Creo que si algo positivo tienen los años es que nos permiten en algún momento, basados en las experiencias vividas, repensarnos como personas y tratar de enmendar errores. Visto esto he llegado a la conclusión de que existen cosas en las que ya no pierdo mi tiempo.
No pierdo mi tiempo en discusiones estériles de índole religioso sobretodo las que se manifiestan entre católicos y protestantes. Creo que el cristianismo tiene mucho más cosas que nos unen, pero insistimos en discutir las que nos dividen como resultado de interpretaciones acomodadas del texto sagrado sin ninguna relevancia para la salvación de nadie.
No gasto energía siguiendo ni defendiendo líderes, sobretodo si son políticos. Basta con leer la historia y nos daremos cuenta que los partidos han sido organizaciones destinadas a congregar sujetos que basados en el discurso de la pobreza han amasado fortunas sin que exista un sistema de consecuencias que realmente condene estos actos y demostrando que la única pobreza que pueden solucionar es la de ellos mismos a merced de perpetuar la misma pobreza para tener un público cautivo a quienes pronunciarles discursos vacíos con palabras huecas.
No cuestiono la orientación sexual de nadie, respeto y acepto cada persona tan cuál es pues cada quien tendrá que dar respuesta de sus actos y si asumimos el mismo discurso cristiano la salvación es personal. A usted no se le juzgará preguntando si fue católico, protestante o si eres heterosexual, el juicio de Dios vendrá por cuanto hemos amado y aportado para que la sociedad no sea tan injusta como es.
No invierto tiempo mi tiempo leyendo ni mirando programas faranduleros que asumen el chisme como cosa relevante a informar, entiendo que ese tipo de programaciones son parte de una estrategia para hacer prevalecer el gusto por lo irrelevante de la vida y convertir a la población en una sociedad alienada donde cobra mayor importancia la infidelidad de dos artistas que la corrupción de los políticos y empresarios de este país y resuena con energía aquella frase de Arthur Schopenhauer “el vulgo está más en armonía con la charla de los cretinos contemporáneos que con los pensamientos de los grandes espíritus del pasado”.
No me detengo a criticar a nadie por su apariencia física. Somos una sociedad cuyo código funciona al revés. Aquí el que va preso es el que denuncia al ladrón, admiramos al corrupto y cuestionamos al juez.
Por último creo que los fragmentos de una cita de Meryl Streep sintetizan de mejor manera lo que he querido decir: "Ya no tengo paciencia para algunas cosas, no porque me haya vuelto arrogante, sino simplemente porque llegué a un punto de mi vida en que no me apetece perder más tiempo con aquello que me desagrada o hiere. No tengo paciencia para el cinismo, críticas en exceso y exigencias de cualquier naturaleza. Perdí la voluntad de agradar a quien no agrado, de amar a quien no me ama y de sonreír para quien no quiere sonreírme. Ya no dedico un minuto a quien miente o quiere manipular. Decidí no convivir más con la pretensión, hipocresía, deshonestidad y elogios baratos. No soporto conflictos y comparaciones. Creo en un mundo de opuestos y por eso evito personas de carácter rígido e inflexible. En la amistad me desagrada la falta de lealtad y la traición. Las exageraciones me aburren y encima de todo ya no tengo paciencia ninguna para quien no merece mi paciencia".