ocupada).

¿Cómo es posible que Orban alabara a Horthy en la víspera de la visita de Netanyahu?

De hecho, el papel de Horthy todavía es muy debatido. Antisemita declarado y una persona enigmática, tuvo éxito donde ningún otro líder europeo lo hizo: salvó a muchos cientos de miles de judíos desobedeciendo y engañando a Hitler.

Una de ellas fue una tía mía, que se casó con un judío húngaro en Berlín y fue deportada por los nazis a Hungría, donde sobrevivió, llegando finalmente a Palestina. Otro fue “Tommy” Lapid, un niño en Budapest que se convirtió en una personalidad famosa en Israel. Su hijo, Yair, es ahora un político que busca suplantar a Netanyahu. Probablemente él no existiría sin las complejas acciones de Horthy.

NO PUEDO resistirme a interrumpir aquí para contar una broma histórica.

Después de Pearl Harbor, Hitler y toda su pandilla de colaboradores extranjeros declararon la guerra a Estados Unidos. El embajador húngaro en Washington también fue instruido para presentar una declaración de guerra al secretario de Estado, Cordell Hull, quien decidió burlarse de él.

“Hungría, Hungría, ¿eres una república?, preguntó.

“No, señor, somos un reino”.

“¿De veras? ¿Quién es tu rey?”

“No tenemos rey, sólo un regente, el almirante Horthy”.

-“¿Un almirante? Entonces tienes una flota grande”

“No, no tenemos ninguna flota, ya que no tenemos costas. (Horthy se convirtió en un almirante durante la Primera Guerra Mundial, cuando Hungría formaba parte del imperio Austro-Húngaro que de hecho tenía una flota pequeña).

“Qué curioso.  Un reino sin rey y un almirante sin flota. ¿Por qué nos declaras la guerra? ¿Nos odian?”.

“No, odiamos a Rumania”.

“¿Por qué no declaran la guerra a Rumanía?”.

“¡Imposible! ¡Son nuestros aliados!”

SIENTO HABERME interrumpido. Volvamos a Netanyahu.

Precisamente ahora el gobierno de Netanyahu hizo dos cosas que enfurecieron a muchos judíos en todo el mundo, y especialmente en EE.UU.

Uno se refiere al Muro Occidental (anteriormente llamado el Muro de las Lamentaciones) en Jerusalén. Este es el lugar más sagrado del judaísmo.

Puesto que soy un ateo piadoso, los lugares sagrados no me hablan. Tanto más cuanto que el Muro Occidental no es realmente una parte del Templo Judío, reconstruido por el rey Herodes hace unos 2,000 años, sino sólo un muro de apoyo del gran montículo artificial de tierra sobre el cual estaba el Templo.

La última vez que estuve allí fue en 1946. La imponente pared estaba flanqueada por un carril estrecho, lo que hizo parecerlo aún más alto. Después de la guerra de 1967, todo el barrio árabe fue nivelado para dejar espacio para una gran plaza. La pared fue entregada a los ultra-ortodoxos a cambio de sus votos en la Knesset. Los hombres y las mujeres estaban separados, por supuesto.

Con el crecimiento del feminismo, esto se convirtió en un problema. Al final, se encontró un compromiso: una pequeña parte del muro fue reservada para oraciones "mixtas" de hombres y mujeres, y también para judíos "reformistas" y "conservadores", que apenas existen en Israel, pero constituyen la mayoría Entre los judíos estadounidenses.

Ahora, bajo la presión ortodoxa, Netanyahu quiere revocar este compromiso, lo que causa gran conmoción entre los judíos estadounidenses.

Como si esto no fuera suficiente, Netanyahu también quiere retirar el reconocimiento de las conversiones "reformistas" y "conservadoras" al judaísmo, dándole a los ortodoxos el derecho exclusivo de realizar conversiones en Israel.

Y como no hay separación entre el estado y la religión en Israel, una simple ley es suficiente. De hecho, las instituciones israelíes son cada vez más religiosas; tanto es así, que una nueva palabra hebrea, Hadata (aproximadamente “religiosificación”), se ha inventado.

Las instituciones judías “reformistas” y “conservadoras” en Estados Unidos no se preocupan por la ocupación, por la brutal represión de los palestinos ni por los asesinatos diarios. Ellos apoyan al gobierno israelí de cualquier modo. Pero se preocupan mucho por el muro y por las conversiones. Al igual que Ivanka Trump, los que no son judíos a menudo se convierten con el fin de casarse con los judíos, por lo cual este es un negocio importante.

TODO PARECE una contradicción inherente, y de hecho lo es.

Israel se define oficial y legalmente como un “Estado judío y democrático”. Una nueva ley está a punto de eliminar a los “demócratas” de la fórmula, y dejar a Israel sólo como un “Estado judío”. Es visto por muchos como la sede del pueblo judío mundial. Netanyahu ha declarado a menudo que él se considera el líder y el defensor de todos los judíos del mundo.

Si es así, ¿puede haber un conflicto entre los intereses de los judíos en cualquier parte y el Estado de Israel?

Puede y los ha habido desde el principio. Theodor Herzl, el fundador del sionismo y un judío húngaro, mantuvo conversaciones con los dirigentes antisemitas de la Rusia zarista y en otros lugares, prometiendo ayudar a librarlos de sus judíos y llevarlos a Palestina. Este interés común subyacía en muchas curiosas alianzas en ocasiones diversas.

Los antisemitas siempre preferían a los sionistas. Adolf Eichmann escribió en su confesión que vio a los sionistas como el “elemento valioso” del pueblo judío. Y así por el estilo.

Abraham Stern, llamado Ya’ir, un líder clandestino en la Palestina británica, se separó del Irgún y fundó un nuevo grupo (llamado la “Banda Stern” por los británicos) cuyo principal plan de política era cooperar con la Alemania nazi contra los británicos, El principio de que “el enemigo de mi enemigo es mi amigo”. Envió emisarios a las embajadas alemanas pero fue ignorado por Hitler. Finalmente, fue fusilado por los británicos.

En los primeros años de Israel, cuando David Ben-Gurion visitó por primera vez a Estados Unidos como primer ministro de Israel, fue advertido por sus ayudantes de no plantear el tema de la inmigración, para no irritar a los judíos estadounidenses cuyo dinero se necesitaba desesperadamente. Ben-Gurion tenía objeciones, pero hizo lo que dijo.

En ese momento, un amigo mío escribió un artículo humorístico sobre una comunidad de judíos inmensamente ricos en una parte remota de África, que poseía todas las minas de diamantes de su país. Cuando Israel necesitaba dinero para comprar harina para el pan del mes siguiente, el propagandista sionista más talentoso era enviado allí. Conociendo la situación desesperada de su país, el hombre dio el discurso más apasionado de su vida. Al final, ningún ojo en el salón estaba seca.

Al día siguiente el orador recibió un mensaje: “Estábamos tan conmovidos que decidimos entregar todas nuestras propiedades a los nativos e ir a Israel como pioneros”.

EL OBJETIVO declarado del sionismo es llevar a todos los judíos del mundo a Israel. El propio Herzl creía que esto, sin duda, sucedería, y en un pasaje escribió que una vez que la mayoría de los judíos hubieran llegado al estado judío, sólo ellos serían llamados judíos. Todos los judíos que eligieron no venir dejarían de ser llamados judíos y serían sólo alemanes, americanos y así sucesivamente.

Es maravilloso, pero si eso sucede, ¿quién obligará a Donald Trump y a sus sucesores a vetar todas las resoluciones de la ONU críticas a Israel? ¿Quién quedará para luchar contra los movimientos −como el BDS− que predican por un boicot a Israel?

Bueno, la vida está llena de contradicciones. Tal como lo somos nosotros.

LAS AVENTURAS húngaras de Netanyahu no terminaron con los temas de Soros y Horthy. Lejos de eso.

Mientras estuvo en Budapest, participó en una reunión a puerta cerrada con los líderes de Hungría, Polonia, Eslovaquia y la República Checa. Algunos tontos olvidaron cortar la línea a los periodistas afuera, y así de pudieron escuchar a unos 20 minutos del discurso secreto de Netanyahu.

Ante sus almas gemelas de Europa del Este, a los semi demócratas de extrema derecha, nuestro Primer Ministro abrió su corazón: los gobiernos liberales de Europa Occidental están “locos” cuando imponen condiciones a los derechos humanos en su ayuda a Israel. Se están suicidando dejando entrar en masa a los musulmanes. No se dan cuenta de que Israel es su último baluarte contra esta invasión musulmana.

En la Biblia del Sionismo, Der Judenstaat, Theodor Herzl escribió: “Para Europa constituiríamos (en Palestina) una sección de la muralla contra Asia, sirviendo como un puesto avanzado de civilización contra la barbarie”.

Estas líneas se escribieron hace 121 años, en la plenitud de la época colonial. Repetirlas hoy es, para usar el término de Netanyahu, “loco".

Cuando Netanyahu y Orban luchan contra Soros por los derechos humanos, Soros está obligado a ganar.